Rescate de Estados Unidos
Han debido transcurrir casi seis años para comprobar lo acertado de la decisión del expresidente George W. Bush cuando decidió rescatar de forma masiva en septiembre y octubre de 2008 a la economía estadounidense. Recordemos para los desmemoriados que fue una decisión muy criticada desde diferentes sectores sociales, políticos y económicos, para los que aquella inyección de dinero público era una barbaridad y un enorme despilfarro de dinero de los contribuyentes estadounidenses. Mire usted qué equivocados estaban y qué acertados cuantos apostamos y defendimos aquel rescate. Hoy ya podemos afirmar rotundamente que el programa de rescate ha sido un éxito y un buen negocio para la Administración y los contribuyentes, que han recuperado el 103% de las ayudas millonarias que se concedieron a bancos, agencias hipotecarias, industria del motor y aseguradoras, obteniendo beneficios en algunos casos.
La última en devolver dinero ha sido la agencia hipotecaria Fannie Mae, que fue rescatada junto a Freddie Mac poco antes del derrumbe del banco de inversión Lehman Brothers, y que a finales de enero pasado anunció que ambas agencias devolverán al departamento del Tesoro alrededor de 192.500 millones de dólares, por encima de los 187.500 millones que recibieron de ayuda. Las demás entidades que recibieron cantidades de dinero del Tesoro, han regresado ya a manos privadas tras el saneamiento de rigor, por ejemplo la aseguradora AIG y la automovilística General Motors. A principios de diciembre de 2013 el Departamento del Tesoro vendió su último paquete de acciones (2,2%) del fabricante de coches, una operación en la que registró pérdidas. De los 49.500 millones de dólares que inyectó en General Motors, el Gobierno perdió unos 10.500 millones de dólares. Sin embargo, la Administración ganó dinero con el rescate a AIG. En diciembre de 2012 se vendió la participación en esta aseguradora, recuperando los 182.000 millones de dólares de ayudas y un beneficio de 22.700 millones de dólares. No está mal la jugada, ¿eh?
Los rescates del sector financiero, automovilístico y asegurador los pagó un fondo que se constituyó a estos efectos, denominado TARP, excepto las ayudas a las agencias hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, que salieron de otro fondo. Pues bien, de los 422.000 millones de dólares prestados por TARP, la Administración ha recuperado el 98,9%. Si a esta cifra se le suman unas pequeñas ayudas a AIG que no salieron de este fondo, el resultado de la operación para el Tesoro es un saldo positivo, con una recuperación del 103%, hasta los 435.000 millones de dólares.
Está por ver que otros rescates similares en países en crisis (España, Portugal, Irlanda, Grecia…) logren unos resultados equivalentes. El camino que llevan no es ni parecido. Y de nuevo vemos en el ejemplo de Estados Unidos lo que va de hacer las cosas bien a hacer las cosas mal. Gestionar bien o gestionar mal. Trabajar bien o trabajar mal. Podría seguir, pero intuyo que el lector ya ha captado la idea.