Jesús, pan de vida
Durante todo el año sentimos que Jesús es el pan de vida para nosotros. En estas fechas de Semana Santa se intensifica esta realidad.
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Juan 6:32-35
Cuando Jesús hace esta afirmación a sus discípulos se refiere a varios temas y lo asocia con el pan, que era uno de los principales alimentos en la dieta de los judíos. El pan era un alimento, pero también un estilo de vida. El pan concitaba el trabajo de muchos hombres para alimentar a la gente. Así, el pan de vida de Jesús, que es su palabra, alimentaría al mundo entero por igual. Esta es la fuerza renovada cada día del mensaje de Cristo: no sólo se convierte en el Salvador, tras haber resucitado de entre los muertos, sino que perdona los pecados y se alza como la razón para vivir, esa motivación y fortaleza que se necesita en tantos momentos. Jesús queda enraizado en los corazones y las mentes de los creyentes con palabras que son eternas y no se borran ante las miserias.
Jesús se convierte en el pan de vida que nos da fuerza y coraje, fe y esperanza. Nos ofrece una alianza eterna que se renueva y nos llena de alegría. ¿Y qué necesitamos para ello? Fácil: sólo alimentarnos de su palabra. El milagro sucede cada vez que la escuchamos y la asimilamos en nuestro interior. Es pan, es vida, es el mensaje de Cristo que nos salva.
Jesús nos levanta cada vez que caemos, nos fortalece, nos reanima y nos da razones para vivir y luchar. Jesús nos alimenta, nos guía con buenos valores, nos llena espiritualmente y nos satisface. Jesús nos llama para alimentarnos con su palabra, que va más allá de los rituales y las ceremonias, y a través de ella alcanzar la más pura y auténtica felicidad.
La oración es nuestra forma de corresponder a este pan de vida. Jesús es la energía, la fe y la fuerza en todo momento.