El verano de Trump
Un presidente de Estados Unidos que ejerce como tal con responsabilidad, apenas tiene tiempo libre. Ni siquiera en verano se puede permitir demasiados días de descanso sin afrontar los asuntos que llegan a la mesa presidencial.
Donald Trump es uno de los presidentes más trabajadores de las últimas décadas. La intensidad con la que encara los temas obliga a todos a realizar un esfuerzo adicional. También en verano. El receso vacacional del Congreso en agosto ha quedado suspendido para acelerar trabajos pendientes de confirmación de nominados presidenciales y proyectos de ley.
De entre todos los desafíos que Trump tiene por delante, varios de ellos ocupan el tiempo y la actividad del presidente de forma prioritaria. Los podemos resumir en los siguientes: ley de inmigración, que debe dar respuesta a la seguridad fronteriza, el sistema de visados, la inmigración ilegal y los jóvenes amparados en el programa DACA. Empleo y desregulación económica con nuevas medidas que ofrezcan respuesta a las demandas de empleo de sectores económicos estratégicos. Comercio internacional, con especial atención a las relaciones comerciales con China y la Unión Europea. Los aranceles ocupan un papel importante en la negociación abierta con ambos bloques económicos.
La lucha contra los Talibanes, ISIS y Al Qaeda en regiones específicas de Afganistán, Siria, Iraq, Yemen, Somalia y en otros lugares, se verá intensificada en estas próximas semanas con una estrategia adaptada al período estival para reducir células yihadistas que todavía operan sobre el terreno. La verificación del acuerdo de desnuclearización con Corea del Norte empezará en breve con especialistas in situ y mediante monitorización satelital.
El apoyo de Trump a candidatos MAGA que concurrirán a las elecciones midterm en noviembre se ampliará en algunos casos para fortalecer la presencia del Partido Republicano en el Congreso y asegurar las próximas medidas de la agenda MAGA que deben pasar por el legislativo.
Trump ha colocado en el punto de mira de las amenazas a la seguridad nacional las Fake News de medios de comunicación y prensa progresista. Los esfuerzos se incrementarán para combatir estas noticias falsas enfocadas a perjudicar la presidencia de Trump. Un nuevo plan presidencial dejará en videncia aún más esta manipulación informativa. No gustará a la prensa y los medios que mienten y falsean la realidad, pero a los votantes de Trump les va a encantar.
Los informes del inspector general de Justicia que dejan en evidencia las tramas del Estado Profundo y el establishment, que conspiraron para que Trump no ganara, y todavía conspiran para perjudicarle, serán un arma recurrente durante estos próximos meses de verano para seguir luchando contra el Deep State. Los hechos ya probados de que el ex director del FBI y altos mandos de la Administración Obama no fueron imparciales en las investigaciones sobre el presidente y conspiraron para evitar la llegada de Trump a la Casa Blanca, vienen a confirmar oficialmente las denuncias que Trump lleva efectuando dos años.
Definitivamente, Trump ha cambiado los roles políticos durante este tiempo en el Despacho Oval. Este verano los cambios seguirán acelerando un proceso que va a transformar la presidencia como fuerza y motor de progreso para Estados Unidos desde un enfoque claramente conservador y de éxito.
Este verano de 2018 será un verano de batallas políticas intensas, batallas militares reales lejos de los focos de los medios y de cambios que definirán la agenda del próximo año presidencial. Un verano que empieza fuerte con rallys en Minnesota y North Dakota para comunicar directamente a los ciudadanos los avances que se están logrando.