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Naturaleza e Infancia

Es evidente que el progreso ha traído un mayor nivel de desarrollo en todos los ámbitos, pero también lo es que hemos perdido algunos importantes valores en el camino que es preciso recuperar. Uno de ellos resulta vital para el futuro de nuestro planeta. La educación ecológica en la infancia. Al día de hoy es habitual que los niños sepan más de videojuegos e informática que conocimientos sobre naturaleza.
Se ha sustituido una infancia de juegos naturales al aire libre por juegos electrónicos y actividades que nada tienen que ver con la naturaleza. Esto es grave porque la naturaleza resulta esencial en el desarrollo de los niños y contribuye a que sean adultos más saludables, creativos, concienciados del entorno natural y con valores más estables y duraderos.
La estupidez contemporánea, que no conoce fronteras y en algunas sociedades prospera de forma alarmante, está fomentando unos hábitos que desconecta a los niños de actividades que son innatas en las personas, como jugar al aire libre, explorar, observar a los animales o caminar solos hasta la escuela, haciéndolos más dependientes, sedentarios y más alejados de la naturaleza.

Los videojuegos y unos padres que limitan la libertad de los niños, en aras de mayor seguridad, los han alejado de la naturaleza y de los beneficios que ésta brinda a la salud, los conocimientos y el desarrollo sano. Unos beneficios que tuvieron nuestros padres y nosotros mismos, pero que las nuevas generaciones, a partir de la década de los noventa, han ido perdiendo a pasos agigantados.
Tal y como explica David Lotcker, “Existe mucha evidencia de que la educación basada en la experiencias con la naturaleza ayudan en varios aspectos del desarrollo de un niño«. Algunos de estos aspectos son el pensamiento crítico, la resolución de conflictos y la creatividad; también los ayuda con la toma de decisiones, reduce la obesidad, al incrementar la actividad física, y contribuye a su salud mental, emocional y moral.
Durante los primeros años de la vida de un niño, estar en contacto con la naturaleza es esencial para su desarrollo, ya que reduce el stress y la agresividad. También aminora los problemas de comportamiento y crea valores importantes como la cooperación, la responsabilidad, la compasión y la comprensión de otros seres vivos que habitan la Tierra.
En las súper competitivas sociedades modernas, muchos padres consideran que llevar a sus hijos a practicar deportes, ya es una forma de estar al aire libre, pero según demuestran todos los estudios científicos los niños necesitan precisamente espacio y tiempo para explorar a su antojo la naturaleza que los rodea. Un contacto que cada vez más se les está impidiendo.
Todos los estudios apuntan a que el juego al aire libre y en contacto con la naturaleza, y no los videojuegos, es el que fomenta niños más inteligentes y cooperativos. Muchos padres apuntan a sus hijos a deportes, que además implican gastos elevados u horarios estrictos, en detrimento de las excursiones y las salidas al campo de toda la vida, cuyos beneficios son impagables.
Si partimos de que los padres son los primeros y principales maestros en la vida de los hijos, también es necesario saber que la naturaleza es el primer escenario donde aprender valores y recursos útiles para el éxito en la vida, así como para crear auténtica conciencia ecológica, no al dictado de las modas y los medios de comunicación, sino conectada con la naturaleza. Aprovechar la misma para pasar tiempo con los hijos es aprovechar la oportunidad de un tiempo de calidad al aire libre con beneficios que no se ven pero que están ahí.
La naturaleza está para aprender y disfrutar de ella, no para explotarla sin fin como algunos parecen concebir esta relación.

Los programas educativos sobre medio ambiente destinados a niños en edad escolar y jóvenes necesitan ser priorizados, como ya se hacen en algunos centros de Estados Unidos, donde se ofrecen programas para incidir en la formación sobre diversas cuestiones relacionadas con la fauna, la flora y los ecosistemas. En este sentido, una institución tan arraigada como los Boy Scouts, en Estados Unidos, que este año ha celebrado sus 100 años de vida, sigue ofreciendo un ejemplo excepcional al organizar actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza para los niños como parte importante de sus programas. Al promover estas acciones, se les está enseñando a sentirse responsables del medio ambiente, además de ofrecerlos la oportunidad de explorar, disfrutar y cuidar la naturaleza en esta etapa crucial de la vida y posteriormente, ya de adultos.
El ejemplo de los padres es muy importante en la educación de los niños, por eso debemos ofrecerles un modelo a seguir, enseñándoles a amar y cuidar de la naturaleza de una forma activa, que ellos entiendan y sientan. Al final, la información y educación de los padres sobre las consecuencias de no exponer a sus hijos a la naturaleza, es lo que hará posible que los hijos entiendan la importancia de la ecología tanto para su salud personal como para la salud del planeta en general.
Un estudio realizado por The Kaiser Family Foundation, señala que los niños entre 8 y 18 años pasan aproximadamente 60 horas a la semana relacionados con algún tipo de medio electrónico o tecnología. Esto representa más horas de las que los padres pasan trabajando a tiempo completo durante el mismo periodo. Esto ha generado, entre otras consecuencias, una epidemia de obesidad infantil. Recientes estudios citados en el libro «The Last Child in the Woods por Richard Louv,» conectan problemas como el déficit de atención hiperactiva y algunos problemas de aprendizaje, con el exceso de exposición de los niños a la tecnología y la falta de juego al aire libre. El autor denomina este mal como el «síndrome de deficiencia natural».
Los padres tienen la responsabilidad de controlar el tiempo que los niños se exponen a los medios tecnológicos y brindarles más oportunidades de conocer y disfrutar de la naturaleza. Esto hará posible criar una generación más inteligente, feliz, saludable y mucho más concienciada del medio ambiente y del futuro de nuestro planeta. Alejarnos de ello, significa tener generaciones de nuevos ignorantes en materia ecológica y perder una conexión con la naturaleza que todos los seres humanos necesitamos para el equilibrio interior.




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