El comercio criminal de animales
El comercio de animales es una de las actividades criminales que debemos perseguir de forma constante y con todos los medios posibles. Es fuente de cuantiosos ingresos para el crimen organizado, cuantificados en torno a los 23.000 millones de dólares. Es el cuarto negocio ilegal y criminal más lucrativo después de las drogas, el tráfico de seres humanos y las armas.
Las sanciones y penas legales, todavía muy suaves, propician que este tráfico de animales siga en aumento. Las redes criminales que se dedican a ello no sólo están causando un deterioro y un daño evidente a los ecosistemas y la biodiversidad del planeta, sino que además refuerzan su poder e influencia y establecen conexiones con el terrorismo internacional, como se ha demostrado en múltiples ocasiones desde los servicios de inteligencia estadounidenses.
Los datos son espeluznantes, y eso que son simplemente orientativos, ya que en realidad las cifras son mayores: cada año se comercia de forma ilegal con 1,5 millones de aves vivas, se matan aproximadamente 110 tigres, 1.200 rinocerontes, unos 30.000 elefantes y 100.000 pangolines (esto sólo en la última década). Y ello para obtener huesos, pieles, cuernos, colmillos, escamas y carne. Es la punta del iceberg, ya que decenas de especies alimentan este criminal tráfico.
Toda iniciativa para proteger las especies salvajes es bienvenida. Por eso, merece destacarse el libro que ha editado un grupo de fotógrafos internacional, que se han unido para utilizar sus fotografías con el fin de denunciar el comercio ilegal de especies salvajes. El libro incluye imágenes de los 20 fotógrafos y fotoperiodistas de naturaleza más famosos del mundo. La idea es que esta colección de imágenes e historias pueda generar conciencia en todo el mundo y reducir la demanda de estos animales.
Fotógrafos galardonados como Michael ‘Nick’ Nichols, Daniel Beltra, Brent Stirton, Britta Jaschinski, Brian Skerry y Adrian Steirn, están entre los autores del libro “Photographers Against Wildlife Crime”, que buscar utilizar imágenes contundentes e inspiradoras para contribuir a que la opinión pública exija un final urgente a la demanda de productos silvestres. Imágenes que en algunos casos se hicieron poniendo en riesgo las vidas de los propios fotógrafos.
El fotoperiodista Brent Stirton, que ha documentado ampliamente el comercio ilegal de marfil y cuerno de rinoceronte, nos recuerda una realidad que pocos quieren mirar y afrontar: “Estoy siendo testigo de la destrucción absoluta de espacios y especies ambientales como nunca antes. La mayor parte del mundo no comprende realmente qué está pasando con su propio planeta”.
El libro también homenajea a los héroes que salvan y protegen a las víctimas del comercio ilegal de vida silvestre y luchan por preservar nuestros espacios salvajes.
Los beneficios de las ventas de libros serán donadas a organizaciones benéficas cuya misión es terminar con el comercio ilegal de vida silvestre.
Una gran iniciativa que merece portada, pero que no verá en los grandes medios empeñados en mantener a los ciudadanos idiotizados y en la inopia con temas absurdos