La agenda económica de Trump
Todas las encuestas reflejan lo mismo: Donald Trump sigue dominando por mucha diferencia a Kamala Harris en los temas que les importan a los ciudadanos, es decir, economía, inflación, inmigración ilegal y seguridad. Estos temas le permiten afianzar posiciones en los estados republicanos, pero también en los bastiones tradicionalmente demócratas y entre los votantes negros, hispanos, y asiáticos. También lidera claramente entre los independientes por dos dígitos. La ventaja de Trump se hace más importante y decisiva en los estados indecisos, donde Trump sigue aumentando su intención de voto por márgenes significativos.
Las últimas encuestas fiables proyectan que Donald Trump supera a Kamala Harris en todos los estados clave en lo que respecta a la gestión de la economía, que es la prioridad número uno de los votantes en este ciclo electoral. Su dominio será un factor decisivo en los estados cruciales de Pennsylvania, Arizona, Michigan, Georgia, Carolina del Norte, Nevada y Wisconsin. Trump ya tiene bastante garantizada la victoria en otros estados decisivos como Florida, Carolina del Sur, Texas, y Ohio, lo que marca un claro camino hacia la victoria.
El brillante discurso de Trump en el Economic Club de Nueva York, donde expuso su plan económico “Make America Affordable Again” (Hacer que Estados Unidos vuelva a ser asequible), para hacer que EE. UU sea próspero de nuevo, ha marcado otro punto de inflexión en esta campaña electoral. Frente a un plan maestro, encontramos la incapacidad de Kamala Harris para igualar el atractivo económico de Trump y articular una propuesta sensata. La ventaja de Trump en este tema, que ha sabido leer las preocupaciones de la gente y presentar un plan nacional económico realmente bueno, se traducirá en una victoria en noviembre.
Entre las medidas de este plan se incluye la creación de una comisión de eficiencia gubernamental para reducir el despilfarro, impulsar la desregulación y la producción energética nacional. El plan abordará los altos costes de vida producto de las políticas socialistas de Biden y Harris y se centra en la responsabilidad fiscal y la independencia energética. Al destinar fondos no gastados y promover la desregulación, reducirá los costes y estimulará el crecimiento económico. Este plan económico se ganará el apoyo de los votantes frustrados por el aumento de los gastos.
Otras medidas muy aplaudidas del plan son la creación de un fondo soberano de riqueza, como el que tienen en Dakota del Norte, donde los ciudadanos se encuentran entre los más ricos del país; la reducción de la tasa de impuestos corporativos al 15% para las empresas que producen sus productos en los Estados Unidos, que permitirá generar empleos en EE. UU y no enviarlos al extranjero; la utilización de las sanciones y aranceles de manera inteligente para garantizar que el dólar estadounidense conserve su lugar como moneda de reserva mundial, y la creación de un fondo de riqueza soberana de Estados Unidos para invertir en grandes esfuerzos nacionales en beneficio de todo el pueblo estadounidense, tales como la construcción de proyectos de desarrollo nacional extraordinarios, desde carreteras hasta aeropuertos y la infraestructura de transporte del futuro.
El plan exigirá que todos los materiales esenciales utilizados en Estados Unidos sean fabricados únicamente en Estados Unidos, y reducirá drásticamente los costes de la vivienda. Se trata de recuperar el sueño americano para los ciudadanos estadounidenses. Para apoyar aún más la reactivación de la industria manufacturera estadounidense, este plan exigirá créditos fiscales ampliados para I+D, depreciación adicional del 100%, gastos para nuevas inversiones en la industria manufacturera y la citada reducción de la tasa impositiva corporativa del 21% al 15% únicamente para las empresas que fabrican sus productos en EE. UU. Se garantizará que Estados Unidos tenga una industria del acero, del aluminio, una base manufacturera y una base industrial de defensa. En definitiva, políticas económicas de sentido común que pondrán de nuevo a Estados Unidos primero. Trump recuperará la política que construyó este país y que también lo salvará al crear una clase media más fuerte, con millones de empleos bien remunerados. En resumen, será un renacimiento económico nacional de la mano de Donald Trump.