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Las leyendas indias

Los mandamientos indios

Trata la Tierra y a todo lo que hay en ella con respeto.

Muestra gran respeto por tu semejante.

Trabaja junto para el beneficio de toda la Humanidad.

Da asistencia y cariño donde se necesite.

Haz lo que creas que está bien.

Mira después el bienestar del cuerpo y la mente.

Dedica una parte de tus esfuerzos al bien común.

Sé sincero y honesto siempre.

Hazte responsable de tus actos.

Jefe Nube Blanca

«Oh, Gran Espíritu que brilla en el cielo; guíanos por el camino de la paz y del entendimiento. Déjanos vivir juntos como hermanos y hermanas»

Oración India

Cada uno de nosotros ha sido puesto en este tiempo y este lugar para decidir personalmente el futuro de la humanidad. ¿Creías que estabas aquí para algo menos importante?

Arvol Looking Horse, jefe de la nación lakota

La leyenda india del atrapasueños

Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esta visión Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría apareció en la forma de una araña. Iktomi le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderes espirituales de los Lakotas podían entender.

Mientras le hablaba Iktomi, la araña tomo un aro de sauce, el de mayor edad, también tenía plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña.

Él habla con el anciano acerca de los círculos de la vida, de como empezamos la vida como bebes y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, finalmente nosotros vamos a la ancianidad, donde nosotros debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes completando el circulo.

Pero Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red, en cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras en las buenas fuerzas ellas te guiaran en la dirección correcta. Pero si tu escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en la dirección equivocada.

El continuo, ahí hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza.

También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas.
Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro.

Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano Lakota, la red y le dijo: ve la telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones.

Si tú crees en el gran espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero.

El anciano Lakota, le pasó su visión a su gente y ahora los indios Siux usan el atrapasueños como la red de su vida, que se cuelga encima de las camas y en las casas para escudriñar sueños y visiones.

Lo bueno de los sueños es capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de los sueños escapa a través del agujero en el centro de la red y no será más parte de ellos.

Los Sioux creen que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro.

La leyenda del Búfalo

Hace mucho tiempo, cuando el mundo era muy joven, el búfalo no tenía joroba. Él obtuvo su joroba un verano, por su crueldad con los pájaros. Al búfalo le gustaba correr por las praderas por placer. Los zorros corrían delante de él y avisaban a los animales pequeños que su jefe, el búfalo, venía.

Un día, cuando el búfalo corría por las praderas, se dirigió hacia donde viven los pequeños pájaros que anidan en el suelo. Los pájaros avisaron al búfalo y a los zorros que iban en la dirección donde tenían sus nidos, pero nadie, ni los zorros, ni el búfalo, les pusieron atención.

El búfalo, corrió y pisoteó bajo sus pesadas patas los nidos de los pájaros; incluso, cuando escuchó a los pájaros llorando, siguió corriendo sin parar.

Nadie sabía que Nanabozho estaba cerca. Pero Nanabozho se enteró de la desgracia sucedida con los nidos de los pájaros y sintió pena por ellos. Corrió, se plantó delante del búfalo y los zorros y los hizo parar. Con su bastón golpeó fuertemente al búfalo en los hombros. El búfalo, temiendo recibir otro golpe, escondió la cabeza entre sus hombros. Pero Nanabozho solamente dijo: «Tú, a partir de hoy, siempre llevarás una joroba sobre tus hombros. Y llevarás la cabeza gacha por vergüenza.»

Los zorros corrieron para escapar de Nanabozho, escarbaron agujeros en el suelo y se escondieron dentro. Pero Nanabozho los encontró y les castigó: «Por ser crueles con los pájaros, siempre viviréis en el frío suelo». Desde entonces, los zorros tienen sus madrigueras en agujeros en el suelo y los búfalos tienen joroba.

La muchacha y los lobos

Leyenda dakota

Una doncella dakota se casó con un hombre que le prometió amarla y respetarla, pero que no cumplió su palabra. Era un hombre sin juicio que le pegaba con frecuencia. En medio de la desesperación que le producían los malos tratos que recibía, la muchacha se marchó de casa. Fue imposible encontrarla. Ni un sólo rastro de ella fue encontrado por quienes, durante días y días, intentaron averiguar su paradero.

