Trump y su reforma de los servicios de inteligencia

De todas las reformas emprendidas por el presidente Donald Trump, la de los servicios de inteligencia impacta de forma extraordinaria en la seguridad nacional de los Estados Unidos y su liderazgo internacional. Nos encontramos en un momento especialmente delicado en la comunidad de inteligencia después de que las Administraciones Obama y Biden impulsaran su control por parte de elementos del establishment y afines al Partido Demócrata, que han utilizado en el pasado para espiar a Trump y poner todo tipo de obstáculos a su gestión presidencial en el primer mandato y también ahora en el segundo mandato. No es extraño que esto coincida con un momento en el que la confianza en la comunidad de inteligencia está en su punto más bajo desde hace décadas y cuando el país vive situaciones de enorme riesgo debido a los fallos de seguridad de la Administración Biden y crisis internacionales por conflictos que no supieron detener a tiempo, por ejemplo, en Ucrania.
No sólo se ha utilizado a oficiales y agentes de inteligencia para contraatacar o impedir políticas de Trump de manera más o menos abierta, sino que durante mucho tiempo la inteligencia defectuosa o mal utilizada ha provocado costosos fracasos y creado algunos riesgos que han socavado nuestra seguridad nacional y nuestras libertades constitucionales. Una autocrítica necesaria nos hace ver cómo decisiones pésimas nos han conducido al momento actual, con guerras en curso en varios lugares estratégicos del mundo, un auge del integrismo islámico de ISIS, Al Qaeda y otros grupos yihadistas, y al desafío abierto de regímenes como el de Irán, Corea del Norte y Venezuela. Todos ellos son objetivos de las nuevas medidas de los servicios de inteligencia bajo la presidencia de Trump.
Por fortuna para los estadounidenses, la reelección del presidente Trump representa un mandato contundente de los votantes para poner fin a este ciclo de fracasos y pobres resultados, así como a la politización de la comunidad de inteligencia por parte de los demócratas y de funcionarios del estado profundo.
La Administración Trump marca un nuevo proceso para recuperar la confianza de los ciudadanos en quienes han sido encargados de la tarea de proteger los Estados Unidos desde la comunidad de inteligencia y volver a un enfoque original de los mismos, que es en esencia su misión principal: garantizar la seguridad del país y la libertad del pueblo estadounidense mediante una inteligencia de calidad e imparcial, sin sesgos ideológicos ni prejuicios e influencia política, recopilada, analizada e informada de forma diligente y eficaz. Los procedimientos de cambio que se están aplicando a los servicios de inteligencia garantizarán no sólo que se evite un elevado coste innecesario o errores clamorosos, sino también abusos o utilización partidista.
Bajo las directrices del presidente Trump se está impulsando evaluar el entorno de las amenazas globales para identificar las deficiencias en nuestra inteligencia, cómo podemos mejorar, aumentar el intercambio de información y garantizar una recopilación y un análisis imparciales y establecer claros objetivos que respalden la toma de decisiones del presidente Trump y los diversos responsables políticos. Es una prioridad absoluta también poner fin a la politización de la comunidad de inteligencia de Seguridad y ponerla a trabajar en lo esencial, que es la protección del país. Después de los abusos de estos pasados años, ha pasado a primer plano la necesidad de reconstruir la confianza en la comunidad de inteligencia mediante una mayor transparencia y una necesaria rendición de cuentas. Por último, pero no por ello menos importante, se está aplicando una completa evaluación de la eficiencia, la burocracia excesiva y la eficacia en las misiones en marcha, las nuevas misiones que se plantean, y la propia estructura organizativa de las diferentes agencias de inteligencia.
Los cambios que se llevan a cabo en la comunidad de inteligencia afectan también a una adecuada supervisión de las operaciones para garantizar que no existan programas ilegales o inconstitucionales de recopilación de inteligencia sobre ciudadanos estadounidense, el control del acceso a inteligencia altamente sensible mediante una reforma de las autorizaciones de seguridad y de la clasificación, e información a los empleados sobre todas las opciones legales para canalizar denuncias, incluyendo al Inspector General, al Defensor del Pueblo, al Comité de Inteligencia del Senado, y una línea línea directa para para denunciantes.
