Doctrina America First
Si ha habido un presidente con valor en estas últimas décadas ése es Donald Trump. Sus decisiones, coherentes con todo lo que defendió en campaña electoral, son un prodigio de compromiso personal con sus votantes y de defensa de los intereses de Estados Unidos. En cada paso que da Trump se pone de manifiesto su doctrina America First.
Las últimas semanas han sido intensas en el desarrollo de esta política revolucionaria que pone de los nervios a los progresistas, a los medios de comunicación con permanente diarrea anti Trump y a gobernantes melifluos y flojos de medio mundo.
Con el mismo desparpajo que se presentó a las primarias frente a 17 candidatos del establishment republicano, Trump ha cogido el toro por los cuernos de varios temas controvertidos y los ha encarrilado con esa poderosa energía que le permitió ganar las elecciones y derrotar a los medios progres que se inventan y falsean las noticias.
Todos sabemos a estas alturas de la película que las promesas de Trump son promesas cumplidas. Prometió abandonar el desastroso tratado nuclear con Irán que firmó Obama; ya ha puesto las bases para enviarlo al cajón de los olvidos, incluyendo sanciones a la Guardia Revolucionaria Islámica por facilitar apoyo a grupos terroristas como Hezbolá, Hamas y los Talibán.
Prometió liquidar el Obamacare, esa cobertura sanitaria que ha encarecido los seguros médicos y es un puro desastre; ante el sinuoso camino que republicanos y demócratas le presentan para su revocación y sustitución, ha firmado una orden ejecutiva que pondrá fin a los subsidios destinados a las aseguradoras y que, en la práctica, desarma el Obamacare y permitirá introducir seguros más competitivos y de calidad para todos los americanos.
Prometió defender los intereses de Estados Unidos en primer lugar frente a países extranjeros que se aprovechan de los estadounidenses y de sus impuestos para financiar organizaciones politizadas que no hacen nada o muy poco y que sólo sirven como refugio de burócratas y gentes bien pagadas que no aportan nada y sólo calientan sus asientos; dicho y hecho: ha sacado a Estados Unidos de la UNESCO, cuya política antiisraelí necesitaba una buena colleja, y además precisa de reformas profundas para evitar su excesiva burocracia y el sesgo ideológico que aplica en sus decisiones.
Prometió abandonar o renegociar los tratados comerciales que perjudicaran los intereses del país; ya se ha abandonado el acuerdo transpacífico (TTP) y está sobre la mesa la renegociación del acuerdo con México y Canadá (NAFTA). Y hay otros en la lista para ser renegociados con nuevas y mejoradas condiciones.
Prometió hacer frente a la inmigración ilegal; DACA, el programa anticonstitucional que se sacó de la chistera Obama para proteger a los Dreamers, se ha convertido en una herramienta de negociación con los demócratas para mejorar la seguridad fronteriza mediante medidas adicionales (incremento de agentes de seguridad, muro en la frontera, más jueces y un enfoque realista que permita ordenar e integrar a los inmigrantes).
Prometió hacer frente a la pantomima que se ha montado a nivel mundial con la excusa del cambio climático y a cuyas expensas en subvenciones y financiación de todo tipo de tonterías viven miles de personas sin pegar un palo al agua; ya ha retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París. Y se ha lanzado el mensaje muy claro: los que quieran derrochar que lo hagan a cuenta de sus presupuestos.
En el nuevo liderazgo mundial que marca el presidente Trump, Estados Unidos deja de hacer del tío imbécil panoli que lo paga todo y además es insultado para convertirse de nuevo en el Tío Sam que paga por lo que de verdad le interesa al país y que además es respetado de verdad e impone una política racional y en defensa de los intereses estadounidenses y de los países libres.
En esta nueva y apasionante nueva era de Trump, la realidad se impone a la enorme mentira manipulada que transmiten los medios de comunicación y los diferentes lobbies empeñados en aplicar un progresismo que destruye el tejido social de las naciones. Se trata de la doctrina America First. Muchos países, medios, progres y gobernantes todavía no se han enterado, anclados como están en un mundo que ya no existe.
Las decisiones valientes y acertadas que está adoptando el Presidente Trump colocan a Estados Unidos al frente de los cambios profundos que nos conducirán a 2020 y a la reelección masiva de Donald Trump, y más allá.