Promesas Hechas. Promesas Cumplidas
Cuanto más nos acercamos a las elecciones de 2020, más evidente es que el presidente Trump está llevando a cabo su programa electoral y cumpliendo con las promesas que hizo en la campaña. Mientras los demócratas priorizan la política de bajo nivel y sus egos hinchados por encima de la voluntad del pueblo estadounidense, el presidente está desempeñando su cargo con una alta eficacia que se sustancia en resultados concretos para los ciudadanos. Los demócratas aún siguen enfadados con los resultados del 2016, y todo indica que se van a coger un rebote descomunal cuando pierdan otra vez en 2020. No es casualidad que hayan buscado la destitución de Trump desde el primer día y lo sigan intentando con argumentos descabellados (la injerencia rusa, el impeachment por el asunto de la llamada al presidente ucraniano…). Cualquier tema les vale y ninguno les dará resultado porque Trump trabaja sin descanso y con honestidad para hacer realidad los sueños e ideales de los estadounidenses.
El presidente se ha convertido en el gran defensor de los valores americanos, la familia, la dignidad de los empleos y de la promesa de prosperidad y libertad que representa este país. Trump se ha erigido en el gran baluarte del patriotismo y de la Constitución, de las instituciones democráticas y en la voz del pueblo, más allá de los lobbies, las grandes empresas y los intereses especiales.
Los demócratas, alineados con la izquierda radical socialista, han optado por intentar destruir esta presidencia en vez de colaborar lealmente para ayudar al país. Algo que pagarán en las urnas muy caro con una derrota histórica en 2020.
Los últimos tres años han sido históricos. Bajo el mandato del Presidente Trump la prosperidad estadounidense está en auge y ha beneficiado a todas las capas sociales y raciales. Los niveles de crecimiento económico, el número de propietarios de viviendas, la confianza empresarial y los salarios, han alcanzado niveles históricos que ni siquiera los demócratas pueden discutir.
Las políticas de crecimiento del presidente Trump han beneficiado a todos los estadounidenses y sus “Promesas hechas. Promesas Cumplidas” son una realidad. Prometió traer de regreso los trabajos de manufactura, y lo cumplió. Prometió renegociar acuerdos comerciales más justos con nuestros socios más cercanos, y lo cumplió. Prometió reformar nuestro sistema tributario, y lo cumplió. Prometió una defensa más fuerte, y lo cumplió. Prometió un muro en la frontera, y lo cumplió (su construcción ya es imparable). Prometió acabar con las guerras sin fin, y lo cumplió (está saliendo de las que había y evitando otras nuevas). Prometió mejorar la atención a los veteranos, y lo cumplió. Prometió más empleos, y lo cumplió.
A pesar de que los demócratas y los medios de comunicación afines a éstos han arrojado en su camino todo tipo de basura ideológica, mentiras y manipulaciones para bloquear la agenda del presidente, no lo han conseguido y están que trinan. Trump no sólo puede presentar resultados positivos, sino que además los estadounidenses están despertando en una nueva realidad en la que la igualdad de oportunidades aumenta sin importar de donde viene uno, de qué raza es, si tiene más o menos dinero o afronta más o menos dificultades en la vida.
Con el anunciado impeachment, los demócratas utilizan la Constitución para impulsar un juicio político injusto y una auténtica caza de brujas. Algo que los ciudadanos ven con claridad. Es algo inaceptable para la mayoría de los estadounidenses que sabemos que estas tácticas son el “modus operandi” de los demócratas radicales que se han hecho con el control del Partido Demócrata para destruir al presidente Trump al no poder ganar en las urnas. Un verdadero golpe de estado legislativo.
Como nación democrática históricamente ejemplar, no podemos establecer un precedente de juicio político infundado y sacudir los cimientos de nuestras instituciones democráticas por los caprichos políticos y venganzas personales de un puñado de demócratas histéricos y llenos de odio ideológico al presidente Trump y al movimiento ciudadano conservador, que les supera ampliamente en apoyos populares.
El presidente ha hecho su trabajo y ahora se enfrenta al pantano de corrupción de Washington D.C. que ya intentó que no llegara a la presidencia en 2016 y que lo intenta de nuevo ahora y hasta que llegue 2020. Los ataques que ha sufrido y sufre Trump por parte de los demócratas y los medios de comunicación progres han sido cuantiosos y encarnizados, como no hemos visto desde los tiempos de Ronald Reagan y aún peor. Abraham Lincoln ya los sufrió también, y fue otro de los mejores presidentes de la historia, al igual que Trump.
Sin embargo, estos ataques miserables por parte de la izquierda radical socialista, motivados por el odio, lo único que logran es consolidar más y más el apoyo ciudadano a la reelección del presidente Trump, hacia la que se encamina con paso firme.