Vencejos, golondrinas y aviones
Es la señal de que la primavera avanza y el verano entra con fuerza en España. La presencia alegre de vencejos, aviones y golondrinas en pueblos y ciudades marca realmente la temporada veraniega.
Los vencejos llegan a la Península Ibérica tras un largo viaje migratorio de 20.000 kilómetros desde África. Meses antes, los vencejos abandonan sus zonas de cría en España para llegar al continente africano durante su migración otoñal, para lo que bordean el desierto del Sahara por la costa atlántica, atraviesan el Sahel, alcanzan su primera zona de invernada entre Camerún y la República Democrática de El Congo, sobre extensas áreas de selvas y sabanas, tras viajar más de 9.000 kilómetros desde su nido. No me digan que no es una heroicidad. Y sin ayuda humana. Los pequeños y valientes vencejos y golondrinas.
En diciembre se trasladan a una segunda zona de invernada, más al este, cerca de las costas de Tanzania, Kenia y Mozambique. En febrero, nuestros viajeros abandonan sus zonas de invernada atravesando África, el golfo de Guinea y el desierto del Sahara hasta llegar a su zona de invernada en España, donde llegan a principios de mayo, tras más de 11.000 kilómetros recorridos y tres meses de viaje de vuelta. Una auténtica gesta heroica en la que además deben superar en las últimas décadas los peligros por la presencia y actividad del ser humano: cambios o destrucción del hábitat, caza ilegal, tendidos eléctricos, aerogeneradores, veneno, caza ilegal y los cambios climáticos.
Alguna información interesante sobre estas fantásticas aves:
Vencejo común (Apus apus): Es todo negro y con forma de boomerang.
Avión común (Delichon urbicum): Tiene el vientre blanco, las alas más rectas y la cola poco ahorquillada.
Golondrina común (Hirundo rustica): Es similar al avión común, al tener el vientre blanco, pero con la cola más ahorquillada y con una mancha roja en la garganta:
Los aviones comunes hacen nidos redondos y sólo tienen un agujero por el que entrar. Están encajados en el mismo vértice del ángulo de 90º que forman la pared y el techo.
Las golondrinas no cuelgan tan arriba el nido y suele tener la parte de arriba totalmente abierta.
Los vencejos no hacen nido. Aprovechan los huecos en los techos de los edificios (por ejemplo entre tejas) para nidificar.
Vencejos, golondrinas y aviones son algunas de las aves más expertas en el vuelo, especializadas en acrobacias de todo tipo. Estas tres especies tienen algo en común: se alimentan en pleno vuelo. La razón de que emigren en otoño es simple: los insectos de los que se alimentan desaparecen con el frío por lo que deben viajar a lugares como África donde pueden seguir encontrando su alimento. Precisamente su dieta las hace muy beneficiosas para el ser humano, ya que se alimentan de mosquitos, moscas y polillas y mantienen controladas las poblaciones de insectos que pueden convertirse en plagas. Por eso la retirada de nidos de los tejados o las fachadas tienen consecuencias negativas no sólo para estas aves, sino también para el ecosistema urbano, ya que ayudan a mantener el equilibrio y prevenir plagas.
Un prodigio de aves que nos guían por el cambio de estaciones.