Frente a un panorama saturado de opciones culturales y de entretenimiento: cine, música, videojuegos, teatro, danza, exposiciones, museos, musicales, y libros, uno de los grandes desafíos que se plantean a la industria editorial es la comunicación literaria. Por triste que pueda ser, la realidad es tozuda y cada día hay menos librerías y menos espacio en los medios de comunicación tradicionales para las novedades editoriales.
El modelo que venía funcionando hasta hace unos años, cuando el lector conocía las novedades in situ en las estanterías de las librerías, va desapareciendo, sustituido por las búsquedas y las recomendaciones online. Las editoriales y los escritores necesitan adaptarse a esta nueva situación y emprender nuevas estrategias de comunicación para captar la atención y el interés de los lectores, que son tentados por numerosas formas de ocio y entretenimiento. Muchas veces con mejores técnicas de marketing que las que despliega la industria editorial.
Una de las claves para entusiasmar a los potenciales lectores es establecer vínculos más cercanos con ellos, incentivándoles a leer y descubrir ese libro o autor que podría enamorarles y sorprenderles.

A menudo se piensa equivocadamente desde el sector editorial que lo importante es la adaptación al mundo digital, y aun cuando esto tiene cierta importancia, la tiene más la capacidad de saber comunicar una novedad literaria de forma que llegue acertadamente a los potenciales lectores. Es la comunicación la gran clave del éxito para que un libro tenga éxito y sea conocido. Hay miles de opciones de lectura, por eso la comunicación se ha convertido en una pieza esencial y decisiva. Capturar la atención del lector lo es todo en ese camino a la difusión masiva y exitosa.
Las nuevas iniciativas comerciales y de comunicación necesitan ser innovadoras y dinámicas, a cargo de muy buenos profesionales especializados, ya no sirve cualquiera. Este es un campo de juego en el que sólo los mejores sabrán comunicar con efectividad esas novedades capaces de entusiasmar a los lectores.
Olvídense de las típicas campañas de promoción, con envío de notas de prensa, y poco más. El esfuerzo de comunicación literaria debe ir más allá, con ideas nuevas que logren la repercusión deseada. Las campañas de promoción tienen que incluir nuevos contenidos adicionales, añadir valor a la comunicación, ser más innovadores. Esto es esencial para atajar la crisis de ventas en el sector de los libros.

Editoriales y escritores vemos con frecuencia campañas de promoción que no se ajustan a las exigencias de la nueva realidad, convirtiéndose en pozos sin fondo y sin resultados con pérdidas económicas y de tiempo. Y es que también ha llegado el momento de que los profesionales de la comunicación literaria se pongan las pilas y estén a la altura de lo que se precisa de ellos: una comunicación efectiva que realmente influya en las ventas. Porque ése es el reto, no nos engañemos. Si no se logra, entonces esa comunicación es un fracaso.
El desafío de la comunicación literaria es conseguir también que la gente opte por la lectura frente a otras formas de ocio de una forma prioritaria.