Águila real en Galicia y Andalucía
Es una de las aves emblemáticas y más hermosas del mundo, el águila real, en peligro de extinción y una de las joyas de la fauna. Por fortuna, algunos de los mejores programas de recuperación se han desarrollado a tiempo en España para intentar salvar esta especie, en algunos lugares con buenos resultados.
Uno de esos sitios a los que ha regresado el águila real son los montes de Lugo y Orense, en Galicia, donde estos programas se basan en la estrategia de mantenerlos en zonas aisladas, sin injerencias humanas. Su presencia en estas zonas, donde tradicionalmente vivían las rapaces, es muy importante porque durante décadas se las expulsó de sus hábitats, convertidos en lugares de explotación de constructoras y compañías eléctricas.
El milagro de la reintroducción del águila real se ha hecho posible gracias a un plan de la ONG Grefa, de ecologistas, la Xunta de Galicia y empresas como Red Eléctrica Española, que colabora adecuando sus trazados eléctricos, que es uno de los grandes peligros que afrontan las águilas.
Los resultados, sin ser llamativos, llaman a la esperanza. De cuatro ejemplares contabilizados en la década de los ochenta en O Courel, se ha pasado a una docena en toda Galicia. Debido al amplio espacio que ocupan para desarrollar su vida, entre 70 y 100 kilómetros cuadrados, sigue siendo complicado ubicarlas en un lugar concreto, a pesar de que se utiliza el seguimiento por satélite. Por ejemplo, se sabe que uno de los últimos ejemplares liberados acabó en el Algarve portugués y sólo ahora está volviendo a Galicia.
El apoyo local de la gente está siendo vital para el éxito del programa y debería extenderse a otros programas de reintroducción de animales autóctonos, como el oso, que fue saboteado por algunas polémicas impulsadas desde sectores mineros.
La presencia del águila real en Galicia es un éxito indiscutible de enorme valor biológico, ya que la especie estuvo casi desaparecida totalmente a causa del aislamiento geográfico de esta región española, la presencia de líneas eléctricas o las perturbaciones humanas derivadas de la dispersión poblacional. Así, los aerogeneradores con los que las eléctricas salpican montes aislados, que son espacios muy proclives para la nidificación de las águilas, representan actualmente un nuevo peligro que debería afrontarse.
Este plan de recuperación del águila real se ha desarrollado en el parque natural del Xurés-Gerês debido a que todavía presenta un grado de aislamiento ideal para la cría de esta especie. En otras zonas, la injerencia y la presencia humana sigue siendo un enorme obstáculo para la reintroducción del águila real. Por ejemplo, responsables de la ONG Grefa denuncian que una pareja de águilas reales afincada en la Serra da Enciña da Lastra abandona la cría de forma reiterada a causa de los programas de escalada organizados en este parque a pesar de estar prohibidos y de las excursiones de guardas forestales y sus familias a sólo 100 metros del nido. Hay que ser imbécil y muy estúpido para ponerse a escalar o hacer excursiones en un área de cría del águila real. Esto que se lo apunten los que lo hacen y se lo hagan mirar porque es grave.
La tranquilidad es esencial para la cría en el caso de las águilas reales porque es una especie enormemente delicada y vulnerable durante el período de cría. Un impulso decidido para ampliar programas de recuperación y conservación para especies en peligro, es muy importante en España, porque o hay muy pocos o apenas tienen ayudas y no se cumplen. Por ejemplo, a pesar de que la normativa exige estos planes para especies en riesgo de extinción, sólo el 15% cuenta con ellos. Así, en las dos últimas décadas se identificaron cuatro mamíferos en severo peligro en toda España. Dos (el bucardo y la foca monje) se han extinguido sin programa de recuperación alguno. Hay que ser tonto integral o no tener ni idea, o ambas cosas, para llegar a esos límites.
