MAGA
En toda la historia Estados Unidos ningún presidente ha hecho tanto como Donald Trump en este primer año en la Casa Blanca. Con la excepción de Ronald Reagan, ninguno se ha enfrentado con los poderes en la sombra del Estado Profundo de una forma tan abierta para aplicar una agenda revolucionaria y transformadora.
El logan de campaña: “Make America Great Again (MAGA)” se ha convertido en una política global y vertebradora de la acción de gobierno del Presidente Trump con acciones concretas y éxitos de gran alcance. Es fácil inventarse historias falsas sobre Trump y su gobierno, como de hecho hacen la mayoría de los medios de comunicación y la prensa progresista en Estados Unidos y en el resto del mundo, pero los ciudadanos de este país no nos las creemos, como reflejan las encuestas y las opiniones de la gente. Los hechos son los que hablan alto y claro.
La política MAGA de Trump está logrando avances importantes en áreas diversas, fortaleciendo el país de forma significativa. En nueve meses de gobierno, se han aprobado más de 50 leyes y órdenes ejecutivas; decenas de memorandos; tenemos unas Fuerzas Armadas más fuertes y bien financiadas; un juez conservador constitucionalista en el Tribunal Supremo (Neil Gorsuch; que serán más en estos próximos años); se alcanzan récords históricos de alzas en los mercados de valores (pueden carcajearse de aquellos agoreros y cenizos que predecían el derrumbe de la economía americana); se han creado más de un millón setecientos mil empleos y el desempleo está en sus niveles más bajos en 17 años, el 4.2% (esto es tremendamente importante porque es la mejor política social); los demandantes de subsidios de desempleo son 1.89 millones, el nivel más bajo desde hace 44 años (desde marzo de 1973); se está reconstruyendo la clase media, algo que vigoriza a todo el país; se ha garantizado y protegido la Segunda Enmienda (el derecho a las armas); los recortes de regulación innecesaria y burocrática han sido históricos, más de 860 derogadas o aplazadas, y están contribuyendo a que la economía sea más dinámica y crezca; se ha liberalizado la energía; están en construcción nuevos oleoductos estratégicos, como el Keystone XL; la seguridad fronteriza se ha incrementado notablemente y el muro con México avanza con diseños innovadores (que pronto será la envidia cochina de los muros); y están en marcha dos reformas profundas: la reforma de la salud (con la revocación y sustitución de Obamacare), que de hecho ya ha empezado, con el fin de los subsidios a las aseguradoras, y la reforma fiscal, que aprobará una reducción de impuestos masiva para personas y empresas.
Estas realidades evidentes para todo el mundo son las que definen la política del Presidente Trump e integran el concepto de MAGA que verdaderamente está permitiendo progresar a los Estados Unidos. Progreso real, no de boquilla como el que impulsaba Obama y los demócratas para sus amiguetes, sino para todos los ciudadanos sin distinción. De este modo, la agenda de Trump, que sí es conservadora y no derrotista y pactista ante los demócratas como la que defiende buena parte del establishment republicano, avanza firme en cuestiones económicas, de empleo, regulación y legislativas, además de sociales con la defensa de la vida frente al aborto, el fin de los beneficios y ventajas sin fin para colectivos como gays, lesbianas, transexuales y mujeres (la política del mérito personal ha regresado con fuerza y es otra conquista social fundamental para equilibrar realmente el tablero social y no discriminar), y también en temas de libertad religiosa y de opinión. Con el Presidente Trump ha regresado la defensa y el respeto por las creencias religiosas de cada cual, así como la libertad de opinar sin el bozal de lo políticamente correcto (que establecieron los demócratas para imponer su agenda política y social).
Sin arrodillarse ante el Estado Profundo y los medios progresistas manipuladores de información, el Presidente Trump está haciendo América Grande Otra Vez (MAGA) con avances reales e importantes. Y esto apenas ha empezado. Los cambios que vendrán en la Reserva Federal, en la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA y en el Tribunal Supremo son sólo parte de un cambio profundo que ya está extendiendo el concepto de MAGA a toda la nación y que va más allá del Partido Republicano, que también va a cambiar. Un concepto que aglutina a norteamericanos de todas partes y de toda condición social en torno a Donald Trump, el elemento transformador esencial para lograr MAGA.
Dos de los obstáculos para conseguirlo son los medios progresistas, esos Fake Media que se han convertido en irrelevantes y cada vez más manipuladores, y a los que Trump ha ganado la guerra que le declararon desde las primarias, y el Partido Demócrata, en manos actualmente de una banda de irresponsables y sin juicio (por no decir en voz alta algo peor que todos sabemos), al que Trump también ha puesto en ridículo y derrotado.
Hoy, MAGA es un proyecto ilusionante en construcción que hará de Estados Unidos de nuevo la nación líder, libre y referente en el mundo, además de un lugar con nuevas oportunidades para todos sin caer en la desintegración social que conlleva el progresismo (y toda esa cantidad de tonterías que suelen defender e imponer a los demás).
El Presidente Trump piensa y actúa a lo grande, tal y como es América, por eso MAGA está teniendo éxito y cuenta con un futuro brillante.