Mensaje de Navidad del Presidente Obama
Barack Obama ha pronunciado su primer mensaje de Navidad como presidente, en el que ha tenido un recuerdo muy especial para los soldados destinados en el extranjero, señalando que «todo estadounidense puede hacer algo para apoyar a nuestros soldados, incluso algo tan simple como dar las gracias«. Todo un avance para el hombre que no dejaba de escamotear su apoyo a las tropas cuando era candidato, pero que ha experimentado un cambio en este sentido. Es evidente que a Obama le ha funcionado el yes, we can. Él ha podido cambiar en este tema.
Su mensaje ha sido un claro llamamiento a apoyar a los soldados norteamericanos, incluyendo a los que están en Iraq y Afganistán. Esto es importante porque supone liderar una cohesión social muy necesaria en torno a las Fuerzas Armadas. Y es destacable porque ese explícito apoyo del presidente, marca una línea clara de apoyo a los militares norteamericanos, independientemente de si uno está de acuerdo o no con determinadas políticas o intervenciones militares. Al pedir las gracias y el apoyo a los soldados, el presidente Obama recupera una de las tradiciones americanas más arraigadas: el recuerdo y el tributo a los hombres y mujeres que visten el uniforme y que en estas fechas se encuentran lejos de casa.
«Los niños pueden hacer una tarjeta que haga sonreír a un estadunidense lejos de casa. Los adultos pueden enviarles un regalo o una tarjeta telefónica pagada, para que su servicio sea un poco más fácil«, sugirió el presidente Obama durante su mensaje, acompañado por su esposa, Michelle, y añadió que: «recordamos y rezamos por todos los militares que están pasando las fiestas lejos de casa, ya sea en una base aquí en Estados Unidos, una cafetería militar en Irak o un remoto puesto de avanzada en Afganistán (…) Y esta temporada de fiestas, y siempre, sepan que estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que puedan tener éxito en sus misiones y vuelvan a salvo a casa con sus familias«.
Obama se mostró “impresionado por el espíritu desinteresado de los soldados al servicio de la patria, desde Bagdad hasta la Península de Corea (…) y por la determinación de combatientes heridos en Walter Reed y Bethesda, que se esfuerzan por recuperarse, para regresar a sus unidades«. Tuvo la humildad y el orgullo de elogiar también «a los patriotas que hicieron el sumo sacrificio por nuestra libertad (…) fueron la mayor lección de humildad, en ataúdes cubiertos de banderas al regresar a casa por (la base aérea de) Dover, o en la soledad silenciosa de Arlington«. Este presidente está aprendiendo lo que se espera de un Comandante en Jefe y este mensaje es un buen intento de conectar con el ánimo de millones de norteamericanos. El tiempo dirá si le rinde frutos.
En otro orden de cosas, el presidente reconoció que Estados Unidos se recupera de una crisis que se refleja en «padres sin empleo que pasaron apuros para poner regalos debajo del árbol; familiares y vecinos cuya casa ha sido embargada, personas que se preguntan qué traerá el 2010”. Una visión limitada, pero real, de las inmensas dificultades por las que están pasando millones de personas.
Pero incluso en este difícil momento, dijo que «hay mucho por celebrar esta Navidad: un mensaje de paz y hermandad que continúa inspirando más de dos mil años después del nacimiento de Jesús» y recordó que «El amor por la familia y los amigos. Los lazos de comunidad y patria, y el temple y valentía de nuestros hombres y mujeres en uniforme que están lejos de casa en estas festividades, lejos de sus familias, arriesgando sus vidas para protegernos, son también motivos para celebrar”. Un mensaje acertado que ha sabido comunicar en esta hora de dificultad e incipiente esperanza por el resurgir de la economía, recogiendo el sentir de muchos norteamericanos.
La Primera Dama, Michelle Obama, manifestó su admiración al “conocer a cónyuges de militares que hacen las veces de padre y madre, mantienen unido el hogar, se dan tiempo para que sus hijos jueguen con amigos y en partidos de fútbol, y los ayudan con sus tareas (…) Los cónyuges hacen todo lo que pueden para que los niños se sientan bien incluso mientras tratan de disimular sus propios temores y preocupaciones«. Una actitud vital de las familias de los militares que ha conmovido a Michelle, quien recordó que: «He conocido a niños que se preguntan si mamá o papá volverá a casa; abuelos y parientes que se ocupan de cuidar a nuestros combatientes heridos, y personas que tratan de seguir adelante tras perder a la persona que más quieren en el mundo«. Una muy buena radiografía social de un sector de la población, que vive en carne propia la herida y el daño de la guerra, y aún así ofrecen un ejemplo de determinación y comportamiento.
