Una de las pocas salidas que tiene el sector de la construcción a nivel mundial, en crisis y reconversión, es el impulso a la eco-construcción y enfocada a una mayor eficiencia energética.
Estados Unidos lleva ventaja en este aspecto al haber alentado este tipo de edificación, que empezó en el año 1999, cuando el biólogo Dickson Despommier, de la Universidad de Columbia, (Nueva York) trabajó en el desarrollo del concepto de granjas verticales. Pero es ahora cuando el fenómeno ha entrado en verdadera expansión, con edificios que se proyectan para tener la capacidad de abastecer a las ciudades de una forma rápida y sin ocupar mucho espacio. Además están diseñadas para combatir el calor urbano que se genera a causa del cemento, el hormigón y el acero.
Una de las ciudades punteras en medias medioambientales es Seattle (Washington), donde ahora se proyecta construir una de estas granjas verticales, que permiten solventar algunos de los grandes problemas que se originan habitualmente en las grandes ciudades.
El proyecto es un diseño que ganó el primer premio del Cascadia Region Green Building Council para el diseño urbano, integrando granja (vegetales y gallinas), y casas en un rascacielos para la zona céntrica de Seattle. Los ganadores fueron los arquitectos del estudio Mithun y es competencia de la Living Building Challenge, que se dedica a animar a los dueños de edificios, arquitectos, ingenieros y diseñadores a construir de una forma más eficiente y respetuosa con el medio ambiente, permitiendo que los avances, el conocimiento y la innovación se integren en edificios autosostenibles y energéticamente eficientes.

El concepto de living building (edificio vivo), significa construir un edificio que funcione como un organismo vivo que sea capaz de sobrevivir usando el ambiente natural que lo rodea. Algo impensable hace sólo unos años, pero que hoy es posible gracias a las nuevas tecnologías materiales y conocimientos.
El diseño ganador está preparado para ser autosuficiente tanto en energía como en agua, que es recolectada en el techo de 2800 m2 procedente del agua de lluvia y que también puede ser reciclada. Para aumentar la eficiente energética se utilizarán paneles solares de una extensión de 3000 m2. En cuanto al aspecto agrícola, el edificio incluirá diversos tipos de verduras y granos, invernaderos, y jardines en los techos, además de una granja de pollos. Como colofón, habrá un restaurante y un café en la zona de los invernaderos.
Estas son las tendencias que harán reflotar el sector de la construcción, mirando al futuro y al medio ambiente.