La inteligencia económica y comercial de Trump
El Presidente Trump está impulsando con medidas urgentes y acertadas una estrategia económica, comercial y de empleo que ya está proporcionando éxitos en estos temas. La aprobación de una orden ejecutiva por la que se endurece la regulación de las visas H-1B, un permiso de trabajo temporal para contratar profesionales extranjeros, es sólo uno de los últimos ejemplos. Hay una novedad importante en esta estrategia con respecto a lo que se ha hecho hasta ahora. Las decisiones y los acuerdos se están tomando en base a la mejor inteligencia económica y comercial que podemos elaborar actualmente. El objetivo es revitalizar la industria manufacturera estadounidense, incrementar la competitividad de la industria tecnológica, impulsar el crecimiento económico y crear millones de nuevos empleos para los estadounidenses.
Con el objetivo de poder tomar decisiones de largo alcance que nos proporcionen ventajas y resultados positivos, es indispensable realizar un análisis completo del panorama económico y comercial mundial, a fin de detectar aquellas prácticas comerciales abusivas y engañosas por parte de otros países y empresas multinacionales, así como eliminar las violaciones y prácticas de comercio desleales y mejorar los controles sobre el ingreso de mercaderías subsidiadas.
Las dos órdenes ejecutivas firmadas por el Presidente Trump el pasado 31 de marzo profundizan en este tema. La primera orden ejecutiva garantizará la recaudación de derechos aduaneros cuando los importadores extranjeros burlen las regulaciones y los que incumplan la ley, enfrentarán las consecuencias. La segunda orden ejecutiva ha activado un análisis del déficit comercial estadounidense para detectar posibles prácticas comerciales abusivas o desleales por parte de otros países. Un análisis que llevarán a cabo las agencias federales y profesionales independientes, y que es un paso imprescindible para adoptar otras medidas legales y necesarias que protejan a la economía estadounidense de la competencia desleal.
El presidente Trump dispone ahora de una batería de medidas en materia económica, legal y comercial al margen de si se ajustan o no a los cánones económicos defendidos por los republicanos o los demócratas durante décadas. Trump ha roto esa cadena ideológica que impedía que un Presidente republicano adoptara determinadas decisiones, como fijar aranceles justos o renegociar tratados comerciales que perjudican al país, y ha impuesto un nuevo referente: la inteligencia económica y comercial. De tal modo que ésta es el motor de las decisiones, ahora los resultados son el horizonte y no cumplir obligatoriamente con las tesis de antiguas teorías.
Afrontar el problema del déficit, la deuda nacional, el empleo y el crecimiento económico desde una perspectiva ideológicamente imparcial, basada en la mejor inteligencia que podemos recopilar y evaluar, es un salto que está cambiando la dinámica económica y comercial de Estados Unidos por muchos años. Una dinámica que va a crear mayor prosperidad para la gente, que ya se empieza a dejar notar con inversiones millonarias en sectores productivos estratégicos como el automóvil, las telecomunicaciones, la aeronáutica, la industria espacial y tecnológica, la industria militar y la industria manufacturera. Esto ya está propiciando un boom de miles de empleos por todo el país. Trump ya ha hecho posible la creación de más de 600.000 empleos nuevos en distintos sectores y permitirá crear más de 750.000 en la construcción. Y es sólo el principio. Esto es lo que votaron millones de americanos, y esto es lo que está cumpliendo el presidente Trump. La máxima “Compra americano, contrata americano” se lleva a la práctica con medidas reales que benefician al pueblo estadounidense.
Aunque aún es pronto y la estrategia está empezando, este movimiento económico y de patriotismo comercial va a cambiar radicalmente la tendencia del déficit comercial de bienes, lo cual a su vez hará que el crecimiento económico de Estados Unidos se eleve con mayor solidez. De entrada, el superávit estadounidense en servicios, que es de 250.000 millones de dólares, va a seguir aumentando y representa otro de los ejes importantes que permitirá sanear las cuentas nacionales y robustecer el PIB de una forma sólida.
