El liderazgo de Trump
Tres meses después de que Donald Trump se mudara a su residencia de Mar-a-Lago, Florida, la llamada Casa Blanca de invierno, sus planes políticos están muy activos y saliendo a la luz pública. El centro de esos planes es la organización y el lanzamiento de la financiación de las políticas de America First y su divulgación mediante respaldos y apoyos explícitos a candidatos al Congreso y a Gobernadores con los ojos puestos en las elecciones midterm de 2022. El presidente Trump se ha fijado como una de las metas que Washington D.C. sea más conservador y los conservadores más defensores de su agenda America First.
Después de unas primeras semanas tranquilas, alejado del caos que se formó con el fraude electoral demócrata de Biden y Harris (una mancha muy sucia para la democracia estadounidense), Trump irrumpió de nuevo en la escena política nacional con entusiasmo a finales de febrero en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) anual, donde pronunció un acertado y entusiasta discurso durante 90 minutos para manifestar su compromiso con las políticas de America First. Ese plan inicial continúa con nuevas etapas operativas, como el lanzamiento de una red de organizaciones para financiar el movimiento MAGA, en la que destaca el Súper PAC Save America, que tiene recaudados más de 85 millones de dólares de cara al segundo trimestre de este año. Una cifra que sigue creciendo. Ese presupuesto posiciona a Trump en una posición influyente que tendrá un poderoso impacto en las elecciones de 2022, en las cuales los republicanos intentarán recuperar el control de la Cámara de Representantes y el Senado.
Trump ha convertido en una misión personal no sólo ayudar a los republicanos en su esfuerzo por recuperar el poder político en Washington, gravemente dañado por el fraude demócrata, sino también en mejorar el proceso electoral con medidas que eviten un nuevo fraude de la Camarilla que puso a Biden en la Casa Blanca de forma ilegítima, así como seleccionar candidatos en todo el país para favorecer a aquellos que defienden sin fisuras la agenda conservadora America First, es decir, a los que realmente defiendan a los trabajadores de Estados Unidos y a este país frente a otros intereses.
Por ejemplo, Trump ha desplegado recursos para ayudar a desbancar congresistas RINOs (republicanos sólo de nombre, pero que siempre acaban apoyando a los demócratas), como la senadora Lisa Murkowski de Alaska, cuya principal oponente, Kelly Tshibaka, ha contratado a varios asesores de campaña de Trump. O a los candidatos en las primarias que desafían a los Gobernadores republicanos díscolos, o de congresistas que votaron para acusar a Trump, incluidos la representante de Wyoming Liz Cheney, el representante Adam Kinzinger de Illinois y el representante Jaime Herrera Beutler de Washington, entre otros.
Los esfuerzos en este sentido se han intensificado este mes de abril, con el lanzamiento de anuncio de «America First Legal», del asesor de Trump, Stephen Miller y del ex jefe de gabinete Mark Meadows, con la que se apoya y se ayuda a ganar a los fiscales generales estatales aliados que están librando batallas legales en apoyo de la agenda de America First. Este grupo también planteará desafíos jurídicos a las iniciativas políticas de Biden. Cualquier cosa que haga el fraudulento Biden y que «America First Legal» crea que es ilegal será combatida en los tribunales con firmeza.
Las elecciones de 2022 ocupan todo el tiempo de Trump, quien aún no ha decidido si se presentará para competir por la presidencia en 2024, aunque es una posibilidad muy real. Todas las encuestas reflejan que Trump sería el claro favorito dentro del Partido Republicano si decide postularse de nuevo. El resultado de las elecciones midterm será un factor clave en su decisión final.
Entretanto, son muchos los que se acercan por Mar-a-Lago para cortejar a Trump y ser elegidos como candidatos a vicepresidente. De ellos, el Gobernador de Florida, Ron DeSantis, con una excelente gestión a sus espaldas, es uno de los favoritos del presidente y también de las bases republicanas.
Para complementar la gama de organizaciones de recaudación de fondos, de apoyo a políticas America First y de asistencia legal, se trabaja en una red social. Cada semana hay reuniones para plantear lluvia de ideas de cara a crear una plataforma propia, un lugar para que el presidente comparta sus pensamientos, junto con los millones de votantes conservadores que temen represalias de las empresas tecnológicas que han estado censurando o limitando gravemente las opiniones conservadoras en sus plataformas. Se está avanzando en ese proyecto. Una red social de Trump le brindaría acceso directo en tiempo real a una audiencia millonaria para transmitir sus mensajes. Recordemos que en Twitter tenía más de 80 millones de seguidores, que siguen esperando para respaldar al presidente con sus opiniones.
