Trump, nuevo conservadurismo y Alt-right (la derecha alternativa)
La victoria electoral de Donald J. Trump ha puesto en el centro de atención de todos los medios de comunicación a la denominada “derecha alternativa” (alt-right, en inglés), que es un nuevo conservadurismo con una gran presencia y militancia en internet. La desinformación y la manipulación que llevan a cabo masivamente los grandes medios tradicionales sobre este movimiento, está tergiversando y lanzando un mensaje equivocado sobre lo que es realmente esta corriente de pensamiento y acción política, así como su verdadero alcance. Para empezar, se les atribuye la victoria de Trump. Esto sólo es cierto parcialmente, porque el movimiento que ha hecho posible esa victoria se apoya no sólo en la “derecha alternativa” sino también en otros grupos sociales e ideológicos, como tradicionales militantes del Partido Republicano, seguidores del Tea Party, Demócratas por Trump y toda una serie de sectores sociales que han apostado por el empresario como nuevo presidente, desde mujeres con estudios universitarios, pasando por obreros industriales, veteranos de guerra, negros, hispanos y blancos de todas las clases sociales.
La nueva revolución conservadora que lidera Trump es amplia y diversa, y así debemos entenderlo, aunque sin duda la corriente alt-right ha tenido un gran protagonismo en la campaña electoral. El nuevo conservadurismo, que es mucho más que la alt-right, va a tener una gran influencia de la mano de Stephen Bannon, jefe de estrategia y consejero principal de Trump, que defiende algunas de las nuevas ideas.
Lo importante de este movimiento crítico con el establishment político actual, es que tiene millones de adeptos en Estados Unidos, domina las redes sociales y los mensajes en la era de internet, a través de lo cual busca una regeneración política completa que represente fielmente los intereses del pueblo estadounidense.
La victoria de Trump abre la puerta a esta regeneración porque está al margen del control de las elites de los partidos, los medios y los grupos de interés. Ni siquiera el Partido Republicano controla este movimiento. De ahí que muchos no quisieran a Trump en la Casa Blanca. Trump ha dado voz a la “derecha alternativa” como nadie lo ha hecho, y con ello ha conseguido conectar con millones de compatriotas que estaban siendo arrinconados y marginados por lo políticamente correcto. La base social de este nuevo conservadurismo es transversal y alcanza a todo el país. Lejos de las teorías de los medios progresistas, que tratan de demonizar a este movimiento con toda clase de acusaciones, la alt-right coloca a América y a los americanos en primer lugar, por encima de difusos conceptos ideológicos y de prepotencia intelectual. Esto se concreta en medidas claras que beneficien a la sociedad, y muy especialmente a las clases medias y trabajadoras, al tejido emprendedor y a las empresas norteamericanas.
El nuevo conservadurismo y la “derecha alternativa” quiere unos Estados Unidos que recuperen su liderazgo y su grandeza, su capacidad para crecer y generar grandes oportunidades para la gente; busca mantener el país seguro y protegido de las amenazas externas y desatarlo de esas políticas progresistas de la corrección política que lo han llevado por el mal camino durante mucho tiempo y que pretendían cambiar la esencia del país.
El pragmatismo es una de las señas de identidad del nuevo conservadurismo, las políticas basadas en buenos resultados para Estados Unidos y menos en conceptos vagos intelectuales. De poco sirve defender algunos postulados ideológicos si éstos dejan a millones de personas en la cuneta.
Con Trump entra en la Casa Blanca un conservadurismo realista, pragmático, más consistente y coherente, nuevo y mucho, mucho más batallador contra el progresismo que defiende políticas erróneas: esa cultura de la muerte a través del aborto, la manipulación feminista extrema para obtener ventajas y la destrucción de la identidad cultural nacional, entre otras.
Se comenta que la elección de Trump ha provocado un shock en los medios de comunicación al servicio de lobbies progresistas. Es cierto, están impactados y siguen en una dinámica de manipulación de la opinión pública para presentar a Trump como el mal de todos los males. El shock va a continuar durante un tiempo porque Trump cuenta con un movimiento social tremendamente activo que no va a permitir tal manipulación. La “alt-right” va a dar la batalla ideológica, ya la está dando, y ganándose el apoyo de millones de ciudadanos, convertidos de facto en los nuevos influencers que sustituyen a unos medios que sólo buscan adoctrinar en vez de informar objetivamente.
El movimiento de apoyo a Trump, que es muy amplio, ha asimilado con naturalidad a la “derecha alternativa”, que es ahora una de las muchas corrientes que defienden a Trump. Tanto de la “alternative-right” como de Trump se han escrito y dicho multitud de tonterías e inexactitudes, pero una realidad es evidente: el nuevo conservadurismo que ha ganado las elecciones presidenciales es la mayor fuerza revolucionaria y de cambio que hemos visto en décadas. Su poder apenas está empezando a dejar su huella en la historia. Ningún medio lo vio venir, pero está aquí y la era de Trump y la nueva revolución conservadora es una realidad y una buena noticia, por más que se empeñen en manipular desde la prensa y los lobbies de un establishment y sus defensores que ven en peligro sus privilegios.