Personal Branding – Marca personal del escritor
Cuando un escritor escribe sus novelas y lanza campañas de promoción, con la sana intención de tener unos beneficios económicos que le permitan vivir decentemente, debe prestar atención a multitud de factores. Uno de ellos, muy importante, es la elaboración de su propio personal branding o marca personal. Esto, que dicho así parece una soberana tontería acuñada por expertos en marketing, tiene su intríngulis y razón de ser porque nos permite articular mejor las acciones de comunicación que toda campaña de promoción necesita llevar a cabo.
Reconozcámoslo abiertamente, no pasa nada. Somos muchos los escritores dando la matraca por todas partes, con nuestros diferentes estilos y formas de escribir, nuestros temas de interés y diversos enfoques. De modo que resulta muy útil construir esa marca personal, única y diferenciadora, como esa peculiar forma de andar, esa cara guapa, ese gracejo al hablar o ese culito respingón. O sea, un conjunto de características que diferencia a un escritor de otro. Esto es esencial para poder establecer después una campaña de promoción basada en la marca personal.
Verán ustedes qué hallazgo más sensacional: todos los libros llevan en la portada el nombre de su autor, que es lo primero que debe marcar la diferencia con respecto a los colegas de profesión, lo primero que debe suscitar o evocar una marca personal. No es lo mismo James Nava que Perica la Melones, ¿correcto? Creo que se me entiende el ejemplo. Lo mismo pasa con la caterva de escritores que hay en el mercado. Sin marca personal, se desdibujan como la acuarela en el agua. Es necesario fomentar la identidad personal, moldear la voz literaria, resaltar aquellos conceptos que queremos ver asociados a nosotros… En suma: el personal branding o marca personal.
El nombre del autor debe reflejar al instante esa identidad literaria para que el lector sienta las ganas irreprimibles de correr a comprar el libro y leerlo con pasión. Esto no es fácil, lograr esa marca que trascienda y llegue a los lectores requiere mucho trabajo intenso para depurar el estilo literario de cada uno. Si se consigue, es muy probable que se pueda convencer al lector de que gaste su dinero en comprar el libro y dedique tiempo a leerlo.
En cualquier caso, trabajar en la marca personal siempre es positivo porque nos permite crecer en nuestra identidad literaria, nuestra imagen externa, y ofrecer esos rasgos diferenciadores que hacen que nos volvamos más visibles en el contexto general. De ahí que el nombre del autor sea la base de esa marca, el que debe anunciarnos el género literario del libro, la calidad del autor, su estilo y lo que podemos esperar del mismo.
La marca personal es uno de los factores determinantes que hará que los lectores elijan o no nuestros libros, y la piedra angular sobre la que apoyar cualquier campaña de promoción, entre ellas la más importante: el boca a oreja.