La muchacha dakota vagó por los bosques durante varios días hasta que una mañana se encontró con un hombre, al que preguntó quién era. Ella no lo sabía, pero no se trataba de un ser humano sino del jefe de los lobos. «Ven conmigo», le dijo; y la llevó a una enorme aldea en la que habitaba una gran cantidad de lobos: lobos blancos y negros, grises, y coyotes. El jefe de los lobos llevó a la joven aun gran tipi y la invitó a entrar. Le preguntó que deseaba comer. «Carne de búfalo», le respondió la muchacha. El jefe lobo llamó a dos coyotes y les ordenó que trajeran lo que había pedido la muchacha.

Los coyotes se marcharon y al cabo de unas horas regresaron con un cuarto delantero de búfalo joven, recién cazado. «¿Cómo lo preparas para comerlo?», preguntó a la joven dakota el jefe de los lobos. «Lo hiervo», contestó ella. El jefe llamó nuevamente a los dos coyotes, que tras recibir las instrucciones regresaron con un pequeño fardo que contenía pedernal, eslabón y yesca, los enseres necesarios para encender el fuego, que debían haber robado de algún campamento. «¿Cómo preparas la carne?», le preguntó el jefe lobo. «La corto en rodajas», le explicó la joven. Una vez más, los coyotes se encargaron de traer un cuchillo en su funda, y la muchacha cortó la carne de búfalo y comió hasta recuperar las energías perdidas durante su camino por los bosques.

Los lobos eran muy amables con la muchacha y ella se sentía cómoda en su compañía. Así, transcurrieron muchos meses. Una mañana el jefe de los lobos le dijo: «Tu pueblo ha salido a cazar búfalos y mañana al mediodía llegarán aquí. Tienes que salir a su encuentro o caerán sobre nosotros y nos matarán». A la mañana siguiente, casi al mediodía, la muchacha subió a una loma próxima al campamento de los lobos y vio avanzar hacia ella a algunos jóvenes guerreros a caballo. Se puso en pie y alzó las manos para que los guerreros la vieran. Los jóvenes se preguntaron quién sería y cuando se acercaron a ella la observaron con atención. «Hace un año perdimos a una joven; i sí, eres tú! ¿Dónde has estado?», le preguntaron los guerreros. «He estado en la aldea de los lobos. No les hagáis daño», contestó la muchacha. «Iremos a decírselo ala gente del pueblo», dijeron ellos. «Mañana al mediodía regresaremos para reunirnos contigo». Al día siguiente la muchacha volvió a subir a una loma próxima, distinta a la del día anterior. Desde allí vio como la gente del campamento avanzaba en una larga hilera por la pradera: primero iban los guerreros, y detrás las mujeres y las tiendas.

El padre y la madre de la muchacha estallaron de júbilo al ver a su hija. Pero cuando se le acercaron, la joven se desmayó, pues no soportaba el olor de los humanos. Al recuperarse, dijo: «Tenéis que ir a cazar búfalos, mi padre y todos los cazadores. Volved mañana y traed las lenguas y los trozos escogidos dela matanza». El padre prometió hacerlo; y todos los hombres del campamento montaron sus caballos e hicieron una gran cacería. y al día siguiente, regresaron con los caballos cargados de carne de búfalo. La joven les mandó colocar la carne amontonada entre dos colinas que les señaló. Era tanta la carne, que la cima de las dos colinas quedaba a la misma altura que la pila de carne. En el centro del montón de carne, la joven plantó un palo con una bandera roja. y luego lanzó un gran aullido, como los lobos. En pocos segundos, toda la tierra se cubrió de lobos, que se lanzaron ávidamente sobre la carne y en poco tiempo devoraron hasta el último trozo de carne de búfalo. La muchacha dakota se reunió entonces con su pueblo. Su esposo le pidió que volviera a vivir con él. Ella se resistió durante un tiempo. Pero al final, se reconciliaron.

