A menudo nos preguntamos si aún existen esos santuarios naturales que son herencia de un pasado en el que los ecosistemas se mantenían vírgenes al impacto del ser humano. Auténticos paraísos naturales que van desapareciendo ante la explotación humana y las agresiones en forma de contaminación y tala indiscriminada.
Pero aún quedan algunos parajes que nos recuerdan que la vida en la Tierra tiene una riqueza que no podemos permitirnos extinguir. Parajes de ensueño donde los árboles y las plantas crecen en abundancia, alcanzando alturas de más de 50 metros y una antigüedad de 500 años.
Bosques ricos en biodiversidad en los que se conservan robles, fresnos, tilos, hayas….Y que son el hogar de especies como el castor europeo, los bisontes, los jabalíes y los alces, entre otros muchos. Bosques frondosos con ecosistemas variados que cuentan con ríos, llanuras, montes, etc.
Son pocos los que sobreviven al impacto de un ser humano que parece empeñado en destruir la naturaleza en esa búsqueda de la comodidad y el bienestar que terminará condenando a todos los que participan de esa carrera sin sentido.

Uno de esos enclaves privilegiados es el bosque de Bialowieza, uno de los últimos bosques vírgenes de Europa. Se encuentra en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, y tiene una extensión de 1800 kilómetros cuadrados. Fue declarado en ambos países Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en las décadas de los setenta y ochenta, y se convirtió en reserva natural lo que queda de lo que antiguamente se conocía como el Gran Bosque de Lituania.
Este bosque es un vestigio de la Era Glacial, que se ha podido conservar gracias al escaso impacto humano a lo largo de la Historia. Aunque sufrió talas masivas y caza de osos pardos y otros animales durante las épocas de los Zares de Rusia y la Primera Guerra Mundial, ha logrado mantener y recuperar sus ecosistemas y se han reintroducido con éxito especies como el lobo, el lince y el bisonte.
El bosque está protegido actualmente por las leyes de ambos países y es un santuario de vida animal y vegetal en el corazón de Europa.