Las Naciones Unidas han declarado este 2011 como el Año Internacional de los Bosques, que es una forma de crear conciencia y fomentar la protección de los bosques en todo el mundo. Es cierto que la población en todas partes no acostumbra a hacer demasiado caso de este tipo de declaraciones, bien sea por desinterés, indiferencia, estupidez, ignorancia o un cúmulo de todo.
Pero lo cierto es que significa una voz de alarma para que pongamos nuestra atención y mejores esfuerzos en una causa por la que merece comprometerse, la conservación de los bosques, que son la pieza básica para mantener una naturaleza saludable y equilibrada.

Bosques como los del gran pulmón del planeta, el Amazonas, vital para conservar el ecosistema más fascinante que tenemos; los bosques de acacias de las sabanas africanas, el origen de un mundo natural salvaje de valor incalculable; las selvas tropicales, cuyos árboles centenarios son el hogar de animales gravemente en vías de extinción; las florestas de las montañas chinas y asiáticas, que acogen a los últimos monos dorados, los leopardos de las nieves y el tigre, entre otros; los bosques de cedros del Himalaya, en la India, o en Siberia: los bosques de las Montañas Rocosas, los hayedos cantábricos y robledales en España, o las junglas centro y sudamericanas, donde sobreviven infinidad de especies animales y vegetales.
Bosques de todo tipo amenazados por la acción directa del ser humano en su expansión sin límites que debe ser controlada y ordenada de forma sostenible si queremos conservar los bosques que nos proporcionan vida y recursos naturales.
2011, el año de los bosques. Un año para un activismo ecológico activo que permita mayor concienciación y, sobre todo, una protección más eficaz.