«El Amor, el Individuo y la Pareja»

Leyenda Sioux

Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

– Nos amamos -empezó el joven.
– Y nos vamos a casar -dijo ella.
– Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
– Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
– Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
– Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
– Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
– Hay algo… -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
– No importa -dijeron los dos.
– Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
– Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.

– Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… salgan ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

– Volaban alto? -preguntó el brujo.
– Sí, sin dudas. Como lo pediste… ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
– No -dijo el viejo.
– Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
– No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.

El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritados por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

– Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, «vuelen juntos pero jamás atados».

Mitología india

Los nativos americanos no rezaban a un único Dios, ellos creían que el Sol, las estrellas, los pájaros, los mamíferos o las rocas, formaban parte de su Dios. Aquí podéis leer la simbología animal en la que creían los indios norteamericanos y su significado místico.

Mamíferos

ALCE

Lo mismo que el ciervo y poderoso protector de las mujeres. Si una mujer necesitaba ayuda rezaban al alce para pedirle consejo.

ANTÍLOPE

El antílope significa mensajero o guía de los humanos. Por ejemplo, si un indio se encontraba en un cruce de caminos solo se tendría que fijar  en cual camino había huellas de antílope y ese camino era el correcto.
Si te encontrabas dos antílopes luchando eso significaba que la persona que veía esa lucha tendría conflictos con amigos o familiares.

ARDILLA

Un mal signo pero un animal simpático. Algunas tribus especialmente los Shoshones creían que era un animal medicina y le pedían ayuda para combatir enfermedades. Por lo contrario otras tribus pensaban que eran mensajeros de la muerte.

BUFALO / BISONTE

Un buen signo, aparte de ser la dieta básica de muchas tribus, era considerado como un dios con fuertes poderes y mensajero de fuerza y supervivencia de las tribus de las llanuras. Es una de las esencias de la cultura india y una de las bases de su espiritualidad.

COMADREJA

Considerado un magnifico augurio. Travieso, sabio y veloz, buen amigo en las travesías, aparte de protector y de traer buena suerte.

CASTOR

Este animal tiene múltiples lecturas. Conlleva poderes buenos pero también conflictos y confusión. También significa trabajador inteligencia y independiente.

COYOTE

Este animal es uno de los mas antiguos signos dentro de la cultura mística de los Nativos. Esta lleno de magia, poderes especiales y sabiduría. También dependiendo de donde se vea el coyote hay que tener  cuidado,  puede ser una trampa.

CIERVO

Un buen signo con buenos poderes y mensajero de noticias buenas y malas. Si una mujer veía un ciervo significaba que pronto tendría un hijo, si un hombre veía a este animal en un campo de batalla quería decir que moriría en esa batalla. Normalmente el ciervo esta muy relacionado con el mundo de la mujer india.

LOBO

El lobo esta considerado un magnifico signo, protector, buen cazador, sabio, independiente, con valor pero algo misterioso. Los europeos que llegaron a América lo consideraban todo lo contrario y fue casi exterminado. Animal sagrado de la mitología india. Muchas tribus formaban clanes y bandas con el nombre de lobo, o lo llevaban como nombre propio.

MAPACHE

Es un buen signo, protector, inteligente . Usado para combatir escasez de comida y como ayuda en la caza. si un indio llevaba este nombre significaba que era un hombre que se podía confiar.

MOFETA

Un mal signo y lleno de malos poderes (aparte de olores). Traía conflictos, enfermedades y mala suerte. Relacionado con la maldad y los malos augurios.

NUTRIA

Un buen augurio, representa  felicidad, belleza, buena suerte y salud.

OSO

El Oso es siempre un buen signo, de valor y de poderes especiales. Representa sabiduría, intuición, y poderes curativos.

PANTERA

Un mal signo para algunas tribus y bueno para otras. Las que lo consideraban mal augurio pensaban que eran perseguidos física y mentalmente por el enemigo. Las tribus que lo consideraban bueno pensaban que era signo de buena caza y de protección contra el enemigo.

PUERCOESPIN

Usualmente trae mensajes relacionados con la cosecha o la caza.

TEJÓN

El Tejón es un buen signo, de protección, pero mal augurio si lo vez viajando en un vehículo. Del Tejón se obtenía medicinas, o amuletos de protección contra los malos espíritus.