La Primera Dama afirmó que “a pesar de esos desafíos, las familias militares encuentran la energía para también ponerse al servicio de sus comunidades, como entrenadores de Pequeñas Ligas, líderes de Asociaciones de Padres y Maestros, o recaudando fondos (…) Pero incluso a estas sólidas familias militares, les viene bien un poco de ayuda, especialmente durante las fiestas. Si viven ustedes cerca de una base militar, pueden tenderles una mano por medio de su centro de trabajo, escuela, o iglesia«. Al recoger esta realidad, Michelle se pone al lado de quienes forman la columna vertebral de este país, con su ejemplo y dedicación. Posiblemente nunca antes ella sintió tanto amor por su país y sus gentes como ahora en el papel de Primera Dama, cuando ha podido ver en persona lo que los patriotas americanos son capaces de hacer, lejos de fanatismos y manifestaciones.
Ella indicó, con un verdadero sentimiento de ayuda y comprensión, que ”algunas maneras de ayudar incluyen el cuidar a niños, haciendo recados o simplemente llevándoles una comida hecha en casa (…) Incluso si no conocen a una familia militar cercana, su familia puede ayudar al donar u ofrecer sus servicios a organizaciones de apoyo a familias militares«.
El presidente Obama expresó en este mensaje navideño, lanzado en compañía de Michelle, de una forma relajada y cercana: “la profunda lección de humildad de parte de aquellos que realizaron el máximo sacrificio al perder la vida”, una lección que probablemente nunca antes aprendió, pero que desde que está en el Despacho Oval ha tenido oportunidad de ver y aprender sobradamente de quienes protegen y defienden la nación todos los días del año, y también en Navidad: los soldados norteamericanos.
President Barack Obama & Mrs. Obama Christmas message
Remarks of President Barack Obama and First Lady Michelle Obama
Weekly Address
December 24, 2009
PRESIDENT: Hello everyone, and Merry Christmas. As you and your families gather to celebrate the holidays, we wanted to take a moment to send greetings from our family-from me, from Michelle, from Malia and Sasha-and from Bo.
FIRST LADY: This is our first Christmas in the White House, and we are so grateful for this extraordinary experience. Not far from here, in the Blue Room, is the official White House Christmas Tree. It’s an 18-foot tall Douglas fir from West Virginia and it’s decorated with hundreds of ornaments designed by people and children from all over the country. Each one is a reminder of the traditions we cherish as Americans and the blessings we’re thankful for this holiday season.
PRESIDENT: That’s right, especially as we continue to recover from an extraordinary recession that still has so many Americans hurting: parents without a job who struggled to put presents under the Christmas tree; families and neighbors who’ve seen their home foreclosed; folks wondering what the new year will bring.
But even in these tough times, there’s still so much to celebrate this Christmas. A message of peace and brotherhood that continues to inspire more than 2,000 after Jesus’ birth. The love of family and friends. The bonds of community and country. And the character and courage of our men and women in uniform who are far from home for the holidays, away from their families, risking their lives to protect ours.
To all our soldiers, sailors, airmen, Marines and Coast Guardsmen-I have no greater honor than serving as your Commander in Chief. I’ve been awed by your selfless spirit, your eagerness to serve-at the Naval Academy and West Point. I’ve been energized by your dedication to duty-from Baghdad to the Korean Peninsula. Michelle and I have been moved by your determination-wounded warriors at Walter Reed and Bethesda, fighting to recover, to get back to your units.
And I’ve been humbled, profoundly, by patriots who have made the ultimate sacrifice for our freedom. In flag-draped caskets coming home at Dover. In the quiet solitude of Arlington. And after years of multiple tours of duty, as you carry on with our missions in Iraq and Afghanistan, your service, your readiness to make that same sacrifice, is an inspiration to us and to every American.
FIRST LADY: And so are your families. As First Lady, one of my greatest privileges is to visit with military families across the country. I’ve met military spouses doing the parenting of two-keeping the household together, juggling play dates and soccer games, helping with homework, doing everything they can to make the kids feel OK even as they try to hide their own fears and worries.
I’ve met kids who wonder when mom or dad is coming home; grandparents and relatives who step in to care for our wounded warriors; and folks trying to carry on after losing the person they loved most in the world.
And through it all, these families somehow still find the time and energy to serve their communities as well-coaching Little League, running the PTA, raising money to help those less fortunate than they are, and more.
But even these strong military families can use a hand, especially during the holidays. If you live near a military base, you can reach out through your workplaces, your schools, your churches. There are so many ways to help-with child care, with errands, or by just bringing over a home-cooked meal. Even if you don’t know a military family nearby, your family can still help by donating or volunteering at organizations that support military families.
PRESIDENT: You can also reach out directly to our forces around the world. Kids can make a card that will bring a smile to an American far from home. Adults can send a care package or a pre-paid phone card that makes the tour at little easier. Every American can do something to support our troops, even if it’s as simple as just saying thank you. For more ways to let our troops know you care, go to www.whitehouse.gov
So to all our men and women in uniform spending the holidays far from home-whether it’s at a base here in the states, a mess hall in Iraq or a remote outpost in Afghanistan, know that you are in our thoughts and our prayers. And this holiday season-and every Holiday season-know that we are doing everything in our power to make sure you can succeed in your missions and come home safe to your families.
FIRST LADY: And to all Americans, from our family to yours, Merry Christmas.
PRESIDENT: Merry Christmas, everybody.