Escribir y vender
Son dos actividades paralelas que se retroalimentan: escribir y vender. Es el objetivo de todos los escritores, reconocido o no. Se escribe por pasión, cierto, pero hay un importante factor que impulsa la actividad para seguir escribiendo: vender y que te lean. Es el círculo perfecto al que aspiran los escritores con secreta ambición.
Lógico. Si vendes, puedes escribir y vivir de ello si te apetece. Si vives de ello, puedes escribir con libertad y disfrutar más. Realmente es un círculo maravilloso. No hay nada de lo que avergonzarse. La creatividad y la parte artística e intelectual está muy bien y queda de fábula, pero vender, cuanto más mejor, y que te lean, si es a mogollón, mejor que mejor, es la aspiración de todo escritor que le da a la tecla. Y no hay nada de malo en ello.
Se trata de compartir historias, de que los lectores compren tus libros y devoren esas palabras que acunaste hasta convertirlas en algo hermoso, literario y que seduce al lector. Por eso, los escritores no debemos temer convertirnos en una marca de nuestros propios productos, los libros que escribimos, porque es el camino más directo para que los lectores nos descubran y sepan qué pueden esperar de nosotros. Si un escritor quiere vender, y se me escapa la razón por la que no debería quererlo, necesita cuidar su marca personal, su promoción y la plataforma con la que llega a los lectores. Es el camino adecuado para que éstos descubran ese talento arrasador que nace de ti y cobra forma de novelas geniales.
Cuidar estos aspectos no implica “venderse” al entorno ni cambiar lo que a uno le gusta escribir. Creedme, se puede triunfar sin necesidad de hincar la rodilla ante los grandes medios o editoriales. Siempre que haya talento, ganas de trabajar y pasión por lo que se hace. Lo prioritario de todo este berenjenal es crear una obra única y original con todo el talento que se pueda, y después proyectarla al exterior con todas aquellas herramientas que estén a disposición del autor y la editorial para que los lectores conozcan semejante prodigio de las letras.
Si se hacen las cosas medianamente bien, encontrarás ese público objetivo, tu target perfecto, los lectores fieles que se irán contigo al fin del mundo y volverán victoriosos, en total sintonía con el autor porque la satisfacción va en doble sentido.
Escribir y vender no es un imposible, ni siquiera en España, donde esto es más complicado si cabe que en Estados Unidos, tan sólo hay que ser uno mismo ante los lectores y esperar a conectar con ellos. No con todos, pero sí con tu público objetivo, los que adorarán cada palabra que escribas.