ZORRO

Un mal signo de lo peor, mensajero de peligros, enfermedades y posiblemente de muerte. Algunos chamanes usaban el poder del zorro para ahuyentar a la muerte.

Aves

ÁGUILA

Otro animal sagrado de la cultura india. Es un signo de buena suerte. El águila para los indios era portador de protección, sabiduría y riqueza. Si un indio rezaba y un águila se posaba cerca de él, esto significaba que sus plegarias habían sido escuchadas. Este animal era el mensajero directo del dios único indio.

ÁGUILA PESCADORA

Un magnifico animal, fuerte y veloz, pero un malísimo símbolo. Indicador de peligros inminentes y accidentes mortales.

BUITRE

Estos animales son un pésimo signo para los indios, eran portadores de desgracias y problemas para las gentes. Además de ser una señal de muerte.

COLIBRÍ

El colibrí es un magnifico símbolo. Relacionado con el mundo femenino. Mensajero de buenas noticias y protector en las largas travesías.

URRACA

Una ayuda muy apreciada para grandes travesías. Las urracas avisaban a los indios de posibles peligros y/o obstáculos del camino.

CODORNICES

Simbolizaba la llegada de un familiar o amigo. También era un signo de ayuda. Por ejemplo si un indio se encontraba en peligro la visión de estas aves quería decir que un amigo iba en su ayuda.

CUERVO

Aunque parezca mentira el cuervo era un buen signo pero con múltiples significados. Dependiendo del lugar de visión o lo que llevara en el pico era un buen o mal signo.
También eran utilizados para combatir los malos espíritus.

GAVIOTAS

Simboliza la llegada de hambruna y malas condiciones de vida.

LECHUZA

Estas aves eran un mal augurio para los indios. Simboliza poder pero negativo. Utilizado por muchos chamanes y jefes de clanes para aumentar su poder y su grandeza sólo para su provecho. También es un signo de Muerte.

PAVO

Signo de arrogancia y autoestima. Si un indio veía un pavo antes de la visita de un visitante significaba que esta persona era nerviosa, arrogante y indecisa. Las plumas de pavo eran altamente valoradas en los regalos ceremoniales.

PÁJARO CARPINTERO

Símbolo de salud, buena suerte y felicidad. Los indios tenían la costumbre de que cuando oían un pájaro carpintero golpear con su pico un árbol hacían tres palmas y pedían un deseo.

Reptiles

CAIMÁN

Este animal era un mal signo. Los indios creían que eran enviados por alguien para matarlos,  usado generalmente por chamanes.

RANA

Estos pequeños animales eran una especie de duendes para muchas tribus. Considerados como curativos y signos de fortuna. Las ranas eran los mensajeros de la lluvia y conocedores del poder del agua.

LAGARTO

Muchos lagartos son inofensivos pero muy apreciados como intermediarios entre el mundo material y el espiritual. Estos reptiles aparecían en sueños para enviar mensajes. También creían que eran enviados para espiar a otras personas. Los lagartos pequeños eran protectores de los niños.

SERPIENTE

Las serpientes poseían  la sabiduría de la naturaleza y al igual que ésta, tenían buenos y malos poderes. Consideradas como protectores, animales medicina y  buena suerte. Los indios las rezaban para pedir la curación de un ser querido.

Dentro de las diversas serpientes norteamericanas, hay algunas que destacan dentro se la simbología india:

SERPIENTE TORO

Sus poderes eran usados contra otras personas, especialmente durante los juegos o retos.

SERPIENTE CASCABEL

Dentro de esta variedad hay dos tipos, la cascabel blanca (buena) y la cascabel negra (mala). La usaban especialmente para pedir buena caza, valor, y protección.

VÍBORA

Utilizada como enlace entre el hombre y la naturaleza vía sueños o visiones. También utilizada para pedir protección en la caza. Y enviada para matar a otras personas.

SERPIENTE CORAL

Un símbolo muy malo, aparte de ser unas de las serpientes más venenosas. Los Nativos americanos no podían matarla, sólo pedirle que se quitara de su camino.  Especialmente usada para atacar posibles «amantes».

