Finanzas y mujeres
No es nuevo, pero siempre ha funcionado y aún así pocas mujeres emprenden el camino del éxito financiero, un camino que puede proporcionarles independencia, dinero, seguridad, estabilidad y ayuda en cada proyecto personal de felicidad.
Desde siempre las mujeres han afrontado las mismas preguntas, dudas, problemas e incertidumbres para alcanzar el éxito financiero. Pero ¿cuáles son las claves para conseguirlo?
De entrada, las diferencias, por más que algunas feministas trasnochadas se empeñen en obviarlas y tropiecen con el pedrusco una y otra vez. No con la piedra (muy femenina ella sino con el masculino pedrusco). Y es que no se trata de que las mujeres estén menos capacitadas para el éxito financiero, no lo están en absoluto, sino que sus problemas y dificultades son en gran medida diferentes y requieren soluciones diferentes.
Para empezar, muchas mujeres no sienten la necesidad de buscar el éxito financiero hasta que no se enfrentan a un punto de inflexión en sus vidas, que puede ser una crisis personal, la pérdida de un empleo, la dificultad en encontrar un trabajo, la muerte de un familiar, la separación del cónyuge, una enfermedad, la necesidad de realización plena…
Es entonces cuando les surge la cuestión del ¿y por qué no hago esto? ¿qué debo hacer ahora?
Muchas mujeres, que son muy capaces la mayoría de las veces, no explotan todo su talento hasta que llega una situación de emergencia o crisis. Una de las claves del éxito financiero es hacerlo antes y hacerlo con valentía, aplicando todo el talento personal en un proyecto a la medida de cada una. O intentarlo, aunque sea tarde.
El éxito financiero proporciona libertad en todos los sentidos, pero para conseguirlo hay que preocuparse del dinero, y no sólo de gastarlo, como hacen muchas con diligencia, sino de administrarlo con inteligencia, como también hacen otras tantas. Las mujeres pueden ser excelentes administradoras, aunque esta habilidad innata la estén perdiendo influidas por un mundo de consumo sin sentido en el que se pierde este talento en la compra de trapitos y productos de consumo pasajeros. La segunda clave es recuperar ese innato talento por la administración para lograr el éxito financiero. A veces requerirá esfuerzo y disciplina, sacrificios y fuerza de voluntad, pero es el camino correcto.
La tercera clave es que las mujeres tengan el control de su trabajo o sus negocios para conseguir que una buena administración les brinde buenos resultados. No se trata sólo de conseguir pagar las facturas, a veces ni eso, sino de incrementar el valor del trabajo y la riqueza personal. ¿Cómo lo logramos? Invirtiendo, tanto en esfuerzo, trabajo y dinero. El derroche no conduce al éxito financiero, las más de las veces al fracaso y la ruina, pero el ahorro y la inversión permiten aumentar la riqueza personal y poder asumir nuevos retos y gastos, que no sólo sea consumir por consumir. La cuarta clave es no gastar todo lo que gane y preocuparse por ahorrar e invertir inteligentemente. Los beneficios ya le permitirán después consumir con más libertad financiera. Trabaje para usted misma no únicamente para el mercado de consumo.
La quinta clave para una mujer que desee éxito financiero desde su esfuerzo personal es dar pequeños pasos cada vez y trabajar su espíritu personal. Debe tener pasión por ganar dinero (algo que no es difícil para la mayoría de las mujeres, ya que también es algo innato en ellas) y convertir el dinero ganado en el motor para invertir y ganar más.
Las mujeres tienen una ventaja de su parte y es que están abiertas a aprender de los demás, especialmente de otras mujeres exitosas, no tienen miedo al consejo, a aprender y a preguntar lo que desconocen. Las relaciones personales entre las mujeres son otro gran activo porque ellas realmente disfrutan creciendo emocionalmente a la par que hacen negocios. Esto es positivo para trabajar con otras personas (hombres o mujeres). Su especial sensibilidad femenina pone sentimientos y corazón a las transacciones económicas, además de un certero instinto.
La sexta clave es no gastar todo el dinero en comprar cosas y no generar deudas. Se puede gastar un porcentaje para disfrutar y pasarlo bien (y es posible hacerlo realmente fenomenal con sólo un 20 o un 25%). El resto debería invertirse en formación, en leer, asistir a cursos, aprender de mil formas distintas, en inversiones financieras, en desarrollo de proyectos, en donaciones a causas que merecen la pena (ecología, educación, sanidad, asistencia al desarrollo, a sectores sociales en riesgo de exclusión, cuidado de la fauna…), y en ganar tiempo, que es otro de los grandes activos. Pero una mujer no debería olvidar que necesita de educación en inversiones antes de lanzarse a éstas. Y de conocimiento de la naturaleza humana.
La séptima clave es superar el miedo que puede paralizar. El miedo es positivo porque induce sentido común y cautela, pero puede ser nefasto si nos dejamos dominar por él. Una mujer debe luchar contra el miedo de forma prioritaria, el miedo a lo desconocido es un obstáculo enorme contra el que debe luchar. Superarlo se consigue con valor, disciplina y una buena formación.
La octava clave es definirse a sí misma en la clase de persona que será y cómo ganará su dinero. Por regla general mostrarse interesada por el dinero tiene mala fama (pese a que todos nos movemos por dinero en mayor o menor medida). Olvide los tópicos. Puede estar interesada en ganar dinero y eso no le convierte en una mala persona o codiciosa. Si gana su dinero haciendo un buen trabajo, eso es lo que le define, su profesionalidad haciendo lo que hace. Puede ganar dinero y ser generoso, o codicioso, espléndido o avaricioso. Pero eso no depende del dinero, eso depende de usted y de sus opciones en libertad.
La novena clave es que se preocupe por su futuro porque nadie más lo hará. Olvídese del gobierno, que bastante tiene con lo suyo. Tome medidas ahora y garantice su futuro actuando con responsabilidad personal, sin dejarlo todo al estado, la Seguridad Social, la empresa en la que trabaja, el marido adinerado o vaya usted a saber quién.
El éxito financiero lo trabaja usted. Es uno de los fundamentos económicos tradicionales que no fallan. Desde siempre, este éxito está en sus manos.
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