Trumpestrategia
Los medios de comunicación y la prensa están en la inopia, sin enterarse de nada, los supuestos “especialistas” en temas políticos y militares no se coscan y la opinión pública asiste a los ejercicios de estrategia del presidente Trump entre asombrada y perpleja.
El penúltimo ejemplo de lo que podemos denominar Trumpestrategia, porque no será el último ni mucho menos, ha sido el ataque militar estadounidense contra objetivos sirios. Un ataque contundente, merecido, muy eficiente y de carácter estratégico para marcar una línea roja que el régimen sirio y su aliado, Rusia, no deben cruzar. 106 misiles Tomahawk y JASSSM-ER han marcado esa línea roja con precisión quirúrgica.
El presidente Trump no va a consentir que Rusia y su aliado sirio Bashar al Asad crucen ciertos límites (uso de armas químicas y masacres de civiles inocentes a ojos de los americanos) sin pagar un precio por ello. La Trumpestrategia es sencilla, pero efectiva: los intereses de Estados Unidos son lo primero. Tanto en Siria y en Oriente Medio como en la península coreana, el otro escenario donde se libra una danza de estrategia que ha desbloqueado la situación por primera vez en décadas. El presidente ya se ha apuntado la primera victoria histórica al lograr que el régimen norcoreano paralice su programa nuclear. Y no será la última.
Algunos medios, periodistas y analistas que no analizan nada están encantados de hablar y escribir sobre una Tercera Guerra Mundial, guerras nucleares y de endosarle a Trump la responsabilidad de todo lo que pueda suceder para lo malo. La realidad es que sólo Trump está evitando que se produzcan esos conflictos bélicos a nivel mundial y regional. Sus declaraciones, sus movimientos políticos, militares y sus acciones están enfocadas a controlar los escenarios que presentan un mayor riesgo de guerra. Por eso hay que verlos con la adecuada perspectiva y el margen de tiempo necesario. No son movimientos sin ton ni son, ni dictados por ningún grupo de presión, es pura Trumpestrategia. Y está dando excelentes resultados.
El presidente Trump no sólo utiliza la estrategia para resolver los conflictos bélicos, logran la desnuclearización en la península coreana o hacer frente al terrorismo de estado del régimen iraní, sino que está aplicándola con brillantez en el terreno comercial para renegociar los acuerdos comerciales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre otros. En el tema de los aranceles, forzando a China a abrir más su mercado y protegiendo mejor la propiedad intelectual estadounidense. O para defenderse de los ataques del Estado Profundo que busca derribar su presidencia mediante artimañas a través de la investigación del fiscal especial Robert Mueller. En cada embite con esta investigación políticamente dirigida para destruirle, Trump ha salido exonerado de la colusión con Rusia y de cualquier indicio criminal o ilegal en otros escenarios.
La Trumpestrategia desquicia a rivales políticos, enemigos y a los medios. No la comprenden ni anticipan sus hábiles movimientos, pero es la artífice de que Trump salga victorioso de todas las batallas y pueda decir alto y claro aquello de: “Misión cumplida” sin siquiera despeinarse ni arrugar el gesto. No es la economía, estúpidos, es la Trumpestrategia. El presidente sabe moverse en este entorno actual con la habilidad de un boxeador, la inteligencia de un experto negociador y la agresividad ganadora de un quarterback.
Y es que nadie contaba con la Trumpestrategia. Pero existe, es real y logra victorias cada día.