TORTUGA

Buen signo y con buenos poderes. La tortuga era considerada muy sagrada  entre muchas tribus norteamericanas. Protector  de la salud. Algunas tribus no podían comer carne de tortuga, al considerar que traía mala suerte. Pero el caparazón era un buen regalo para pedir la mano de una mujer.

Insectos

ABEJA

Las abejas conectan con el mundo sexual. Mensajeras de fertilidad, del amor y la protección.

ARAÑA

También considerada mensajera y buen signo, exceptuando a las venenosas (araña negra, tarántula, etc.). Señal de que alguien está diciendo cosas falsas sobre tu persona.

CUCARACHA

Un pésimo símbolo para la cultura india. Signo de enfermedades y suciedad. Pero también considerada un tenaz animal, signo de supervivencia.

ESCARABAJO

Usado por los chamanes para traer cambios de tiempo, ya fuera tormentoso o soleado. También simboliza avisos de ataques de otras tribus.

GARRAPATA

Los indios pensaban que estos insectos indicaban enfermedades y graves incendios forestales. Considerada portadora de malos espíritus y enfermedades.

GRILLO

Símbolo de malos poderes. Especialmente en zonas donde no abundan, se consideraban signo de malos deseos y peligros. Y en donde abundaban, eran considerados buen signo.

HORMIGA

Representa fortaleza, inteligencia y poderes mentales. Los indios pensaban que los terremotos eran producidos por una gran hormiga negra.

LUCIÉRNAGA

Mensajeras del mundo espiritual. Y señal de que un espíritu rondaba cerca.

MARIPOSA

Considerada un animal muy espiritual y signo de presencia de buenos espíritus. Símbolo de cambios, armonía, belleza y paz.

MOSCA

Usado para llevar enfermedades y pestilencia hacia otras tribus.

SALTAMONTES

Es signo de problemas con la cosecha. Sequía y calor.

Carta del Jefe Seattle

La carta del Jefe  Seattle es uno de los documentos más importantes de la Historia nativa norteamericana, y tuvo una amplia difusión.

En ella daba respuesta a una oferta planteada por el presidente de los EE.UU., Franklin Pierce, en1854, mediante la cual el Gobierno se comprometía a comprarle a la tribu  suwamish  (Dewamish) los territorios del noroeste (que actualmente forman parte del Estado de Washington). A cambio, prometía crearles una «reserva”.

A principios de la década de los  setenta, el  guionista de cine, Ted Perry, basándose en un texto que el Jefe  Seattle había pronunciado,  algunas de cuyas frases se conservaron a través del tiempo, redactó una declaración de perfil ecologista, con grandes dosis de  lirismo y expresividad. Esta declaración se utilizó en el  documental “Home” para la televisión; los responsables ocultaron la autoría de Ted Perry, que actuó como un “ghostwriter”, para concederle más fuerza al mensaje.

En la declaración del Jefe Seattle había, ante todo, una comparación entre la religiosidad y espiritualidad nativa y la cristiana de los colonos, pero Ted Perry incorporó un  discurso ecologista.

La única versión de las palabras del Jefe Seattle fueron las que transcribió y tradujo al inglés un tal “Dr. Smith”, publicadas en el periódico local, Seattle Sunday Star, en 1887, treinta y dos años después de que las pronunciara el jefe Seattle.

Algunos párrafos de la versión Smith se pueden encontrar en la versión de Ted Perry, por ejemplo en: “Para nosotros, las cenizas de nuestros antepasados son sagradas y su lugar de reposo es terreno reverenciado. Ustedes se alejan de las tumbas de sus antepasados aparentemente sin pena”.

Debido a las dudas sobre el original auténtico, han proliferado las distintas versiones de la carta del Jefe Seattle; a continuación se pueden leer dos versiones, la de Ted Perry y la del “Doctor Smith”, que recoge más fielmente el mensaje del jefe Seattle, y habla también del enfrentamiento cultural y espiritual.

CARTA JEFE SEATTLE (Versión Ted Perry)

El Gran Jefe Blanco en Washington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.

Pero… ¿Quién puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa idea es para nosotros extraña. Ni el frescor del aire, ni el brillo del agua son nuestros. ¿Cómo podría alguien comprarlos? Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos? Aún así, trataremos de tomar una decisión.

