Especies salvadas
No hay nada como las buenas noticias, salvo eso en lo que está usted pensando, y que no le voy a discutir. Y, sin embargo, los medios y la gente se empeñan en ver lo negativo y no lo positivo de lo que sucede alrededor del mundo.
Lo positivo motiva a hacer las cosas mejor e inspira a todo el mundo. En cuestión de conservación faunística también tenemos buenas noticias que es necesario destacar, como los esfuerzos para rescatar y conservar especies en peligro de extinción. Algunos casos de éxitos de especies emblemáticas son una auténtica bendición para el equilibrio ecológico y deberían hacernos sentir orgullosos. Es cierto que la biodiversidad está disminuyendo en todo el mundo por toda clase de presiones, pero la situación sería incluso mucho peor si no hubiéramos hecho nada para conservar algunas especies.
Les refiero 10 casos significativos:
La Ballena gris: Desde hace décadas, este gigante de los océanos surca la costa norteamericana del Pacífico sin el peligro de que los buques balleneros puedan harponear sus colonias. La regulación de la caza comercial ha conseguido que la ballena gris (Eschrichtius robustus) pase de ser una especie en peligro de extinción a estar catalogada por la IUCN como «preocupación menor». Todo un logro. Según datos del Laboratorio de Mamíferos Marinos de la Administración Nacional y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), la población de la costa norteamericana crece a un ritmo del 2,5% y se sitúa en torno a los 26.600 ejemplares. En cualquier caso, debemos tener presente que aunque esta población (la del Pacífico noreste) haya conseguido salir de la lista crítica, las ballenas grises del Pacífico noroeste (la costa asiática) siguen en grave peligro de extinción, pues apenas quedan 100. La principal amenaza de estos cetáceos –que pueden llegar a medir 15 metros de longitud y pesar 35.000 kilogramos– son los choques con los buques mercantes, que se incrementan por el ruido ambiente general debido al aumento del tráfico marítimo, algo que dificulta a las ballenas localizar el buque en rumbo de colisión.
Lince Ibérico: Hace 15 años, apenas quedaban un centenar de linces ibéricos (Lynx pardinus) en libertad. En 2016, la población ascendió hasta 440 ejempalres, según datos de Life+Iberlince. Un crecimiento sostenido que ha conseguido sacar a la especie del nivel «en peligro crítico». Hoy se encuentra en la categoría «en peligro». En 2002, los ejemplares –que se reparten entre Sierra Morena y Doñana (en España)– vivieron su momento más crítico, al borde de la extinción. El esfuerzo común de conservación de varias instituciones y el asesoramiento científico, consiguieron salvar a la especie. Entre las medidas que se llevaron a cabo destaca el programa de conservación con el que se consiguió que nacieran los primeros linces en cautividad en 2006. La viabilidad del lince ibérico está lejos de ser asegurada y dependerá del éxito de las reintroducciones en marcha, es decir, de que estas poblaciones se establezcan, crezcan rápidamente y consigan conectar entre sí.
Oso Panda Gigante: En 2016, el oso panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) logró pasar de estar catalogado como «en peligro» a «vulnerable». Según los datos de la IUCN, actualmente hay unos 1.864 ejemplares. Su población se está recuperando, pero no lo suficiente como para no estar vigilada. De hecho, el total de pandas en estado salvaje sigue siendo bajo, su población sigue estando fragmentada y, en parte, vive en zonas no protegidas. La reforestación y la protección de los bosques chinos en los que habita, han dado frutos, pero no será suficiente de cara al futuro. En los próximos 80 años los cambios pueden acabar con el 35% de los bosques de bambú en los que vive el mamífero. Y no es su única amenaza.
Águila Imperial Ibérica: En los cielos de España vuela el majestuoso águila imperial ibérica (Aquila adalberti), uno de los más hermosos águilas del mundo. Tras los muchos esfuerzos de las organizaciones conservacionistas, autoridades nacionales y autonómicas, la especie ha pasado de estar «en peligro» a ser «vulnerable». Si bien, todavía no se puede decir que haya salido del riesgo de extinción. El número de parejas reproductoras ha mejorado hasta más de 400 y ha aumentado su área de distribución en la península ibérica, llegando a criar incluso en Portugal. Esta rapaz, endémica de la península ibérica, habita en la zona suroccidental, sobre todo en sierras con formaciones de monte mediterráneo y, en menor medida, en pinares del Sistema Central. Entre 2001 y 2012 la población española se calcula que creció un 135% según datos de BirdLife Internacional. Sus principales amenazas son las electrocuciones por el tendido eléctrico y el veneno, las dos causas más importantes de muerte no natural.