De forma paralela, Trump se está centrando en dar la batalla en la guerra cultural contra los demócratas, que siguen empecinados en cancelar la historia y la cultura estadounidenses para sustituirlas por chorradas de izquierda. Son temas esenciales en el discurso social, tales como los derechos de las personas transgénero, el papel de las grandes empresas de tecnología y redes sociales, la identificación para votar, y la transparencia y fiabilidad del proceso electoral. Temas en los que Trump es el gran referente ideológico. Por ejemplo, Trump dedicó una parte de su discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en febrero a esbozar su oposición a los estudiantes transgénero que juegan en deportes femeninos y emitió una declaración en la que criticaba al Gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, por vetar un proyecto de ley que habría restringido el género.
El círculo de confianza de Trump está ahora formado por su hijo Donald Trump jr., el ex jefe de gabinete, Mark Meadows, el redactor de discursos Stephen Miller y el asesor de comunicaciones Jason Miller, entre otros asesores muy cercanos.
Toda esta actividad política se complemente con un estilo de vida cuidadoso que ha puesto en muy buena forma física a Trump. La razón es estar bien preparado para los mítines, las entrevistas y las intervenciones públicas que habrán de llegar. Trump ha perdido peso y se encuentra mejor que nunca. Algo que contrasta con Biden y que los demócratas temen porque saben que un Trump en buena forma es imbatible.
Uno de los próximos objetivos de Trump pasa por combatir a los funcionarios federales con tendencia demócrata que han respaldado el fraude electoral y sabotearon sistemáticamente todas sus iniciativas durante su presidencia. Según datos oficiales, los demócratas registrados superan en número a los republicanos registrados en aproximadamente dos a uno entre los funcionarios públicos federales. Algo que les permite llevar a cabo cantidad de chanchullos. Esta cantidad ha crecido con el tiempo y es incluso mayor en los puestos más altos. Son décadas de compadreo y tejemanejes. Para que el lector lo entienda claramente. Por ejemplo, los contratos gubernamentales experimentan mayores sobrecostes de lo establecido cuando el oficial de adquisiciones pertenece al sector demócrata. La burocracia juega siempre a favor de los demócratas y sus tinglados.
Para llevar a cabo la fase actual de los planes de Trump, se ha adoptado la clásica política de los comunicados de prensa que algunos consideramos más elegantes, efectivos y completos (Trump entre ellos), que los mensajes en Twitter. Ciertamente no sustituyen a las plataformas de redes sociales, pero cumplen su función en la comunicación política de forma certera y conectan con la gran tradición de prensa libre de Estados Unidos. Probablemente por ello y porque no han logrado silenciar a Trump, a la izquierda no le gustan. Lo cierto es que los mensajes de Trump han pasado por encima de la censura de los medios y las redes sociales y siguen llegando a su público objetivo de forma puntual.
El contenido de los comunicados de prensa es variado y se adapta a los temas de actualidad. Algunos han señalado el respaldo de los candidatos preferidos por Trump. Otros han criticado a republicanos RINOs. Y otros han apuntado a políticas en el punto de mira, como la crisis de inmigración en la frontera provocada por Biden, entre otros muchos contenidos. El tono de esas declaraciones también ha fluctuado. Algunos han sido concisos y otros más extensos y detallados.
Esta semana, Trump se ha centrado en respaldar a un nuevo grupo de donantes para enfrentarse a los demócratas, denominado «America Alliance», con el que se pretende vencerlos en su propio juego. «America Alliance» planea conceder 100.000 dólares a cualquier candidato que obtenga la aprobación de la organización. El director de operaciones de la campaña electoral de Trump en 2020, Michael Glassner, estará a cargo del grupo como director ejecutivo, que tiene como objetivo combatir la red demócrata de recaudación de fondos Democracy Alliance de una forma que podría aumentar aún más la influencia de Trump sobre el Partido Republicano. “America Alliance” buscará cuotas anuales de sus donantes para financiarse.
Durante años, los republicanos han estado en desventaja en la recaudación de fondos, pero ahora, gracias a Save America, Make America Great Again PAC, America Alliance, los comités del GOP y otros grupos de apoyo, estamos en disposición de vencer a los demócratas y a los multimillonarios que los apoyan en su propio terreno.
De esta manera, creando su propia maquinaria de recaudación de fondos, Trump está apuntalando su liderazgo y una base de poder e influencia fuera del establishment republicano que es esencial para seguir siendo independiente, para optar a un nuevo mandato presidencial en 2024 y volver a dar la voz y el poder al pueblo estadounidense como ya hizo durante su primera presidencia.