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se alejan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el cuerpo sudoroso del potro y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos.

Él ha enviado máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo, y con ellas se construyen grandes poblados. Él hace que vuestra gente sea, día a día, más numerosa. Pronto invadiréis la tierra, como ríos que se desbordan desde las gargantas montañosas, como una inesperada lluvia. Mi pueblo, sin embargo, es como una corriente desbordada, pero sin retorno. No, nosotros somos razas diferentes. Nuestros hijos y los vuestros no juegan juntos, y vuestros ancianos y los nuestros no cuentan las mismas historias. Dios os es favorable, y nosotros nos sentimos huérfanos.

Aun así, meditaremos sobre vuestra oferta de comprarnos la tierra. No será fácil, porque esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Mi gente siempre se ha apartado del ambicioso hombre blanco, igual que la niebla matinal en los montes cede ante el sol naciente. Las cenizas de nuestros antepasados, sus tumbas, son tierra santa, y por eso estas colinas, estos árboles, esta parte del mundo, nos es sagrado. Nuestras costumbres son diferentes. Tal vez sea porque soy un salvaje que no comprendo.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir de las alas de un insecto. Tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo.

El ruido de vuestras ciudades es un insulto para el oído de mi gente y me pregunto, ¿qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o el diálogo nocturno de las ranas en un estanque?

Mi pueblo prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de gran valor para nosotros, pues todas las cosas participan del mismo aliento: el animal, el árbol, el hombre, todos. El hombre blanco parece no dar importancia al aire que respira, a semejanza de un hombre muerto desde hace varios días, que es insensible a su propio hedor. Pero, si os vendemos nuestra tierra, no olvidéis que tenemos al aire en gran estima, que el aire comparte su espíritu con la vida entera. El viento dio a nuestros padres el primer aliento, y recibirá el último. Y el viento también insuflará la vida a nuestros hijos. Y si os vendiéramos nuestra tierra, tendríais que cuidar del aire como un tesoro y cuidar la tierra como un lugar donde también el hombre blanco sepa que el viento sopla suavemente sobre la hierba en la pradera.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré otra condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros apenas sacrificamos para protegernos y alimentarnos.

¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de nuestros abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Nuestros muertos siguen viviendo entre las dulces aguas de los ríos, y regresan con cada suave paso de la Primavera, y sus almas van con el viento que sopla, rizando la superficie del lago. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo.

Podéis pensar que ahora Dios os pertenece, de igual manera que hoy deseáis que nuestras tierras sean vuestras. Pero Él es el Dios de todos los hombres y su amparo alcanza a mi gente y a la vuestra.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de nuestro terruño, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre piel roja.

Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar [telégrafos].

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.

CARTA JEFE SEATTLE (Versión Dr. Smith)

He allí el cielo que ha llorado lágrimas de compasión sobre mi pueblo durante incontables siglos y que, aunque nos pueda parecer inmutable y eterno, puede cambiar. Hoy está despejado. Mañana puede estar encapotado con nubes.

Mis palabras son como las estrellas que nunca cambian. Cualquier cosa que diga Seattle, el gran jefe en Washington puede confiar en ello tanto como él pueda confiar en el regreso del sol o de las estaciones.

El jefe blanco dice que el Gran Jefe en Washington nos envía saludos de amistad y buena voluntad. Esto es muy amable de su parte ya que sabemos que él necesita poco de nuestra amistad. Son muchas sus gentes. Son como la hierba que cubre vastas praderas. Mi gente es poca. Se asemejan a los pocos árboles que se encuentran esparcidos en una pradera azotada por una tormenta. El gran, y presumo – buen, Jefe Blanco dice que desea comprar nuestra tierra pero que, al mismo tiempo, nos deja suficiente para que vivamos confortablemente. Verdaderamente esto parece ser justo, y aún generoso, ya que el Hombre Rojo no tiene más derechos que él necesite respetar, y la oferta también parece ser sabia ya que no necesitamos más un territorio extenso.

