El Partido Republicano necesita a Trump para ganar
Pasado el rubicón de la Navidad y acercándonos ya al final de este año 2022, con el ciclo electoral de las midterm concluido, hay valiosas lecciones que aprender por parte de todos. Una de las más importantes es que el Partido Republicano necesita a Donald Trump para obtener una gran victoria en 2024 y que su respaldo ha sido decisivo en las victorias de los candidatos republicanos en las pasadas elecciones midterm y para Gobernadores. Sólo algunos fraudes en estados decisivos evitaron que la ola conservadora fuera aún mayor.
Ya sabemos que el establishment republicano, al igual que en 2016, no quiere a Trump en la papeleta electoral y apoya a otros candidatos que le hagan frente. De esta manera Trump no sólo debe luchar contra el Partido Demócrata, las grandes empresas tecnológicas y los medios de comunicación empeñados en seguir mintiendo, censurando y manipulando las noticias en torno a él, sino que debe combatir a la clase privilegiada del Partido Republicano que nunca lo vio con buenos ojos.
Al igual que en 2016 y 2020, el pantano de corrupción de Washington D.C. conspira contra Trump, que se ha convertido en la única voz real para los estadounidenses, quien mejor defiende sus derechos civiles y la libertad de expresión. Precisamente este tema ha sido la primera declaración de intenciones sobre su nuevo programa electoral de cara a 2024, realizado hace una semana. Una plataforma para garantizar la libertad de expresión que incluye, entre otras oportunas medidas, prohibir que el gobierno vigile el discurso nacional legítimo; despedir a cualquier burócrata que directa o indirectamente haya cometido censura; y prohibir fondos federales para universidades que censuran el discurso conservador. Sus promesas no dejan lugar a la equivocación y señalan el camino correcto: «Le pediré al Congreso que envíe un proyecto de ley a mi escritorio, revisando la sección 230 para sacar a las grandes plataformas en línea del negocio de la censura» (…) «Sin libertad de expresión, no tenemos un país libre».
De esta forma, el primer día en la Casa Blanca, Trump impedirá que las agencias federales censuren, limiten, categoricen o impidan la libertad de expresión de los estadounidenses, de modo que el podrido régimen de censura de los socialistas será destruido.
Las recientes revelaciones de los archivos de Twitter prueban que Trump tiene razón cuando declara que: «Un grupo siniestro del Estado Profundo, burócratas, tiranos de Silicon Valley, activistas de izquierda y medios corporativos depravados, han estado conspirando para manipular y silenciar al pueblo estadounidense».
La libertad de expresión e información y la integridad electoral se configuran como dos de los temas importantes para los ciudadanos y para la campaña electoral de 2024, y no hay nadie que le esté dando más importancia que Donald Trump.
Una mirada honesta a las elecciones midterm y a lo que está sucediendo en el panorama político subraya el papel decisivo de Trump para que el Partido Republicano obtenga buenos resultados. Es un hecho probado.
Hay otro aspecto nada desdeñable que debe enfrentar Trump de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Los multimillonarios republicanos y demócratas no sólo están financiando con contribuciones generosas a los rivales de Trump, sino que están dedicando grandes cantidades de su patrimonio para financiar inversiones a largo plazo de la agenda izquierdista por todo Estados Unidos. Además de gastar dinero para apoyar a candidatos con un perfil socialista en carreras estatales de alto perfil, también están apoyando con millones de dólares las carreras para fiscales de distrito progres, juntas escolares y otros cargos públicos de tendencia socialista.
Más que nunca, Trump es el héroe individual que lucha contra los intereses creados del Estado Profundo y esa Camarilla de multimillonarios engreídos que robaron las elecciones con Biden como marioneta y tonto útil. Y lo está haciendo a la manera tradicional americana: apoyándose en donantes pequeños y comprometidos con la agenda America First y con él mismo.
Que Trump esté consiguiendo que comunidades que no votaban republicano desde hace años, lo estén haciendo de nuevo y en grandes números, ya sea en Michigan, Arizona, Colorado, Pennsylvania y en otros estados decisivos, es un logro personal suyo a base de esfuerzo que debemos valorar y poner en su justa medida. Sus candidatos respaldados en las midterm lograron excelentes resultados, mientras que aquellos que se opusieron a él, fracasaron.
La participación de Trump en las elecciones de 2016 y 2020 arrojó los mejores resultados para un republicano en más de cien años, con un número récord de votantes. Algo que no debemos olvidar. Trump es una fuerza colosal de movilización electoral y el único hoy por hoy de vencer incluso frente a un fraude masivo organizado por los demócratas de forma sistemática.
Su expediente a final de 2022 nos muestra al verdadero líder del Partido Republicano y, sin duda, al hombre del año y al favorito de los votantes conservadores para la nominación republicana a la presidencia en 2024.
En estos dos próximos años veremos si ese puñado de multimillonarios del establishment quiere desperdiciar cientos de millones de dólares en una primaria republicana para intentar deshacerse de Trump. Lo sucedido en 2016, cuando Trump destrozó a 17 candidatos, debería ser suficiente aviso para ellos. Si a alguien no le da miedo la batalla es a Trump y a sus votantes, que castigaremos cualquier intento de redada corporativa hostil del Partido Republicano y de los medios contra Trump.
La conclusión más importante de este 2022 que ya termina es que si los republicanos quieren ganar a lo grande en 2024, Donald J. Trump es el candidato idóneo para hacerlo.