Otro lugar formidable donde tienen sus hábitats las águilas reales es el Parque Natural de “Sierra de Baza” en Granada, donde se han realizado algunos censos y de las casi cincuenta parejas que hay aproximadamente en la provincia, se estima que tres parejas nidifican en este espacio natural. La demanda de altura para instalar sus nidos, en ocasiones por encima de los 1.000 metros, parece ser que es una de las razones por las que encuentran en este espacio natural las condiciones de altitud idóneas. Otro factor decisivo que lo convierte en un buen lugar de cría es la presencia de abundante de piezas de caza, ya que aún hay un alto índice de potenciales presas de las que pueden alimentarse.
La Sierra de Baza por sus condiciones de isla bioclimática, ejerce de mirador natural sobre la hoyas de Guadix y Baza, una vasta extensión de terreno sobre las que el águila real planea frecuentemente. Un lujo para el observador avezado. El peligro en este lugar son los envenenamientos, a los que habría que poner coto de forma prioritaria.
Lo deseable es que el desinterés o la ignorancia no rodeen la gestión del águila real, y se apliquen buenos programas de reintroducción en todas partes.
No podemos olvidar que el águila real está considerada la reina de las aves por su enorme belleza, características físicas y habilidad para la caza. Esta ave rapaz, de costumbres diurnas, tiene el cuerpo cubierto de un plumaje pardo oscuro y más claro en la cabeza. Su pico es grande y fuerte, de color amarillo. Las puntas de las alas presentan largas plumas primarias con forma de dedos que se despliegan en el aire para reducir el rozamiento y proporcionar un mayor control sobre el vuelo. Las patas están recubiertas de plumas y sus garras son grandes y fuertes, por eso pueden transportar presas del tamaño de un zorro o un cordero. Su visión es otra de sus armas. Se calcula que la visión de las águilas reales es entre cuatro y ocho veces superior a la del ser humano, pudiendo localizar una liebre en tierra firme desde una distancia de más de tres kilómetros.
El hábitat natural del águila real son las zonas de montaña y los páramos, o bien zonas rocosas y con grandes acantilados, casi siempre en lugares aislados y lejos de la presencia del ser humano. Su territorio suele abarcar más de 100 kilómetros cuadrados y detrás del quebrantahuesos (Gyapetus barbatus), es la especie alada que más territorio ocupa.
La época de nidificación del águila real va desde el mes de febrero al mes de junio, y el nido lo construyen con ramas y hojarasca, normalmente en repisas de acantilados rocosos o bien en la copa de grandes pinos y otros árboles de gran tamaño. Cada pareja tiene varios nidos repartidos por todo su territorio y mientras el macho aporta los alimentos, la hembra incuba los huevos. Cuando nacen los pollos son alimentados de forma paciente con piezas de mamíferos pequeños y medianos. Los pollos empluman con lentitud y pasan varias semanas hasta que abandonan el nido.
Las águilas reales basan su dieta en mamíferos como conejos, liebres, zorros, ardillas, reptiles, aves y en ocasiones también carroña. Es destacable la pluma del águila real, en la que puede verse un fino plumón del que están formadas y que proporcionan mayor abrigo y ligereza a su cuerpo. La voz del águila real es muy característica y suele escucharse de vez en cuando por donde vuela. Su vuelo es directo, con aleteos regulares y planeos mientras se va elevando. Es capaz de recorrer grandes distancias en pocos minutos y de lanzarse sobre sus presas a más de doscientos kilómetros por hora.
Un verdadero tesoro natural que confiemos podamos seguir disfrutando durante muchos años en libertad y que siga manteniendo el equilibrio necesario en los ecosistemas.
FICHA TÉCNICA
Orden: Accipitriformes
Familia: Accipitridae
Especie: Aquila chrysaetos
Estatus: especie catalogada de interés especial.
Longevidad: pueden vivir hasta treinta años.
Peso: Los machos 3,7 kgrs. y las hembras 5,3 kgrs., aproximadamente.
Envergadura: con las alas abiertas pueden medir alrededor de 220 cms.
Longitud: 85 cms. aproximadamente.
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