Acusaciones legítimas sobre el fraude electoral demócrata
El caso del presidente Trump contra el Partido Demócrata y Joe Biden por fraude electoral continúa su curso normal a través del proceso constitucional establecido y su paso por los tribunales rumbo al Tribunal Supremo. Las acusaciones del equipo jurídico de Trump son perfectamente legítimas y válidas a la vista de los desafíos electorales que afrontamos.
Es conocido en Estados Unidos que siempre ha habido un porcentaje de fraude electoral a nivel nacional, básicamente en torno al Partido Demócrata. Los implicados lo saben bien. Los medios siempre lo han negado u ocultado, pero los ciudadanos lo sabemos. Pero nada similar al fraude descarado y colosal que se ha producido en varios estados clave: Michigan, Wisconsin, Pennsylvania, Georgia, Nevada y Arizona.
Es una realidad que el fraude electoral no se puede realizar sin el conocimiento de centenares de personas. Lo que ha ocurrido esta vez es que Trump tenía un equipo preparado para cazar a los defraudadores y miles de personas leales al presidente que han sido testigos del fraude y están dispuestos a declarar ante un juez.
El establishment corrupto que basa su poder en el fraude electoral no se anticipó a Trump en 2016 y en este 2020 han querido asegurar la jugada y el golpe fraudulento, pero se pasaron de rosca. Trump neutralizó todos los ataques en 2016 y este año ha sorprendido a todos de nuevo ganando con 80 millones de votos legales. Ese poderío no lo esperaban los defraudadores y su sistema Dominion colapsó.
Además, cuando se corrió la voz de que el equipo legal de Trump estaba buscando testigos del fraude electoral, miles de personas respondieron. De ahí que ahora se tengan infinidad de evidencias y pruebas. En esta ocasión, debido a que estas personas que tienen conocimiento del fraude y creen en Trump, estuvieron dispuestos a arriesgar sus vidas, sus trabajos y la seguridad de sus familias para ser testigos y exponer el fraude con la esperanza de eliminarlo de una vez por todas del sistema.
La avalancha de testimonios presenciales de primera mano de cientos de patriotas en todo el país, son evidencias que nadie puede discutir. En las próximas semanas, estos patriotas se presentarán y compartirán lo que saben sobre el fraude electoral. Los medios corruptos intentarán destruirlos. Lo sabemos. Algunos, incluso, perderán sus trabajos. Como comunidad preocupada por la limpieza democrática, es de vital importancia apoyarlos.
Desde el día 4 de noviembre, cuando ya conocíamos que Trump había ganado las elecciones y había un fraude masivo, Biden está interfiriendo con la transición ordenada a un segundo período presidencial de Trump. La realidad es que sólo en la mente de Biden y de los medios afines que venden mentiras, es presidente electo. No lo es. Que quede claro. El ganador de estas elecciones en votos legales ha sido Trump y sólo es cuestión de tiempo que el Tribunal Supremo o la Cámara de Representantes lo confirmen como presidente reelecto.
Los demócratas de Biden tratan de robar esta elección y Trump lucha porque se respete la Constitución y la integridad del proceso electoral. El equipo jurídico del presidente maneja numerosas acusaciones. Veamos algunas de ellas:
1. Se alega que se impidió a los observadores ver cómo se abrían los votos por correo, sin que éstos pudieran verificar que estuvieran debidamente firmadas, una protección clave contra el fraude. Esos votos son nulos y sin valor, especialmente donde los sobres habían sido descartados, haciendo inútiles los recuentos posteriores.
2. Aplicación desigual de la ley en los condados gobernados por demócratas. En Pennsylvania, cuya tribunal supremo estatal creó indebidamente normas de votación nuevas y laxas antes de las elecciones, a los votantes ausentes en los condados demócratas se les permitió «subsanar» los defectos en sus votos, mientras que los votantes en los condados republicanos, que obedecían la ley estatal tal como estaba escrita y es constitucional, no se les permitió hacerlo.
