Trump salva a la clase media americana
Uno de los grandes logros del presidente Trump ha sido salvar a la clase media americana. Llegó a la presidencia con una sociedad y un país en crisis que podemos sintetizar en una pérdida del respeto, el trabajo, el declive de los hogares y las familias, con una profunda epidemia de soledad, drogas y desesperación, y una pérdida apabullante de los valores tradicionales y conservadores.
La llegada de Trump a la Casa Blanca cambió todo eso de forma rotunda. Quienes hemos visto y conocido la auténtica América percibimos esto con mayor intensidad. Esa América real es sencilla, pero orgullosa de su historia y tradiciones, de haber contribuido de muchas formas al progreso de esta nación. La América que hizo grandes gestas y de la que la gente estaba orgullosa porque importaba y porque respondía a los valores que regían la vida de la mayoría de los ciudadanos. La América vista por los ojos de cualquier hombre, mujer o niño que se sentía valioso porque vivía en el mejor país del mundo.
Es esa América de la clase media que va más allá de un espacio geográfico, que representa en realidad el corazón de esta sociedad y de este país: los granjeros, los soldados, los maestros, los trabajadores de las fábricas, los mecánicos, los comerciantes, las buenas y generosas vecinas… Son las gentes que forjaron el alma y el carácter de Estados Unidos.
Es esa América la que Trump quería recuperar y hacer grande de nuevo. Grande en el sentido de fortalecer a la clase media americana, machacada por décadas de políticas cada vez más nefastas, corruptas y destructivas. Es una visión romántica de América, llena de esperanza en el espíritu luchador de la gente, de esa clase media que siempre logró las mejores conquistas y metas, formada por personas con ideales y sueños. Esas personas que conquistaron el Oeste, que construyeron los ferrocarriles, lanzaron la Revolución Industrial y Tecnológica con su trabajo y cuyo ingenio y espíritu emprendedor hizo de la economía estadounidense la más competitiva y creativa del mundo. Son estas personas de la gran clase media americana las que forman las familias que se unen en torno a la bandera de este país en cada momento de crisis, de guerra y de desafíos. Y la que soporta la carga de defender a nuestra nación en los momentos más difíciles. También la que apoya de forma masiva al presidente Trump, que ha vuelto a dar voz a esa clase media americana tantas veces olvidada y pisoteada por los prepotentes de turno.
Esa clase media americana no ha sido respetada por su clase dirigente durante mucho tiempo. Ni por los medios de comunicación, Hollywood, y el gobierno. Hasta que ha llegado Trump, que ha cambiado completamente el panorama y ha vuelto a dotar de valor el cumplimiento de las promesas al servicio del cuidado de las necesidades y los valores de la clase media.
Frente a un progresismo destructivo que favorece el globalismo sobre la solidaridad nacional, el cambio social sobre la comunidad, la familia y las tradiciones, el escepticismo sobre la fe… Y un largo etcétera de despropósitos, Trump se ha erigido como el gran valedor y defensor de la clase media americana, tanto de los que lo votan como de los que no.
La crisis que afrontó Trump al entrar en la Casa Blanca, era la crisis que define nuestro tiempo porque la democracia popular americana depende de la clase media. Sin ella, el país se inclina ante la jerarquía, la oligarquía, el gobierno de las elites y los medios manipuladores. Trump, que es el primer presidente en décadas que no controlan los lobbies, ha cambiado esto devolviendo el poder a la clase media y recuperando un conservadurismo favorable al trabajador, a las familias y a las gentes con sentido del patriotismo y sentido común.
Trump ha aplicado una política de renovación nacional al luchar contra todo aquello que perjudicaba al país: comercio injusto a cualquier precio; un sistema de inmigración permisivo; un código de impuestos que favorece la deslocalización corporativa; una política económica que recompensa la concentración y coloca a los trabajadores estadounidenses en primer lugar; y un fortalecimiento de las Fuerzas Armadas frente a un mundo hostil.
Trump ha empezado a reparar el tejido desgarrado de nuestra sociedad con una política que prioriza los matrimonios y las familias fuertes, donde los niños conocen a sus padres y se nutren de su amor. Y lo ha hecho de la forma más directa: recompensando a los padres y las familias a través del código tributario y la subida de salarios.
Trump ha salvado a la clase media americana al elevar su nivel de vida y al recuperar una mayor comprensión de lo que significa la libertad, que es la capacidad para opinar y votar, tener una casa, un empleo y establecer el rumbo de nuestra historia. Hoy, más de un millón doscientos mil hogares han ascendido a la clase media (con unos ingresos de más de 50.000 dólares anuales) bajo la presidencia de Donald Trump, según señalan los datos del censo de Estados Unidos. Es el incremento más alto desde la década de los sesenta. Trump nos ha recordado la promesa de la revolución fundadora. Lo que importa es la voz del pueblo. Una voz que renovamos de nuevo en las elecciones de 2020.