Hubo un tiempo en el que nuestra gente cubría la tierra como las olas en un mar encrespado por el viento cubren el fondo cubierto de conchas, pero ese tiempo hace mucho que desapareció junto con la grandeza de las tribus que ahora son apenas un recuerdo doloroso. No trataré el tema, ni lloraré sobre eso, de nuestra desaparición a tiempo, ni voy a reprochar mis hermanos cara pálida con haberla acelerado, porque también nosotros somos en algo responsables de ella.

La juventud es impulsiva. Cuando nuestros jóvenes se enojan por alguna injusticia real o imaginaria, y se desfiguran sus caras con pintura negra, denotan que sus corazones son negros, y que con frecuencia son crueles e implacables, y nuestros viejos y viejas son incapaces de moderarlos. Así siempre ha sido. Así fue cuando el hombre blanco empezó a empujar a nuestros antepasados hacia el oeste. Pero esperemos que nunca regresen las hostilidades entre nosotros. Tendríamos todo que perder y nada que ganar. Los jóvenes consideran como ganancia a la venganza, aún al costo de sus propias vidas, pero los viejos [que permanecen] en casa en momentos de guerra, y las madres que tienen hijos que perder, saben que no es así.

Nuestro buen padre en Washington—ya que presumo que ahora es nuestro padre al igual que suyo, ya que el Rey George ha movido sus fronteras más hacia el norte—nuestro gran y buen padre, digo, nos envía el mensaje de que si hacemos como él desea, él nos protegerá. Sus bravos guerreros serán para nosotros como una erizada pared de fortaleza, y sus maravillosos barcos de guerra llenarán nuestros puertos, para que nuestros antiguos enemigos más al norte—los Haidas y Tsimshians — cesen de asustar a nuestras mujeres, niños, y viejos. Realmente él será nuestro padre y nosotros sus hijos.

Pero, ¿puede eso suceder alguna vez? ¡Su Dios no es nuestro Dios! ¡Su Dios ama a su gente y odia a la mía! Él pliega amorosamente sus fuertes brazos protectores alrededor del cara pálida y lo conduce por la mano como un padre conduce a un hijo infante. Pero, Él ha desamparado a Sus hijos Rojos, si realmente son Suyos. Nuestro Dios, el Gran Espíritu, parece que también nos ha abandonado. Su Dios hace que su gente se haga más fuerte cada día. Pronto ellos llenarán todas las tierras.

Nuestro pueblo está menguando como una marea que retrocede rápidamente y que nunca regresará. El Dios del hombre blanco no puede amar a nuestra gente o Él los hubiera protegido. Ellos parecen huérfanos que no tienen donde buscar ayuda. ¿Cómo, entonces, podemos ser hermanos? ¿Cómo puede su Dios llegar a ser nuestro Dios y renovar nuestra prosperidad y despertar en nosotros sueños de una grandeza que regresa? Si tenemos un Padre Celestial común, Él debe estar parcializado, porque Él vino hacia Sus hijos cara pálida.

Nosotros nunca lo Vimos. Él les dio leyes pero no tuvo palabras para Sus niños rojos cuyas prolíficas multitudes una vez llenaban este vasto continente como las estrellas llenan el firmamento. No; somos dos razas diferentes con orígenes diferentes y destinos separados. Hay muy poco en común entre nosotros.

Para nosotros, las cenizas de nuestros antepasados son sagradas y su lugar de reposo es terreno reverenciado. Ustedes se alejan de las tumbas de sus antepasados y aparentemente sin pena. Su religión fue escrita sobre lápidas de piedra por el dedo de hierro de su Dios para que así ustedes no pudieran olvidar.

El Hombre Rojo nunca podría comprender o recordarlo. Nuestra religión es las tradiciones de nuestros antepasados – los sueños de nuestros hombres viejos, dados en las horas solemnes de la noche por el Gran Espíritu; y las visiones de nuestros jefes, y está escrita en los corazones de nuestra gente.

Sus muertos dejan de amarlos y la tierra natal tan pronto como traspasan los portales de la tumba y vagan más allá de las estrellas. Ellos pronto son olvidados y nunca regresan.

