El Gobierno de Estados Unidos ha creado una agencia inspirada en el Centro Nacional de Contraterrorismo, que se impulsó tras los ataques del 11/S, para coordinar las actuaciones de la Administración frente a ataques cibernéticos, denominada Centro de Integración de Inteligencia contra la Amenaza Cibernética.
La decisión es acertada y pone de relieve lo que venimos insistiendo desde la comunidad de inteligencia: la protección en el ámbito de internet es una prioridad de carácter nacional, más aún después de los recientes ataques cibernéticos que han sufrido empresas estadounidenses y agencias federales. Después de mucho insistir y trabajo de despacho, al fin el presidente Obama ha colocado la ciberseguridad como una prioridad en la nueva estrategia de seguridad nacional. Las reuniones con expertos cibernéticos del país, que se están celebrando en estas semanas, son esenciales para establecer nuevas medidas que eviten ciberataques externos e internos.

A fecha actual, la amenaza es más diversa, sofisticada y peligrosa que nunca, y no podemos quedarnos retrasados en dar una respuesta contundente. Los esfuerzos para ejecutar un plan gubernamental de cibserseguridad van a ser enormes y requerirán de inversiones muy sustanciales también, pero es el camino correcto para blindar Estados Unidos frente a ciberataques.
De momento, uno de los avances más positivos que se han logrado es que la nueva agencia pueda recopilar información de inteligencia en colaboración con otras agencias federales y departamentos gubernamentales, de modo que las acciones que se planifiquen estén más coordinadas y podamos evaluar las amenazas más rápidamente y con más eficacia.

Las claves del éxito de esta nueva agencia, serán la colaboración interangencias y la capacidad de actuación de que se la dote en un entorno global en el que las ciberamenazas contra Estados Unidos han crecido en frecuencia y escala. Entre los países con “capacidad” para perpetrar ataques están Rusia, China, Irán y Corea del Norte, pero también grupos como el Estado Islámico, anticapitalistas, etc.
La colaboración entre el Gobierno y las empresas para compartir información vital, ya una realidad, es esencial para tener éxito en esta ciberguerra tan silenciosa como peligrosa para las democracias occidentales.