Cachorros de «aguará guazú» en Estados Unidos
En la lucha contra la extinción de especies tan importante es la concienciación responsable como los medios para lograr los objetivos de supervivencia y reproducción. Algunos de esos medios tienen que ver con la mejor tecnología e investigación del mundo para conseguirlo. Estados Unidos no sólo cuenta con una cultura de la protección natural muy avanzada sino también con estos medios.
Gracias a ambos se producen noticias tan esperanzadoras como el nacimiento de cuatro cachorros de aguará guazú, conocido como lobo de crin, que es el mayor cánido de América del Sur, que ha tenido lugar en el centro de investigaciones biológicas del Zoológico Nacional de Estados Unidos.
El aguará guazú (del guaraní ‘zorro grande’), cuyo nombre científico es «Chrysocyon brachyurus», es un cánido autóctono de las espesuras y pastizales del Chaco de Argentina y Paraguay, la llanura beniana en el oriente de Bolivia, algunas regiones de Perú y Brasil, así como de la cuenca del los ríos Paraguay y Paraná, de una riqueza biológica impresionante.
La realidad es que estos animales son inofensivos para el hombre y el ganado, pero durante mucho tiempo han tenido que ver reducido su espacio vital ante el empuje humano y la caza descontrolada, que han disminuido su población hasta tal punto que se encuentran en la lista de especies protegidas de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
El Instituto Smithsonian de Biología de Conservación, en Front Royal (Virginia), indica que sólo quedan unos 20.000 ejemplares en su hábitat natural, ya que la agricultura y la ganadería han avanzado sobre el 80 por ciento del espacio que ocupan.
Los cuatro cachorros nacieron en Front Royal el 5 de enero pasado y es la primera camada de aguará guazú en este centro. Hay otras cuatro parejas en el instituto, pero ésta es la primera que ha producido una camada.
El comportamiento de estos animales es muy sensible al estrés y los cambios en el entorno, dado que son muy tímidos, y la madre suele mover a sus cachorros de un lugar a otro en su afán por protegerlos si ve peligro inminente. Salina, que es la madre de estos cachorros, tiene 8 años y los amamanta con normalidad. Uno de los episodios que ha sucedido llamó la atención de los investigadores. Cuando Salina dejó a uno de los cachorros, un macho, en un cubil diferente de los otros, la preocupación se extendió, ya que la madre habitualmente no gasta energía cuidando a los cachorros que no están saludables. Pero en esta ocasión, el cachorro estaba gordito y fuerte, por eso se pensó que quizá era más agresivo que sus hermanos y Salina quería dar a los otros la oportunidad de mamar. Sin embargo, regresó a por él y mientras tanto fue el padre, Nopal, el que cuidó del cachorro dejado a un lado hasta que su madre volvió a buscarlo. Esto ha recordado a todos que el padre tiene un papel muy importante en el cuidado de las crías, lo que no deja de ser una enorme enseñanza para los humanos.
Las primeras seis semanas es la madre la que cuida de los cachorros la mayor parte del tiempo, pero cuando empiezan a correr y salen de la guarida, es el padre el que cumple la tarea de proveer comida y proteger a los cachorros. Como vemos, la naturaleza sigue impartiendo lecciones magistrales.
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