El Plan de Trump para reformar la educación superior
Es de todos sabido que muchos de los problemas de la sociedad actual arrancan de que generaciones enteras han sucumbido al adoctrinamiento socialista durante su paso por el sistema educativo. Para hacer frente a esta lacra que destroza la mentalidad de nuestros jóvenes, Donald Trump ha anunciado su plan para reformar la educación superior y salvar a los estudiantes de esa izquierda radical enfermiza y de esos profesores fanáticos del socialismo y el marxismo. De esta forma da la batalla en un área que es crucial para ganar el futuro y salvar Estados Unidos.
Durante muchos años, los costes de matrícula en colegios y universidades se han disparado de forma exagerada al mismo tiempo que muchos maestros se han obsesionado con adoctrinar a la juventud estadounidense en la cultura “woke” y otras idioteces de izquierda que darían risa de no ser el tema tan grave. Ahora, Trump ha marcado una nueva meta y propone un plan para detener esta locura de fanatismo socialista que destruye la sociedad por completo. Hemos llegado a un punto en el que es necesario recuperar nuestras instituciones educativas del control de la izquierda radical y un prestigio que han perdido por esta causa.
La agenda de Trump en este tema apunta tanto a los problemas culturales como económicos en la educación superior y ha señalado el sistema de acreditación universitaria como su “arma secreta” para combatir a la izquierda comunista. Se supone que los acreditadores deben asegurarse de que las escuelas no estén estafando a los estudiantes y contribuyentes, pero la realidad es que han fallado totalmente en este propósito. Cuando Trump regrese a la Casa Blanca, tiene intención de despedir a los acreditadores de la izquierda radical que han permitido que las universidades estadounidenses sean dominadas por fanáticos socialistas y marxistas. Después, se aceptarán solicitudes para nuevos acreditadores que impondrán estándares reales y de calidad educativa en las universidades una vez más y de una vez para siempre.
Nadie se atreve a hacer frente a esas mafias educativas de izquierda que se han apoderado del sistema educativo, pero Trump lo hará con determinación. Algunos de sus asesores, colaboradores y simpatizantes defendemos esta medida como una de las más importantes si queremos garantizar que Estados Unidos preserve su auténtica naturaleza y su cultura original, no infectada por el socialismo.
De acuerdo a este plan, preparado minuciosamente por expertos académicos, los nuevos acreditadores universitarios aprobados por la que sería la segunda Administración Trump, impondrán estándares que incluyen proteger la libertad de expresión; eliminar puestos administrativos inútiles que elevan los costes de forma exagerada; eliminar a todos los burócratas socialistas y marxistas que se esconden detrás de conceptos como diversidad, equidad e inclusión, para aplicar su agenda ultraizquierdista; ofrecer opciones aceleradas para obtener títulos de bajo coste, proporcionar empleo y servicios profesionales de alto valor; implementar exámenes de ingreso y egreso de la universidad para demostrar que los estudiantes realmente están aprendiendo y obteniendo el valor del dinero invertido.
Además, el plan de Trump contempla ordenar al Departamento de Justicia que investigue casos de abusos de derechos civiles en escuelas que practican la discriminación racial y que persisten en la discriminación explícita e ilegal bajo el pretexto de la equidad. Las escuelas que continúen haciéndolo se verán expuestas a ser gravadas y castigadas en sus dotaciones económicas y serán multadas hasta por el monto total de su dotación, que se utilizará como «restitución» para las víctimas afectadas en cada caso.
Hasta ahora, las universidades han obtenido miles de millones de dólares de los contribuyentes, y el plan se propone eliminar el fanatismo antiestadounidense y el revisionismo histórico que se ha infiltrado en ellas de la mano de profesores radicales de izquierda de una vez por todas. De la mano de Trump tendremos de nuevo una educación real y de calidad en Estados Unidos, sin las memeces “woke” y otras bobadas socialistas.
La educación es el nuevo compromiso de Trump, que ya se destacó en su primer mandato al apoyar la protección de la libertad de expresión en los campus universitarios cuando firmó una orden ejecutiva en 2019 mediante la cual se retiraban los fondos federales de investigación de las escuelas que no respaldaran el derecho de todos a pensar, opinar y hablar libremente.
Trump recuperará una vez más lo mejor de la educación que hizo a Estados Unidos una gran nación.