Nuestros muertos nunca olvidan este hermoso mundo que les dio vida. Ellos todavía aman a sus verdes valles, sus rumorosos ríos, sus magníficas montañas, sus apartadas cañadas y lagos y bahías bordeados de verde, y siempre suspiran con un tierno y cariñoso afecto por los seres vivos de corazones solitarios, y con frecuencia regresan del feliz coto de caza para visitarlos, guiarlos, consolarlos, y confortarlos.

Día y noche no pueden convivir. El Hombre Rojo siempre ha rehuido los acercamientos del Hombre Blanco, como la neblina matutina huye antes que aparezca el sol de la mañana. Sin embargo, su proposición parece justa y creo que mi gente la aceptará y se retirará a la reservación que usted le ofrece. Entonces, viviremos separados en paz, ya que las palabras del Gran Jefe Blanco parecen ser las palabras de la naturaleza que hablan a mi gente desde la densa oscuridad.

Importa poco donde pasemos el resto de nuestro días. No serán muchos. La noche del Indio promete ser oscura. Ni siquiera una simple estrella revolotea en su horizonte. Vientos de voz triste se lamentan en la distancia. Un triste destino parece estar en el camino del Hombre Rojo, y donde quiera escuchará los pasos que se aproximan de su cruel destructor y se prepara impasiblemente a enfrentar su destino, como hace el antílope herido que escucha los próximos pasos del cazador.

Una pocas lunas más, unos pocos inviernos más, y ninguno de los descendientes de los poderosos espíritus que alguna vez se movían por esta amplia tierra o vivían en hogares felices, protegidos por el Gran Espíritu, permanecerá para llorar sobre las tumbas de un pueblo que una vez fue más poderoso y con más esperanzas que el suyo.

Pero, ¿por qué debo llorar sobre el destino a destiempo de mi pueblo? Tribus siguen a tribus, y naciones siguen a naciones, como las olas del mar. Es el orden de la naturaleza, y lamentarse es inútil. Su momento de decadencia puede estar distante, pero seguramente llegará, porque aún el Hombre Blanco cuyo Dios caminó y habló con él como un amigo a otro, no puede estar exonerado del destino común. Puede que seamos hermanos, después de todo. Veremos.

Estudiaremos su proposición y cuando hayamos decidido, se lo haremos saber. Pero, si la aceptamos, yo aquí y ahora pongo esta condición, que no se nos niegue el privilegio, sin molestarnos, de visitar en cualquier momento las tumbas de nuestros ancestros, amigos, e hijos. Cada parte de este suelo es sagrado en la consideración de mi pueblo. Cada ladera, cada valle, cada pradera y huerto, ha sido consagrada por algún triste o feliz evento en días hace tiempo desaparecidos.

Aún las rocas, que parecen ser mudas y muertas ya que se tuestan en sol a lo largo de la costa silenciosa, están llenas con las memorias de eventos excitantes conectados con las vidas de mi gente, y el mismo polvo sobre el cual ustedes se encuentran responde con más amor a nuestras pisadas que a las suyas, debido a que ha sido enriquecido por la sangre de nuestros antepasados, y nuestros pies desnudos son conscientes del toque simpatético. Nuestros difuntos, bravos, amadas madres, alegres y felices doncellas, y aún los niños que vivieron aquí y se regocijaron aquí por una breve estación, amarán estas soledades sombrías y, durante la caída de la tarde, ellos recibirán a los tenebrosos espíritus que regresan.

Y, cuando el último Hombre Rojo haya perecido, y la memoria de mi tribu se haya convertido en un mito entre el Hombre Blanco, estas playas estarán repletas de muertos invisibles de mi tribu, y cuando los hijos de sus hijos se crean solos en el campo, la tienda, el taller, en la carretera, o en el silencio de los bosques sin senderos, ellos no estarán solos. En toda la tierra no hay lugar dedicado a la soledad. En la noche, cuando las calles de sus ciudades y pueblos estén silenciosas y ustedes crean que estén desiertas, ellas estarán atestadas con los huéspedes que regresan y que una vez las llenaban y que todavía aman esta hermosa tierra. El Hombre Blanco nunca estará solo.

Que él sea justo y trate amablemente a mi gente, porque los muertos no son impotentes.


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