Rinoceronte de Java: Nadie sabe a ciencia cierta cuántos rinocerontes de Java (Rhinoceros sondaicus) quedan en el mundo. Algunas estimaciones calculan que en torno a los 70 ejemplares, una cifra muy baja que coloca a la especie como catalogada «en peligro crítico». A pesar de su malísima situación, la buena noticia es que no se ha extinguido todavía, algo que ya habría ocurrido si no llega a protegerse. Las investigaciones realizadas han demostrado que sin medidas conservacionistas cerca de 150 ungulados habrían retrocedido una categoría en la Lista Roja de la IUCN entre 1996 y 2008. De las especies destacan seis que se habrían extinguido, entre ellas el rinoceronte indio (Rhinoceros unicornis) y el de Java. De hecho, en Vietnam, uno de los lugares donde habitaba éste último, los expertos creen que ya ha desaparecido. Según estos estudios científicos, en la primera década del 2000 cesaron los esfuerzos conservacionistas para proteger a la especie en el país, lo que podría haber acabado con su población en esa región. La principal amenaza a la que se enfrentan los rinocerontes son los cazadores furtivos, que matan a los ejemplares para llevarse su preciado cuerno, muy demandado en el mercado asiático. Son herramientas como la Lista Roja las que nos ayudan a dar forma a las políticas, identificar hábitats y lugares clave para las especies, recaudar fondos y monitorizar las intervenciones conservacionistas.
Ñu azul: Aunque hoy el ñu azul (Connochaetes taurinus) parece estar lejos de la extinción –está catalogado como especie de «preocupación menor»–, los científicos aseguran que si no se hubieran llevado a cabo medidas de conservación para protegerlo, correría un peligro crítico. De hecho, la conservación también sirve para proteger a especies más comunes, como el ñu azul, con ejemplares abundantes y una amplia distribución. Así, los esfuerzos proteccionistas, centrados sobre todo en los parques de Serengueti (Tanzania) y Mara (Kenia), donde habitan la mayor parte de los ejemplares, han sido decisivos. También lo han sido la construcción de caminos para modificar su migración y el aumento del control sobre la caza han dado sus frutos. Se calcula que hoy en día existen más de un millón y medio de estos ungulados.
Milano Real: Esta rapaz también es habitual en los cielos de España. Catalogada como «casi amenazada», desde SEO/BirdLife nos traen buenas noticias. En el último censo nacional que han coordinado pudo comprobarse una ligera recuperación de la población. En los últimos años, el milano real (Milvus milvus) había experimentado un gran declive, de más del 50% de la población. A pesar de su incipiente mejoría, sigue teniendo amenazas, similares a las del águila imperial ibérica, es decir, envenenamientos y electrocuciones. En algunas comunidades autónomas se ha recuperado un poco mientras que en otras, ha desaparecido. D acuerdo a datos de BirdLife Internacional se calcula que existen entre 25.200 y 33.400 parejas de milanos reales.
Órix: Conocido como órix u órice de Arabia (Oryx leucoryx) este animal llegó a extinguirse en estado salvaje. Los últimos ejemplares fueron cazados en Omán en la década de los setenta. Sin embargo, el éxito de la cría en cautividad y los esfuerzos por reintroducir a la especie en su hábitat desde principios de la década los ochenta han conseguido salvarla de la extinción. Hoy su estado es «vulnerable». Aunque el grueso de su población, situado en Arabia Saudí, cayó entre 1998 y 2008 por culpa de la sequía, su número se ha estabilizado. Se estima que se han reintroducido alrededor de mil ejemplares. En estos momentos, la población se mantiene estable e incluso está creciendo en algunos lugares, especialmente a medida que se van reintroduciendo nuevos animales. En cautividad viven entre 6.000 y 7.000 órix.
Caballo salvaje mongol: En 1996, el caballo de Przewalski (Equus ferus) se dio por desaparecido en estado salvaje. De forma sorprendente, 12 años más tarde apareció un equino maduro de esta especie en su hábitat natural, por lo que la IUCN lo recatalogó como «en peligro crítico». Hoy su situación ha mejorado levemente y se encuentra «en peligro». Gracias al éxito de las reintroducciones, en la actualidad existen más de 50 ejemplares viviendo en libertad, una cifra baja que obliga a vigilar la especie muy de cerca. Su cruce con los caballos domésticos, las enfermedades y la pérdida de su diversidad genética amenazan su futuro más inmediato. Además, al ser tan pocos ejemplares, son muy vulnerables a eventos atmosféricos severos, habituales en las regiones mongolas en las que habitan, con inviernos que llegan a alcanzar los treinta grados bajo cero.
Rata arquitecto: Es una superviviente. La rata arquitecto (Leporillus conditor) se ha quedado sin parientes cercanos, puesto que su prima, la conocida como rata nidificante menor de Australia (Leporillus apicalis), se ha extinguido. La rata arquitecto –que se llama así por su habilidad para construir nidos– no parece peligrar en estos momentos, ya que su estado ha pasado de «vulnerable» a «casi amenazada». Un plan de recuperación basado en reintroducciones e introducciones en áreas libres de depredadores ha conseguido sacarla de la zona de peligro. Se calcula que hoy existen entre 3.000 y 4.000 ejemplares maduros de la especie. El roedor, el único que queda de su género, crea una resina para construir sus nidos tan fuerte que puede llegar a durar miles de años si no se expone al agua.
Que estos ejemplos nos sirvan de modelo a seguir para incrementar los esfuerzos conservacionistas de dos especies emblemáticas que necesitan de una atención especial ahora mismo: el guepardo (Acinonyx jubatus), del que sólo quedan 7.100 ejemplares en todo el mundo, y la jirafa (Giraffa camelopardalis), cuya población ha caído alrededor de un 40% desde 1985. Ambas especies están incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), autoridad mundial en la protección de la biodiversidad.