Objetivos de la CIA en Colombia y México
Lo bueno de la democracia norteamericana es que hace posible operaciones brillantes de sus servicios de inteligencia, en aras de la seguridad e intereses nacionales, de una forma discreta y clandestina, para después revelar la información a la opinión pública en un ejercicio de transparencia, una vez logrados los objetivos.
Es lo que ha sucedido una vez más con las operaciones especiales llevadas a cabo en Colombia por parte de la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia, filtradas en The Washington Post en su día, y que han posibilitado la eliminación definitiva y para siempre de decenas de líderes guerrilleros de las FARC, individuos que no tenían intención de abandonar las armas y mucho menos reinsertarse en la sociedad.
El programa que ha permitido quitar de escena a cabecillas guerrilleros como ‘Raúl Reyes’ ‘Martín Caballero’ y ‘El Negro Acacio’, se puso en marcha en el año 2000, bajo la presidencia de George W. Bush, que supo ver con acierto la oportunidad de estabilizar Colombia mediante la eliminación de los líderes guerrilleros más problemáticos y radicales, y ha continuado en la presidencia de Barack Obama, al que también le pareció acertada esta política expeditiva.
Todas las operaciones se realizaron con fondos especiales de la inteligencia estadounidense, al margen de los 9.000 millones de dólares de asistencia que Estados Unidos destinó al conocido como Plan Colombia, de lucha contra el narcotráfico.
El programa de “eliminación”, muy selectivo y exitoso, por cierto, en sus objetivos, ha sido uno de los más importantes que ha realizado la inteligencia estadounidense en la última década, movilizando ingentes recursos económicos, de inteligencia, suministro de bombas de precisión guiadas por láser, técnicas avanzadas y depuradas en interrogatorios, y operaciones de búsqueda y “caza” sobre el terreno.
Una de las operaciones permitió liquidar a ‘Raúl Reyes’ en territorio ecuatoriano en marzo de 2008 con el uso de bombas inteligentes guiadas por un sofisticado sistema de GPS que permite localizar el objetivo. Con él cayó también su campamento de guerrilleros, en lo que fue uno de los golpes más audaces contra las FARC.
Bajo el mandato de Álvaro Uribe cayeron 16 altos dirigentes y ya en la etapa de Juan Manuel Santos la cifra alcanza 47 bajas de líderes de las FARC, lo que pone de relieve que cada vez se alcanzan nuevos e interesantes objetivos con una precisión extraordinaria. Todos esos líderes guerrilleros han cursado la baja de forma abrupta y no podrán engañar a nadie con falsos desarmes, desmovilizaciones o arrepentimientos con la boca pequeña, como sucede, lamentablemente, en España, donde ETA sigue mofándose de la democracia española y carcajeándose de los ciudadanos y sus fuerzas de seguridad.
La colaboración con las fuerzas armadas y la inteligencia colombiana ha sido crucial para que éstas puedan desarrollar operaciones eficientes basadas en la formación y los conocimientos suministrados por los colegas estadounidenses.
El éxito de este programa es una magnífica referencia para las actuales operaciones que siguen este modelo y que se llevan a cabo en México en coordinación con la DEA, entre otras agencias federales, gracias a una de las cuales ha caído Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», jefe del cártel de Sinaloa. Y es que no hay como eliminar las causas que originan los problemas para acabar con los problemas. Mano de santo.
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