La política de ciberseguridad de Trump
La visión global y estratégica del Presidente Trump nos permite establecer las prioridades que debemos afrontar desde la Administración. Con sorprendente capacidad de anticipación, el Presidente Trump firmó una orden ejecutiva para el fortalecimiento de la ciberseguridad de las redes federales e infraestructura crítica, que incluye las redes de servicios públicos, como electricidad y agua, sistemas financieros, de salud y de telecomunicaciones, apenas un día antes de que se produjera el mayor ataque cibernético mundial con secuestro de archivos de diferentes empresas e instituciones.
Desde que ocupa el Despacho Oval, el presidente Trump ha priorizado la modernización y la toma de acciones efectivas para lograr que las redes federales, las infraestructuras críticas de la nación y el pueblo estadounidense estén mejor protegidos frente a ataques enemigos y criminales. La política cibernética de Trump impulsa los esfuerzos de esta Administración para proteger las redes federales que han sido infiltradas en repetidas ocasiones por hackers profesionales, aficionados o por Gobiernos extranjeros como China, Corea del Norte o Rusia. Es con seguridad el mayor y más serio esfuerzo en ciberdefensa para mantener protegido al gobierno federal al mismo nivel que hemos exigido al sector privado. Esto se concreta, entre otras medidas, en una propuesta de aumento del presupuesto federal de más de 1.800 millones de dólares destinados al Department of Homeland Security (DHS) para protección de redes e infraestructuras críticas y contra ciberataques.
Tal y como indica la orden ejecutiva presidencial: “La gestión eficaz de los riesgos implica algo más que la simple protección de la tecnología de la información y los datos existentes. También requiere planificación para que el mantenimiento, las mejoras y la modernización ocurran de manera coordinada y con regularidad apropiada”. Algo que hasta ahora no se ha hecho. Trump instruye así a la Oficina de Administración y Presupuesto para que se atiendan las necesidades presupuestarias inmediatas no satisfechas necesarias para gestionar el riesgo al que puedan enfrentarse las agencias federales, y establecer también un proceso regular de “revaluación”. Estas son medidas fundamentales, pero que habían estado sin atender con eficacia durante la Administración Obama. Y representa otro éxito para la gestión de Donald Trump como Presidente. Mientras otros sólo cacarean y no hacen nada, Trump actúa con determinación y pone los medios necesarios para la ciberdefensa de los Estados Unidos.
Los nuevos informes y decisiones que establece la orden ejecutiva para implementar la política de ciberseguridad son mucho más prolijos y exhaustivos de los que manejó nunca Obama, con mayor precisión en las acciones a adoptar y objetivos concretos y bien definidos, tanto en áreas de terrorismo y empresa, como de defensa, comunicaciones o sistemas militares. De entrada, el DHS compartiría, mediante avanzadas herramientas de seguridad cibernética y una defensa más asertiva de las redes gubernamentales, más información sobre incidentes de ciberseguridad con otras agencias federales y empresas del sector privado, proporcionando una respuesta más rápida a los ataques cibernéticos dirigidos contra redes federales e infraestructura crítica.
El Presidente Trump establece una revisión de las capacidades cibernéticas para detectar aquellos aspectos que necesiten ser mejorados para proteger adecuadamente la infraestructura nacional. Los nuevos poderes de los que gozará el Cibercomando, que protegerá redes militares y civiles, harán que la ciberseguridad sea más efectiva y difícil de penetrar por hackers externos y saboteadores internos. El trabajo de cifrado, para solucionar vulnerabilidades de seguridad y vigilar las redes será mucho más intenso e inaccesible para los enemigos y los hackers.
En esta tarea primordial de garantizar la cibersegruidad de la nación, empresas tecnológicas de vanguardia serán aliadas del gobierno con un mayor compromiso. Una alianza que el Presidente Trump está forjando con discreción e inteligencia, unido al reclutamiento y selección de personal tecnológico altamente cualificado para enfrentar a los hackers, redes criminales y estados enemigos, la formación de más expertos en ciberseguridad y una dotación presupuestaria adecuada. En suma, la política de ciberseguridad de Trump prioriza la modernización y actualización de los sistemas informáticos y el blindaje de los mismos con herramientas más poderosas y avanzadas, con mayores controles tecnológicos y recursos humanos más especializados y leales al país.