Nochebuena se convierte en una noche especial merced a la llegada del hijo de José y María, el hijo de Dios, y el sentido original de la Navidad es la celebración de su nacimiento. Su llegada al mundo marca el inicio de nuestra salvación y de los milagros que se habrán de producir; por eso la temporada navideña se festeja como un tiempo de concordia y para celebrar los milagros que se producen en el día a día, tan humanos y cercanos. O los que debemos tratar de que haya.

En Nochebuena y Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, es cierto, pero más importante aún, celebramos sus enseñanzas, que habrán de llegar, y que perviven en millones de personas en todo el mundo. Celebramos la forma en que Jesús de Nazareth cambió el mundo y a todos a través de sus enseñanzas de valores esenciales, como el amor al prójimo, a los animales, la ayuda y el servicio a los menos afortunados, el perdón, la unidad familiar, la compasión, el agradecimiento y el mantenimiento de la fe frente al dolor, la adversidad y cuantos problemas nos aquejan.

Su llegada al mundo y sus enseñanzas marcaron el camino de respeto y amor hacia los demás, de alegría compartida, de comportamiento en la vida, de la forma en que debemos entregarnos unos a otros, y mantenernos firmes en la fe. Esta es la celebración auténtica de la Navidad. Porque el milagro y los mensajes profundos que representan la vida y la obra de Jesucristo nacen hoy y nacen en cada uno de nosotros para acompañarnos todo el año y guiarnos con sabiduría.
Que tengan una buena Nochebuena y una Feliz Navidad, celebrando su sentido auténtico.