El voto oculto a Trump
La cuenta atrás para el 8 de noviembre ya está en marcha. El momento decisivo para Estados Unidos se acerca después de una carrera electoral larga y salpicada de escándalos y propuestas revolucionarias. Pocas veces en la historia ha habido dos candidatos tan distintos y atípicos.
Donald Trump y Hillary Clinton agotan su munición electoral para llevarse los últimos votos decisivos de esta contienda, dirigiéndose a aquellos votantes indecisos que aún quedan, y que podrían definir el resultado.
A dos semanas y dos días de las elecciones, ambos candidatos tienen posibilidades de salir victoriosos. Hillary ha contado y cuenta con el beneplácito y la ayuda activa de los medios de comunicación y el establishment político, que le han hecho la campaña durante todo este tiempo. Trump cuenta con una base de votantes más fieles y con algo más importante: el voto oculto que se va a inclinar por él. Millones de ciudadanos lo van a votar el 8 de noviembre sin haberlo declarado en las encuestas.
Sus propuestas electorales en temas de empleo, defensa, seguridad nacional, sanidad, impuestos, educación, economía e infraestructuras, entre otros, son las más sólidas y las que representan un verdadero cambio con respecto a las políticas fracasadas que defiende Hillary. La agenda política trumpiana es, de lejos, la que más beneficiaría a los Estados Unidos y la que recuperaría la identidad y el rumbo de este país.
Ese voto oculto a favor de Trump se va a sustanciar el 8 de noviembre en millones de votos para el candidato republicano. Mientras el establishment, los medios de comunicación y la campaña de Hillary siguen enfangados en una campaña sucia contra Trump, con descalificaciones y ataques de todo tipo, millones de ciudadanos que no confían en Hillary porque es una persona deshonesta, falsa, corrupta y mentirosa, votarán a Trump como la mejor opción que tenemos en estas elecciones. Porque se lo ha ganado a pulso luchando contra todo y contra todos, con el único apoyo de ciudadanos patriotas preocupados sinceramente por la dirección que lleva el país.
Para el 8 de noviembre quedan algunas sorpresas: el voto oculto a Trump, el nivel de amaño que realizan los demócratas de Hillary, y el voto indeciso que, presionado por los escándalos artificiales que han fabricado la campaña demócrata y los medios de comunicación, termine inclinándose por votar a Hillary.
De estos tres factores y de esas dos corrientes de votantes depende la elección presidencial. Si Trump logra mantener a su favor el voto oculto y atraer una buena parte del voto indeciso, entonces tendrá la victoria en su mano. Para lograrlo, todavía queda mucha campaña por delante porque nada está aún decidido.
Si Hillary consigue hacerse con ese voto indeciso, triunfará la peor elección posible y se abrirá una de las peores presidencias que hayamos tenido ocasión de soportar como nación. Trump es la única opción válida para romper con un establishment corrupto y que ha fallado estrepitosamente en asuntos vitales, y recuperar un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Los votantes que creemos de verdad en estas palabras, reconocemos en Trump al candidato que debe ganar y ocupar la Casa Blanca. Lo demás será una gigantesca manipulación del establishment y los medios cómplices con consecuencias dramáticas para Estados Unidos.
A menudo se exige de la Inteligencia que alerte de catástrofes venideras. Aquí tienen una advertencia muy clara: Hillary es una catástrofe en potencia para Estados Unidos. Trump es la única elección viable que puede evitar esa catástrofe. La decisión queda en manos de los votantes americanos.