La inflación de Biden
La inflación que ha provocado las políticas de Joe Biden y de los demócratas, es el gran asunto que preocupa a los ciudadanos estadounidenses. Lo mismo que sucede en España con las políticas desastrosas del gobierno social comunista de Pedro Sánchez y su pandilla de inútiles, que han disparado también la inflación y empobrecido a los españoles.
Los demócratas tratan de desviar la atención ciudadana con el aborto, las armas y la guerra en Ucrania, pero nada de todo eso importa a los votantes, o muy poco, tal y como reflejan la mayoría de las encuestas de opinión. El tema que prevalece es la inflación desbocada. Motivos hay de sobra para preocuparse. La Administración Biden ya es la peor y más incompetente desde hace más de 45 años, desbancando a la que hasta ahora había sido la peor: la de Jimmy Carter.
Para hacernos una idea del estado actual de la nación, nada como ver los datos: en general, el índice de precios al consumidor, una medida amplia de bienes y servicios de la nación, que es clave para fijar la inflación, aumentó un 9,1 % interanual en junio pasado, superior al aumento del 8,6% en mayo, y un aumento que marcó su nivel más alto desde noviembre de 1981, según el informe de la Oficina de Estadísticas Laborales.
Sobre una base mensual, los precios aumentaron un 1,3% de mayo a junio, otro incremento sustancial, después de que los precios se elevaron un 1% de abril a mayo. Esto equivale a que el trabajador estadounidense promedio ha perdido 3.400 dólares en salarios anuales y la familia promedio en la que padre y madre trabajan ha perdido 6.800 dólares en salarios anuales bajo Biden debido a la inflación vertiginosa que ha provocado su Administración (ni Putin ni la guerra) desde que fue aupada al poder mediante un fraude electoral ya sobradamente probado.
Esto implica en realidad que muchas familias superan su presupuesto anual para alimentos y combustible; la inflación está destruyendo sus proyectos de vida y aplastando a la clase media. Biden está destrozando la excelente economía que construyó la Administración Trump y está conduciendo a Estados Unidos por un camino de deterioro económico y social. La ola de gastos de Biden está teniendo consecuencias nefastas en forma de descontrol de la inflación y sus políticas de libre gasto han llevado a la economía estadounidense a la temida estanflación.
El informe mostró que los precios de la energía, incluidas la gasolina y la electricidad, se han disparado un 41,6 % durante la Administración Biden, al tiempo que los precios de los alimentos han aumentado un 10,4 % en los últimos 12 meses. El aumento del índice de energía fue el mayor desde 1980. Datos que ponen los pelos como escarpias.
¡Y ojo! todo esto con los actuales baremos que se utilizan. Si empleáramos los indicadores de la década de los ochenta, los datos serían aún más catastróficos, con una inflación real que roza el 20%. Pero ni aun así se salva el régimen de Biden. La inflación subyacente, que mide el cambio en los precios al consumidor en todos los sectores, excepto la energía y los alimentos, aumentó también un elevado 5,9% anual. Lo que está sucediendo es que esos costes de alimentos y de energía se transfieren a otras empresas y, en última instancia, a los consumidores.
Los asesores económicos de la Administración Biden y de gran parte de los gobiernos occidentales, que siguen órdenes de los que realmente manejan los asuntos mundiales, apuestan por fomentar una recesión que enfríe la inflación. Por supuesto, una recesión que pagarán los ciudadanos, no las elites que gobiernan cómodamente desde sus despachos con aire acondicionado y moqueta, dietas pagadas, bellezones de secretarias, maromos bien dispuestos, y sueldazos que no merecen ni por asomo. La inflación de Biden le costó al hogar estadounidense promedio 718 dólares sólo en junio, y le costará a esa misma familia más de 8.600 dólares durante el próximo año, incluso si los precios dejan de aumentar por completo (que no lo harán, por supuesto). La inflación mayorista, un precursor de la inflación al consumidor, también aumentó en junio a un ritmo acelerado de 11.3%.
Desde luego parte de la responsabilidad de todo esto son los cheques de estímulo con los que Biden inundó la economía desde hace más de un año: tres pagos por valor de $1200, $600 y $1400 respectivamente, entre marzo de 2020 y marzo de 2021, y cuyo resultado ya está aquí: la inflación está aumentando y empeorando de forma gravísima, algo que obliga a recortes salariales masivos para los trabajadores estadounidenses.
Mientras la inflación sigue descontrolada, Biden decía hace un año que era pasajera y ahora afirma que el problema está disminuyendo. Mentira en ambas ocasiones. Debe ser que en su estado actual de incomprensión de la realidad que lo rodea, confunde lo que sucede o no lo quiere ver.
La realidad es que el incesante aumento de la inflación ha provocado también una fuerte caída en la confianza de los consumidores en la economía, ha hecho caer los índices de aprobación de Joe Biden, que ya es desaprobado por casi el 70% de los ciudadanos, y representa la gran amenaza política para los demócratas en las elecciones legislativas del próximo noviembre, en el que las encuestas pronostican un batacazo en toda regla para el Partido Demócrata, que van a purgar así sus pecados (fraude electoral, inflación, degeneración moral, tiranía cultural y educativa, etc).
