Política conservadora
Cuando hablamos de política hay que conocer la realidad de las diferentes ideologías, al margen de los prejuicios, los tópicos y las manipulaciones interesadas. Es habitual la desinformación en torno a la ideología conservadora, que es tachada de retrógrada y defensora de millonarios, y la falsa creencia de que el progresismo es todo bondad, tolerancia y abrazos fraternos. Nada más lejos de la realidad. Por eso frente a citas electorales importantes, como las que se avecinan en Estados Unidos y ¿en España de nuevo?, es importante recordar los fundamentos de las políticas conservadoras, sobre las que pesa una absoluta manipulación en la mayoría de los medios de comunicación y posturas beligerantes e intolerantes en buena parte de la sociedad.
Para empezar, la ideología conservadora es esencialmente la gran defensora de las libertades y el liberalismo centrista con vocación reformadora. En Estados Unidos, es el movimiento conservador el que defiende la excepcionalidad del país, que es la garantía última de las oportunidades que disfrutan los ciudadanos. El éxito de los estadounidenses y de cuantos vienen a esta nación para prosperar, se debe en gran medida a ese excepcionalismo americano que brinda un lugar para progresar a base de trabajo, méritos personales, esfuerzo y oportunidades.
La ideología conservadora es la ideología realista, que no regala los oídos con falsas promesas ni expectativas, y que defiende la reforma de la Seguridad Social, sin que esto afecte a los jubilados o a los que están próximos a jubilarse, para conseguir preservarla para el futuro; es la ideología que abre con valentía el debate en torno a la necesidad de romper el monopolio de las universidades ya establecidas para impulsar una educación enfocada a la necesidades del mercado y del país, más práctica, abriendo la opción de que inversores privados financien la educación superior de las personas basándose en su desempeño educativo, así como permitiendo que la experiencia práctica en algunas actividades profesionales sea tan válida como pasarse horas en un aula para poder obtener un título universitario.
El conservadurismo es la ideología que se preocupa del futuro del país garantizando una seguridad nacional fuerte basada en que el país siga siendo la mayor potencia militar del mundo. Hoy vemos cómo las políticas de Obama, muy laxas a la hora de enfrentar a los radicales y las amenazas externas e internas, han propiciado que los yihadistas se hayan expandido por Siria, Irak, Yemen, Libia y otros países, incluidos los propios Estados Unidos, donde cuentan con seguidores fanatizados. Los conservadores defendemos la necesidad de encontrarlos antes de que ellos nos encuentren a nosotros y derrotarlos (liquidarlos) de forma contundente para siempre.
La ideología conservadora concede mucha importancia a la seguridad nacional, pero también a construir esa seguridad y forjarla desde las familias americanas, potenciando medidas de todo tipo que permitan un país fuerte con una sociedad plural basada en valores sólidos y no en ocurrencias políticamente correctas, como sucede tantas veces ahora. Valores como la disciplina, la superación personal, el trabajo duro, el autocontrol, el respeto a la vida de los no nacidos, la libertad religiosa, el matrimonio tradicional, la familia como eje vertebrador de la sociedad, etc. Valores que las políticas progresistas erosionan y atacan con furia.
Las políticas conservadoras defienden una política exterior firme que lidere el mundo libre, en coherencia con nuestra historia, y que defienda los intereses americanos con auténtico liderazgo; una política energética que siga permitiendo la independencia energética del país, que es la base de la prosperidad y de nuevas oportunidades de empleo. Somos los conservadores quienes defendemos una reforma de las normas éticas de los centros de poder en Washington D.C. para acabar con los abusos y la corrupción política. Y somos los conservadores los que plantamos cara al tema de la inmigración con un amplio abanico de medidas que permitan una inmigración ordenada y una asimilación eficaz; los que abogamos por revisar el Obamacare para convertir la asistencia sanitaria en un sistema justo y de calidad y no en una campaña de publicidad; los que defendemos la libertad de elección escolar y que buena parte de la educación dependa de los estados; los que defendemos la Segunda Enmienda de la Constitución y el derecho de los ciudadanos a llevar armas y defenderse…
La ideología conservadora es la única que está defendiendo que América vuelva a asumir su liderazgo y haga frente a regímenes dictatoriales como el de Irán, Cuba, Venezuela o Corea del Norte; a los terroristas del Al Qaeda o el Daesh; que volvamos a situar objetivos ambiciosos en la exploración espacial.
El movimiento conservador es el gran defensor del libre mercado y de las oportunidades reales para progresar en este país.
Cuestiones todas ellas que los votantes harían muy bien en pensar y en tener en cuenta a la hora de votar en las próximas citas electorales.