Las herramientas que está poniendo la inteligencia económica y comercial a disposición del Presidente Trump son hechos, información, datos y análisis fiables para adoptar decisiones estratégicas vitales, de cara a afrontar el dumping que ejercen países como China o Alemania en temas como el acero, la manipulación de divisas, los problemas con los productos químicos, los productos agrícolas, la maquinaria, el petróleo, etc, o bien para impulsar ventajas para el mercado y los productos estadounidenses, tantas veces saboteados sutilmente en el extranjero.
En el radar estadounidense van a estar fijados de forma prioritaria países como Japón, Alemania, México, China, Canadá, Francia, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Malasia, Corea del Sur, Suiza, Taiwán, Tailandia y Vietnam, entre otros, que contribuyen a un déficit comercial de 734.000 millones de dólares, en muchas ocasiones gracias a abusos intolerables y competencia desleal. En los próximos meses veremos decisiones económicas y comerciales muy importantes para diseñar y aprobar acuerdos comerciales en mejores condiciones, acuerdos y tratados firmados por Estados Unidos en el pasado que estaban mal enfocados y que han sido los responsables del declive de la clase media americana y del robo de la prosperidad estadounidense.
Las medidas impulsadas por el Presidente Trump para analizar producto a producto y sector a sector, ya nos está proporcionando una información de inteligencia que va a ser clave en el despegue de la economía de Estados Unidos. La lucha contra el dumping se va a poner seria a partir de ahora. La primera señal es el cobro de alrededor de 3.000 millones de dólares que se adeudan a Estados Unidos en concepto de multas y tarifas por dumping de los últimos 15 años. Habrá muchas más señales de ahora en adelante.
La inteligencia económica y comercial nos ofrece las ventajas competitivas imprescindibles para ganar una guerra comercial en la que muchos países juegan sucio a costa de perjudicar la economía americana. Una inteligencia que tiene una premisa básica y esencial: América Primero. Una promesa que el Presidente Trump está cumpliendo a rajatabla.
Todos los indicadores económicos reflejan ya esta tendencia al alza y al crecimiento económico, desde los datos preliminares del PIB, pasando por los índices de confianza de los consumidores y de las empresas, que están en niveles récord; los índices de empleo; los salarios; el déficit comercial; los ingresos fiscales; la creación de empresas; el gasto e inversión de las empresas; la desregulación; la reducción de impuestos, la reducción de la deuda nacional, el incremento del índice Dow Jones y la fortaleza del dólar.
En suma, en el mundo global, conectado e hipercompetitivo actual, la inteligencia económica y comercial es el elemento clave para hacer frente a las amenazas, la competencia, las naciones, las multinacionales y los problemas interiores. Lograr más inteligencia de este tipo, su organización, su análisis y su interpretación para poder tomar mejores decisiones es una parte de la estrategia del Presidente Trump que ya está rindiendo beneficios para el país. En temas comerciales, como en tantos otros, gana quien conoce mejor a su enemigo y quien tiene mejor información, y ahora es la Administración Trump la que está priorizando este aspecto crucial. Como extraordinario negociador que es, Trump quiere y puede disponer de la mejor inteligencia para negociar, gobernar y tomar decisiones desde una posición más inteligente, ventajosa y privilegiada.
Las medidas aprobadas por el Presidente Trump nos desafían a recabar la mejor información y datos para analizarlos, localizar la información clave y transmitirla en la forma correcta y el momento oportuno. Es decir, conseguir inteligencia estratégica y táctica que pueda utilizar a nivel económico y comercial para fortalecer a los Estados Unidos en ambos aspectos.
De momento, tenemos objetivos claramente perfilados en los escenarios que plantean China, México y Canadá, el mercado de divisas, el comercio en el área Asia Pacífico y las reformas necesarias en la Organización Mundial del Comercio. Objetivos sobre los que ya hay inteligencia de alto valor en manos del Presidente Trump para la toma de decisiones concretas.