Bajo el cálido sol de Florida
Los pre-candidatos presidenciales se esfuerzan en estos días en cortejar a los votantes de los Estados que votarán en breve. Con especial insistencia en Florida, que celebra primarias republicanas el día 29 de enero.
Mientras Barack Obama se dispone a ganar en Carolina del Sur el sábado 26, y Hillary Clinton se espabila y patea otros dos Estados claves para el Supermartes, California y New Jersey, que enviarán gran cantidad de delegados para la Convención Demócrata, consiguiendo el endorsement del sindicato United Farm Workers, que representa a 27.000 trabajadores, en el primero, y hablando de economía en el segundo, haciendo hincapié en su trabajo como Senadora, los Republicanos aprietan el acelerador en Florida, un Estado que pone 57 delegados en juego.
Todos los pre-candidatos favoritos hicieron un papel digno en el debate republicano que se celebró en la MSNBC, en Boca Raton. Los temas de atención fueron la economía, los impuestos y las críticas a los demócratas. Los front-runners John McCaine y Mitt Romney supieron defender sus posturas con habilidad y sin meter la pata. Romney hizo gala de seguridad en los asuntos planteados, con creciente confianza, pese a ser foco de los ataques de Huckabee, Giuliani, y los moderadores Brian Williams y Tim Russert. De nuevo centró su mensaje en “arreglar Washington”, se postuló como el candidato del cambio, atacó a McCaine por haber votado en contra del recorte de impuestos de Bush, y cargó con fuerza contra los demócratas, en concreto contra Hillary, a quien acusó de formular políticas económicas propias de la “vieja Europa”, que conducirían a crear menos empleos en América.
El ex-alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, necesitado de la victoria aquí, donde ha centrado su estrategia de campaña, intentó destacarse, habló sobre control de armas y del fondo para catátrofes nacionales, y pese a estar bien, no consiguió brillar todo lo que necesitaba.
Por su parte, John McCaine mantuvo una actuación comedida y sólida. Su estilo veterano le confiere ese aire de fortaleza y seguridad que lo convierte de inmediato en el candidato más creíble. Estuvo muy bien en Seguridad Nacional, no buscó la confrontación y mantuvo su estatus de front-runner. Su único desliz fue cuando Tim Russert le recordó un comentario propio en el que admitía que su conocimiento de la economía era más limitado que su dominio en Seguridad Nacional. Ahí hubo de defender su postura, afirmando que también dominaba la economía. Coincidiendo con el debate, McCain recibió el endorsement del New York Times, aunque esto no es significativo de cara a los votantes republicanos, incluso es más un palo en la rueda, sí lo es para los votantes demócratas, y el de Sylvester Stallone, que le da más popularidad.
En resúmen, McCain vuelve a prometer garantías de seguridad en economía y Seguridad Nacional. Dos puntos importantes sobre los que se centrará la campaña presidencial hasta noviembre.