3. Los votantes llegaron a las urnas para descubrir que otras personas habían votado por ellos. Muchos votos provisionales emitidos en Pittsburgh fueron enviados por personas que se presentaron a votar en persona, sólo para que les dijeran que ya habían votado. Los demócratas habían llenado las papeletas de voto en ausencia de otras personas, con la esperanza de que no se presentaran. Un fraude evidente.
4. Se les dijo a los funcionarios electorales que no buscaran defectos en las papeletas y que las actualizaran. Hay declaraciones juradas de funcionarios a los que se les dijo que no excluyeran las papeletas de voto ausente por defectos y que se fecharan para que no parecieran haber sido recibidas después del día de las elecciones, y evitar así una orden del Tribunal Supremo de confiscar esas papeletas.
5. Las papeletas de votación para Joe Biden y de ningún otro candidato se ejecutaron varias veces a través de máquinas como Dominion. Hay decenas de testigos en Michigan y otros estados que darán fe de que las papeletas se “producían” rápidamente y se contaban dos o tres veces. Sólo en Michigan se vieron afectados un mínimo de 60.000 votos y un máximo de 100.000 votos. Esto sólo en Michigan y hay más estados clave afectados con miles de votos que marcan la diferencia.
6. Las papeletas de voto en ausencia fueron aceptadas en Wisconsin sin haber sido solicitadas primero. La ley del estado de Wisconsin era más estricta con respecto a las papeletas ausentes que la mayoría de los otros estados, pero se contaron 60.000 papeletas ausentes en el área de Milwaukee y 40.000 en el área de Madison, sin que los votantes que las emitieron las solicitaran adecuadamente.
7. Hubo exceso de votos, y algunos distritos registraron más votantes que residentes, entre otros problemas asociados con fraudes flagrantes. Hay una cantidad inusualmente grande de votos en exceso en los distritos de Michigan y Wisconsin, razón por la que los republicanos de la Junta de Escrutinios del Condado de Wayne se habían negado a certificar los resultados allí esta semana. Hay decenas de casos de votantes de otros estados en Georgia y personas que habían votado dos veces allí.
8. Las máquinas de votación y el software son propiedad de empresas vinculadas al régimen venezolano y al donante millonario de izquierda radical George Soros. Los votos estadounidenses se contaban en servidores situados en el extranjero y las máquinas de votación Dominion y el software Smartmatic estaban controlados por intereses extranjeros, manipulando algoritmos para cambiar los resultados y trasvasar millones de votos de Trump a Biden. Los propietarios de Smartmatic incluyen a dos ciudadanos venezolanos, quienes tienen vínculos con el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. El equipo legal alega que hay anomalías estadísticas, como grandes lotes de votos para Biden, que no podían explicarse matemáticamente excepto como manipulación, algo que sucedió en las primeras horas de la mañana del 4 de noviembre, cuando el recuento de votos se había detenido sospechosamente y aparecieron, de repente, miles de votos para Biden.
9. La Constitución proporciona un proceso para elegir un presidente si el voto está corrupto. En los estados clave es evidente que lo está. Los medios de comunicación pretenden usurpar el poder de declarar al ganador de las elecciones. Los medios y la prensa no tienen ningún papel en esto. Ellos no eligen al presidente. El proceso constitucional de selección de un presidente tiene garantías procesales contra la corrupción y la influencia extranjera. Dos elementos que concurren en estas elecciones. Hay suficientes votos defectuosos, más del doble de los márgenes entre Biden y Trump en estados clave, como para determinar que el presidente tiene un camino claro hacia la victoria y la reelección.
Son sólo algunas de las acusaciones legítimas del equipo jurídico del presidente. Hay muchas más, incluso de más peso, que se expondrán cuando y donde sea conveniente.
En suma, el proceso electoral y legal estadounidense afronta uno de los grandes desafíos con el fraude que han cometido los demócratas. Trump lucha con un grupo de leales patriotas en vanguardia en los tribunales y en el Congreso para conseguir que se respete la voluntad de los ciudadanos. Ciudadanos que eligieron por mayoría abrumadora a Donald Trump como presidente reelecto.