En este escenario caliente, y no precisamente por el clima, los mercados de valores, Wall Street y el índice S&P 500 también han sufrido caídas importantes tras conocer la noticia. Los inversores corren como pollos sin cabeza. Normal.
Las palabras de Biden sobre la mejoría de los precios de la gasolina y del trigo en estas últimas semanas, no pueden esconder lo que hasta la Reserva Federal ya predice como una recesión muy seria para tratar de controlar la inflación. Ahora, casi la mitad de los operadores de los mercados de valores esperan que la Reserva Federal aumente las tasas de interés en un punto o más, lo que sería el aumento más alto en casi 40 años, ya que Biden ha dicho que permitiría que la Reserva Federal haga lo que sea necesario para solucionar el problema de la inflación. Como para echarse a temblar.
Entretanto, a diferencia de la Administración Trump, que logró avances sustanciales para las comunidades afroamericanas e hispanas, la Administración Biden ha provocado que los estadounidenses afroamericanos e hispanos de bajos ingresos se hayan visto especialmente afectados por la inflación porque una parte desproporcionada de sus ingresos se destina a elementos esenciales como vivienda, transporte y alimentos. A pesar de que la inflación pueda moderarse un poco en los próximos meses en Estados Unidos, debido a una leve desaceleración en los precios de la gasolina, los costes de envío, de las materias primas y de los aumentos salariales, las preocupaciones sobre la inflación y la economía ocupan un lugar muy destacado en la mente de los estadounidenses, para los que se trata del problema número 1 que debe de ser una prioridad nacional del gobierno.
De acuerdo a las encuestas, para el 75% de los estadounidenses la culpa de esta inflación disparada que tenemos es de la Administración Biden. Hasta los principales bancos del país admiten ya sin reservas que está fuera de control y nos lleva a una recesión económica. ¡Qué ha cambiado con respecto a hace dos años, cuando teníamos la mejor economía del mundo? Ha cambiado que hubo un fraude electoral y robaron las elecciones a Donald Trump, que ya no está en la Casa Blanca aplicando políticas sensatas.
La Bideninflación, como se la conoce en Estados Unidos, nos deja datos escalofriantes de miseria socialista. Veamos unos pocos:
La gasolina sube un 59,9% Los huevos subieron un 33,1% La mantequilla subió un 21,3% El pollo subió un 18,6 % La leche sube un 16,4 % El café sube un 15,8% El beicon subió un 11,9% El pan sube un 10,8% Los automóviles y los camiones usados suben un 7.1%. Los vehículos nuevos subieron un 11,4%. Las carnes, Aves y Pescados subieron un 10,4%. Las tarifas aéreas subieron un 34,1%
La inflación es con creces la mayor preocupación de los estadounidenses, las familias y las empresas. La Bideninflación ahora les cuesta a los hogares estadounidenses casi 500 dólares más por mes. Los estadounidenses no pueden permitirse la economía de Joe Biden. Desde que asumió el cargo de forma fraudulenta, la Bideninflación le ha costado al trabajador estadounidense promedio los antes citados 3.400 dólares en salarios anuales perdidos. Las ganancias reales por hora disminuyeron un 3,6% en junio pasado. Así, los estadounidenses ganan menos y pagan más debido a la agenda de extrema izquierda de Joe Biden y de los demócratas del Congreso, y su gasto fuera de control.
La Bideninflación significa para las familias estadounidenses que están pagando más por todo lo que compran cuando van al supermercado o la gasolinera, en general entre un 10% y un 20% más, si es que pueden encontrar todo lo que buscan, que ese es otro problema.
En resumen, los ciudadanos estadounidenses en general son inteligentes y saben que el gobierno del Partido Demócrata es el culpable de las crisis de inflación, de energía de crimen y delincuencia que enfrentan cada día. Aquí no cuela ese mantra socialista de que la culpa es de Putin, con el que les venden la moto a los españoles desinformados. El hartazgo ciudadano con Biden y los demócratas de izquierda radical es de tal magnitud que hasta una cadena pro demócrata como la CNN ya no lo puede ocultar. De acuerdo a una encuesta reciente realizada precisamente por la CNN, los índices de aprobación de Biden para gestionar la economía y la inflación ahora son negativos entre los adultos blancos y los adultos negros, que han estado entre los partidarios más acérrimos de Biden (un 47 % aprueba y un 52 % desaprueba la economía, mientras que el 34 % lo aprueba y el 65 % lo desaprueba en la inflación).
En la misma encuesta, sólo el 21% de los estadounidenses dice que «las cosas van bien». Un enorme 79% dicen que las cosas van muy mal. Tenemos que retroceder hasta 2009 para encontrar un momento en que el electorado estadounidense estaba tan insatisfecho con la forma en que iban las cosas. Y un 68% afirma que Biden no tiene las prioridades correctas en su gestión.
Los votantes suspiramos por los tiempos de Trump y por su regreso en 2024 porque es el único que puede revertir las políticas ruinosas de la izquierda demócrata y volver a poner a Estados Unidos en la senda de la prosperidad.