El coraje de Trump
Si algo ha quedado claro en esta campaña electoral de 2024 es que Donald Trump es el candidato con más coraje. Ha superado juicios y cargos falsos, maniobras para quitarlo de la papeleta electoral, un intento de asesinato, un golpe interno de los demócratas contra su rival, Joe Biden, para apartarlo de escena y poner otra marioneta en su lugar, Kamala Harris, con un procedimiento inconstitucional, y una brutal campaña mediática en su contra cada día. Este tipo de coraje no se puede fingir, se tiene o no se tiene. Es ese coraje el que lo valida como el líder que Estados Unidos necesita en estos tiempos que corren tan revueltos e impredecibles.
La icónica foto de Donald Trump, de pie, erguido y desafiante después de un intento de asesinato, plasma en una imagen su coraje y valentía en un momento en el que cualquier político estaría escondiéndose. Ni que decir tiene que Kamala Harris hubiera estado de rodillas, y no es que esa postura le sea ajena precisamente, sin levantar cabeza. Esa foto le recuerda a los ciudadanos estadounidenses y al mundo entero que Trump es un luchador incansable, hecho de otra pasta, y que va a luchar por ganar hasta el último segundo del último minuto del último día.
En esta sociedad cada vez más light, promovida por una izquierda tibia y cobarde, el alarde de coraje de Trump nos trae la necesidad de mostrar valentía ante los problemas y desafíos de la vida. Su coraje está impregnado de una virilidad que se ha intentado eliminar de la sociedad, pero que es más necesario que nunca, y nos recuerda que Estados Unidos se construyó con ese mismo tipo de coraje, el mismo que Trump promete utilizar para volver a recuperar lo mejor de este país.
Las políticas de izquierda que representa el actual Partido Demócrata son cobardes ante los desafíos y están dispuestas a destruir la economía, las libertades, y nuestra seguridad en esa obsesión por implantar una agenda socialista de extrema tontería. Sus representantes, como Kamala Harris, Tim Walz, Joe Biden, Nancy Pelosi, Charles Schumer, etc, son una muestra elocuente de esa clase dirigente decadente, deshonesta, corrupta y cobarde.
El coraje de Trump va más allá del momento captado por la cámara tras el intento de asesinato permitido por el Servicio Secreto bajo la Administración Biden / Harris. Su candidatura y su campaña electoral son el ejemplo perfecto de coraje físico, moral y político, y también una muestra de su compromiso real con los ciudadanos a los que representa y de resiliencia. Si lo habitual es que otros políticos lleguen al poder sin dinero y se vayan ricos e incumpliendo sus promesas, la experiencia de Trump ha sido todo lo contrario, llegó ya rico, ha perdido riqueza y ha cumplido todas sus promesas.
Trump ha sido objeto de ataques constantes, empezando por la vigilancia ilegal del FBI durante su campaña en 2016, el acoso y el estrés de las falsas acusaciones de colusión rusa, la insubordinación de altos líderes militares y civiles y dos juicios políticos que ganó. No sólo ha sufrido pérdidas financieras, sino que ha soportado una guerra legal a gran escala, incluidos ataques difamatorios a su reputación, una sentencia civil infundada contra sus empresas y cuatro procesos penales simultáneos. Nada de todo eso hizo mella en él, que incluso bajo esa presión y ataque constante, nunca se rindió ni vaciló.
El coraje demostrado por Trump en todo momento es parte importante de su liderazgo y su grito de: “¡Lucha! ¡Lucha! ¡Lucha!” después de que una bala casi le vuela la cabeza, nos dice todo lo que necesitamos sobre él y por qué merece ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Trump sabrá llevar firme el timón de esta nación.