Los servicios de inteligencia vuelven a servir como herramienta imparcial al servicio de la mejor toma de decisiones del presidente y para la seguridad de la nación y del pueblo estadounidense.
Además, hay un objetivo que debe ocupar a los miembros patriotas de la comunidad de inteligencia: descubrir y revelar a quienes llevando a cabo operaciones de inteligencia ilegales de sabotaje dentro de la Administración contra las políticas del presidente Trump. No podemos permitir que utilicen nuestros servicios de inteligencia para socavar las decisiones de la Casa Blanca. Por ello, necesitamos emprender una limpieza profunda de esas redes ocultas si queremos completar el trabajo y ayudar a que la comunidad de inteligencia vuelva ser grande otra vez.
Para implementar los cambios que desea el presidente Trump, la Directora de Inteligencia Nacional (DNI), Tulsi Gabbard, ha creado un nuevo grupo de trabajo encargado de restablecer la transparencia y la rendición de cuentas en la comunidad de inteligencia, denominado Grupo de Iniciativas de la Directora (GID), que ya trabaja en la ejecución de las órdenes ejecutivas del presidente Trump destinadas a restablecer la confianza en la inteligencia estadounidense, comenzando por investigar el uso de armas, erradicar la politización profundamente arraigada, exponer las divulgaciones no autorizadas de inteligencia clasificada y desclasificar información de interés público, por ejemplo los archivos relacionados con el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy, los asesinatos de Robert Fitzgerald Kennedy y Martin Luther King, información relacionada con los orígenes del COVID-19, Crossfire Hurricane, incidentes sanitarios anómalos, las medidas de vigilancia y censura interna de la Administración Biden contra los estadounidenses, y mucho más. De estos documentos, podría tener un alto impacto todos los relacionados con Crossfire Hurricane, la vergonzosa investigación sobre la denominada “colusión rusa”, porque implica divulgar la verdad en torno al informe de John Durham, el cual confirma que en agosto de 2016, el entonces director de la CIA, John Brennan, informó a Obama y Biden sobre el plan de Clinton de vincular con falsedades a Trump con Rusia. Ellos lo sabían, lo aprobaron, e impulsaron que los medios se hicieran eco. La campaña de Hillary Clinton diseñó el mayor engaño político de la historia estadounidense. Un auténtico escándalo ocultado por sus medios aliados. Utilizaron las agencias de inteligencia, corrompieron al FBI y al Departamento de Justicia. Fue una conspiración al más alto nivel para socavar al presidente Trump.
El GID también lidera las evaluaciones de la estructura, los recursos y el personal de la comunidad de inteligencia para mejorar la eficiencia. identificar y eliminar gastos innecesarios en tiempo real, optimizando procesos obsoletos, revisando documentos para su desclasificación, liderando los esfuerzos para erradicar los abusos de poder, y revocando las autorizaciones de seguridad y acceso a información clasificada a personas que ya no desempeñan un papel activo en la seguridad nacional, incluyendo a los ex presidentes Barack Obama y Joe Biden, Liz Cheney, el ex secretario de estado Antony Blinken, Jake Sullivan, John Brennan, James Clapper, Hillary Clinton, Kamala Harris, y los 51 oficiales de inteligencia que mintieron en su carta sobre el ordenador portátil de Hunter Biden al afirmar que era desinformación rusa cuando era cierta, entre otras.
El presidente Trump prometió al pueblo estadounidense máxima transparencia y rendición de cuentas, y eso es lo que se está haciendo.
Por último, hay un auténtico esfuerzo para nombrar a auténticos patriotas en puestos clave alineados con la agenda de Donald Trump y la expulsión de quienes han comprometido la seguridad nacional con su posicionamiento ideológico y participación en conspiraciones de los demócratas. Una tarea que puede determinar que la comunidad de inteligencia vuelva a ser confiable y haga el trabajo necesario para conseguir una seguridad nacional realmente fuerte.