Trump impulsa la identificación de los votantes
Uno de los desafíos que afronta Estados Unidos es la integridad electoral, que se vio gravemente expuesta en las últimas elecciones de 2020. No podemos permitirnos otro fraude como el que llevó a Joe Biden a la Casa Blanca.
Donald Trump lleva estos últimos cuatro años luchando para proteger la integridad electoral y recuperar unas elecciones transparentes y justas. En el marco de ese proceso encontramos una de las medidas imprescindibles para lograrlo: la identificación de los votantes. Se habla mucho de las amenazas externas a la seguridad nacional, pero hay una realidad aún más peligrosa. Cuando se trata de proteger nuestras elecciones contra la intromisión extranjera y la votación ilegal, Estados Unidos es una de las naciones peor protegidas del mundo, y la integridad electoral comprometida pone en riesgo la seguridad nacional de forma evidente.
Cuando numerosos analistas electorales y de seguridad e inteligencia profundizamos en la identificación de los votantes en 2020, encontramos una realidad peligrosa: ninguno de los 50 estados era lo suficientemente seguro ni contaba con medidas de integridad. Es cierto que Alabama abrió el camino al implementar la identificación de votantes y algunas medidas estrictas de verificación de la ciudadanía tras ese año. Ohio, uno de los estados decisivos para ganar la presidencia, hizo lo mismo en abril pasado, dejando 48 estados todavía abiertos al fraude electoral en la actualidad. Es así de simple y así de grave.
La situación es alarmante. Los estados que no exigen verificación de la ciudadanía estadounidense y que registran automáticamente a los votantes o dependen del sistema para registrar a los votantes están creando graves riesgos para la seguridad electoral y potencialmente defraudando a los votantes en todo el país. Los demócratas no quieren la identificación de los votantes porque así les facilita cometer fraudes electorales a capricho. 44 estados no requieren verificación de ciudadanía y 35 de estos estados tienen requisitos legales poco estrictos de identificación con fotografía para votar. Es un escándalo que esto suceda en la primera democracia del mundo y una mancha en nuestro sistema que debemos corregir si queremos unas elecciones confiables. Los datos de integridad ponen los pelos como escarpias. 20 estados registran votantes automáticamente y 8 estados votan exclusivamente por correo y sólo dos estados tienen requisitos de ciudadanía. Todo ello consentido durante décadas por republicanos complacientes. Y esto se debe acabar.
La situación en los estados decisivos para ganar las presidenciales (swing states) es de locos. Sólo Ohio tiene una ley de identificación de los votantes. Alabama, un estado no indeciso, es el único otro estado con identificación de votantes, tal y como he apuntado antes. Sólo Ohio, Arizona y Wisconsin tienen requisitos de ciudadanía para ingresar al censo de votantes. Texas, Carolina del Norte, Wisconsin y Michigan permiten votar con una tarjeta de identificación de estudiante. Wisconsin es el único estado de los cuatro que protege del voto de fuera del estado a este joven bloque de votantes, lo que hace que el resto sea susceptible al voto ilegal de fuera del estado y al voto en múltiples estados.
Los ciudadanos de otros estados y extranjeros pueden acceder a las urnas simplemente mintiéndole al DMV y mostrando una identificación de estudiante en las urnas en Texas, Carolina del Norte y Michigan. En Texas, 56.000 personas podían votar ilegalmente, junto con 2,9 millones de no ciudadanos. En Carolina del Norte, 107.000 podrían votar ilegalmente, lo que supera el número con el que ganó Trump en 2020. En Michigan, 138.000 podrían votar ilegalmente, lo que podría representar el 90% de los votos que obtuvo Biden en 2020. Suma y sigue. Las vulnerabilidades del sistema dejan agujeros del tamaño de Texas por el que se cuelan millones de votos ilegales que, ¡oh casualidad!, casi siempre van a parar los candidatos demócratas.
Si las poblaciones ilegales de los estados decisivos siguen aumentando y las organizaciones sin fines de lucro se movilizan para registrar a estas personas, la carrera presidencial y escaños importantes en la Cámara de Representantes y en el Senado se podrían ver gravemente perjudicados. En el caso de Trump podría volver a costarle otro mandato si no ponemos remedio a estas vulnerabilidades. Los estados dominados por los republicanos pueden enfrentar cambios alarmantes en lo que debería ser un resultado predecible, perdiendo potencialmente no sólo la carrera presidencial y escaños clave en la Cámara y el Senado de Estados Unidos, sino también representantes estatales. La amenaza se intensifica a medida que el censo estadounidense, desde el mandato de Obama, ha eliminado la distinción entre ciudadanos y no ciudadanos por hogar, con el objetivo de ganar hasta 38 nuevos escaños en el Congreso. Esta flagrante manipulación demócrata de la redistribución de distritos basada en poblaciones de no ciudadanos plantea una peligrosa amenaza para la mayoría conservadora en la Cámara de Representantes.
Cuando le hablen de votos populares y victorias demócratas, tenga en cuenta todo esto porque el voto ilegal les favorece siempre y está detrás de esas supuestas “victorias”.
Llegados a este punto, el tiempo apremia y se está acabando para implementar los cambios necesarios antes de las elecciones de 2024. Cuantos defendemos la integridad electoral debemos unirnos y apoyar la aprobación de leyes de identificación de votantes en tantos estados como sea posible porque lo que está en juego es muchísimo: la propia democracia estadounidense. Con la llegada de más de 10 millones de extranjeros ilegales desde 2020 debido a la política de fronteras abiertas de Biden, todo esto plantea una amenaza muy importante a la integridad de nuestras elecciones, con el potencial de alterar irreparablemente nuestra República, el rumbo del país, la seguridad nacional y dañar el prestigio de la democracia americana.
Trump ha hecho bandera de la identificación de los votantes en los 50 estados y es una de sus mejores y más sensatas propuestas que fortalecería al país y nuestro sistema de elección.