Naturaleza y Bienestar Humano
Uno de los aspectos más interesantes que podemos estudiar es la relación entre el ser humano y la naturaleza y cómo ésta influye en nuestra salud.
La revista Observer, de la Association for Psychological Science de Estados Unidos, ha publicado un artículo en el que se revisan los estudios realizados en los últimos años sobre este tema. Las investigaciones han demostrado que los entornos verdes favorecen el bienestar psicológico, con una mejora de la atención y una reducción de la irritabilidad y de la agresividad; así como el bienestar físico, favoreciendo la pronta recuperación de pacientes que han padecido operaciones quirúrgicas. Nuestro bienestar y salud dependen de la naturaleza debido, entre otras razones, a la evolución de nuestros ancestros en este entorno.
Según Observer, en las últimas décadas, la conciencia de nuestra relación con el medio ambiente se ha incrementado, así como las constataciones sobre los efectos del entorno natural en nuestra propia naturaleza física y mental.
En la década de los 80 del siglo XX, el psicólogo Stephen Kaplan y sus colaboradores de la Universidad de Michigan, fueron de los primeros investigadores que aportaron pruebas científicas acerca de estos efectos.
A raíz de una serie de estudios sobre el fenómeno de la atención, estos científicos descubrieron que la exposición a escenarios naturales tenía un profundo efecto restaurador en la capacidad del cerebro para concentrarse.
Estudios posteriores realizados sobre este tema han confirmado este primer hallazgo. En 2008 la revista Psychological Science publicó un artículo acerca de una investigación realizada por el propio Kaplan, en colaboración con Marc Berman y John Jonides, consistente en que 38 estudiantes voluntarios realizaran tareas que requerían un alto nivel de concentración.
El grupo de voluntarios fue dividido en dos partes: los componentes de una de ellas dieron un paseo por la ciudad, mientras que los miembros de la otra pasearon por una zona arbolada. Este segundo grupo puntuó más alto que el primero en las pruebas realizadas.
Kaplan cree que esta diferencia se debe a que nuestros ancestros evolucionaron en contacto continuo con los entornos naturales. Gracias a ello, en dichos entornos nosotros nos sentimos más cómodos y más relajados. Este estado de bienestar nos hace estar menos distraídos. Algo que cualquiera puede comprobar cuando está en el campo.
En enero de 2010, Kaplan y Berman resumieron 13 de los estudios más influyentes sobre la restauración de la atención en contacto con la naturaleza, en la revista Perspectives on Psychological Science.
Los descubrimientos de Stephen Kaplan y sus colaboradores llevaron a los investigadores William Sullivan y Frances Kuo, de la Universidad de Illinois, a analizar la relación entre la ausencia de un entorno natural y la irritabilidad, que se sabe está relacionada con la atención fatigada. A su vez, la irritabilidad está asociada a la agresividad.
Kuo y Sullivan estudiaron a 145 mujeres residentes en un complejo residencial urbano, en Chicago. Algunas de ellas vivían en edificios con vistas a zonas verdes, mientras que desde los edificios de otras sólo se veía hormigón. Los resultados de este estudio demostraron niveles significativamente más bajos de agresividad y de violencia entre las residentes con apartamentos cercanos a la naturaleza que entre las otras.
La agresividad ha sido relacionada con la impulsividad. Así, en otro estudio más actual, Kuo y Sullivan, junto con otro colaborador de la Universidad de Illinois, Andrea Taylor, han constatado que también existe una relación entre la exposición a la naturaleza y el autocontrol.
Cuanta más naturaleza en nuestra vida, más autocontrol.
En otro estudio realizado con 169 niñas que vivían en el mismo vecindario, los investigadores descubrieron que aquéllas que disfrutaban de vistas más verdes tenían un mayor rendimiento en tareas relacionadas con la disciplina que las niñas que no podían disfrutar de dichas vistas. Las chicas del primer grupo puntuaron asimismo más alto en pruebas de concentración, de inhibición de la impulsividad y de capacidad de retrasar la gratificación.
Además de los evidentes beneficios para la salud psíquica que proporciona la naturaleza, también se ha demostrado que los entornos naturales ayudan al bienestar y la recuperación física.
Los investigadores británicos Richard Mitchell, de la Universidad de Glasgow, y Frank Popham, de la Universidad St. Andrews, publicaron en 2008 un artículo en el que se señalaba que, ante el persistente crecimiento de las desigualdades socioeconómicas en lo que a salud se refiere, una mayor exposición a entornos verdes podría ayudar a reducir la tendencia a padecer ciertas enfermedades. Por lo que la naturaleza sería un aliado preventivo contra algunas de éstas.
También en 1984, la revista Science publicaba un artículo del investigador Roger Ulrich en el que se explicaba cómo la ubicación de un hospital de Oregón, en un entorno natural, había conseguido reducir el tiempo de recuperación de los postoperatorios y había ayudado a que los pacientes necesitaran menos medicamentos para el tratamiento del dolor, entre otras muchas ventajas.
Además, en 2009, una investigación dirigida por Peter Kahn, de la Universidad de Washington, y realizada con trabajadores de una oficina moderna, demostró que aquellas personas que en su lugar de trabajo estaban sentadas cerca de una ventana con vistas a escenarios naturales se recuperaban antes del estrés producido por situaciones externas que otras sentadas frente a una pantalla de plasma que mostraba imágenes de la naturaleza u otras que no disfrutaban de vista alguna.
La influencia de la naturaleza en el bienestar físico y mental humano es otro factor determinante para que nos preocupemos de estar más en contacto con nuestro entorno natural y menos con la artificiosidad de unas vidas modernas vacías de las cosas importantes que terminan pasando factura en nuestra salud.
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