EE.UU y la opinión pública mundial
Si hay un tema sobre el que es fácil prender la controversia, el debate y las posturas encontradas, ése es el de la imagen de los EE.UU entre la opinión pública mundial.
Por unas u otras razones, esa imagen siempre ha estado en entredicho o cuestionada por numerosos sectores sociales. Los últimos ocho años, bajo la presidencia de George W. Bush, han visto una erosión importante de la imagen del país, coincidiendo también con una explosión en los medios de comunicación, sustentados en el poder de Internet, que han contribuido a una mayor información, no siempre mejor, y manipulación ideológica interesada.
Pero admitamos que esa imagen de los EE.UU ha sufrido considerablemente, sobre todo por la Guerra contra el Terrorismo, la merma en las libertades y los derechos constitucionales, y la campaña permanente anti Bush de los mass media.
Los esfuerzos para cambiar esa mala imagen chocan con estudios y encuestas que reflejan la opinión pública internacional sobre EE.UU, divulgadas ampliamente por los medios de comunicación.
Centrémonos, por ejemplo, en el estudio del Pew Center y el Fondo Marshall alemán, que recogen la opinión mayoritaria de la gente de que EE.UU es la amenaza para la paz mundial, no los terroristas o los rogue states (Estados gamberros o desestabilizadores). Es una idiotez absoluta, pero la gente lo cree.
¿Importa lo que opine la gente? No es algo determinante, pero hasta cierto punto, sí. Porque estas actitudes alientan y apoyan o dan cobertura a las acciones terroristas en unos casos, y en otros ponen en serios aprietos a gobiernos que se sienten inclinados a aliarse con EE.UU. También son terreno abonado para los extremismos y las decisiones equivocadas en el plano internacional (España ha probado de esto últimamente de la mano de su actual gobierno).
La opinión pública, con su imagen negativa de los EE.UU, puede convertirse así en un caldo de cultivo de actitudes terroristas y de comprensión hacia los mismos.
La buena noticia para EE.UU es que esta situación es reversible y se puede cambiar esa imagen negativa país por país. Hay toda una batería de medidas para lograrlo. Veamos, según una encuesta de la organización Terror Free Tomorrow, en Bangladesh, Paquistán e Indonesia, tres de los países musulmanes más poblados, la opinión pública sobre los EE.UU y su imagen puede cambiar, de hecho, está cambiando, debido a la rápida e importante ayuda que facilita EE.UU en casos de desastre o para causas humanitarias (tsunamis, terremotos, programas de escolarización infantil, etc). Una generosa ayuda que pocas veces se ventila en los mass media, empeñados en destacar sólo aspectos controvertidos de la actuación de EE.UU. Pero que existe, está cifrada en miles de millones de dólares, y llega a millones de personas, mejorando sus vidas y llevando oportunidades que de otra manera jamás tendrían.
La clave para cambiar la opinión sobre la imagen de los EE.UU, es precisamente dar a conocer todas esas iniciativas, silenciadas la mayor parte de las veces, que proporcionan ayuda de todo tipo: económica, humanitaria, educativa, social, cultural, militar, técnica, científica, etc.
EE.UU puede ganarse los corazones de la gente como ya hiciera en otros momentos del pasado, con una ayuda directa a la gente en sus necesidades y prioridades. Pero es preciso gastar los miles de millones de dólares que ya se gastan, de forma inteligente, invertirlos en ayuda exterior útil, evitando la corrupción, y destinando los recursos a la gente que lo necesita, cubriendo las necesidades vitales que se plantean, y hacerlo en la forma adecuada para que EE.UU reciba la compensación que se merece por su esfuerzo en forma de imagen pública positiva.
Durante años, EE.UU no ha hecho gran cosa para cambiar esa percepción que hay del país en el mundo, en buena parte porque ha sido imposible debido a los esfuerzos en la Guerra contra el Terrorismo y la campaña anti Bush, que dilapidaban toda buena intención.
Hoy estamos ante una oportunidad única de cambiar la imagen de los EE.UU. El presidente electo Barack Obama tiene en sus manos esa posibilidad. El Demócrata sigue siendo una incógnita en muchos aspectos, pero si hay algo en lo que podrá trabajar y se cuantificará su éxito, es en la imagen pública de los EE.UU en el mundo.
Podría ser su gran aportación histórica. El tiempo lo dirá.
Los estudios y encuestas demuestran que las ayudas norteamericanas, influyen favorablemente en la opinión que la gente tiene sobre EE.UU. Una cuestión que no se está dando en la Guerra contra el Terrorismo, porque los beneficios en seguridad se han diluido al mantener controladas las amenazas. Por el contrario, la erosión de las libertades y derechos, hábilmente manipuladas por cierta prensa, han minado los esfuerzos y ampliado esa mala imagen del país.
Hay varios temas cruciales sobre los que la gente demanda ayuda norteamericana: crecimiento económico, educación, sanidad, tecnología, y avances científicos. El país tiene en esas áreas enormes oportunidades para mejorar la imagen internacional.
Y se deben aprovechar al máximo porque sigue siendo necesaria la intervención norteamericana en el plano militar, que provoca sentimientos encontrados, sobre todo cuando algunos medios se empeñan en manipular las informaciones. Es un hecho demostrado ampliamente que la Guerra contra el Terrorismo es impopular, aunque necesaria para salvaguardar nuestra seguridad, libertades y forma de vida; también lo es que la ayuda exterior norteamericana es muy popular y un recurso de enorme valor.
En saber manejar ambas con inteligencia, se encuentra la clave para mejorar sustancialmente la opinión y la percepción de la gente sobre EE.UU.
Es indudable que con Bush ganamos un liderazgo sólido y real en el mundo, y combatimos eficazmente a los terroristas. A Obama se le plantea mantener esa política eficaz, pero también, y no menos importante, recuperar la imagen pública del país en clave positiva. Para lograrlo hay que empezar por ligar esos esfuerzos de EE.UU en beneficio de todos. Y comunicarlo eficazmente.
Debemos conseguir que al preguntar a la gente quién puede hacer más por ellos y por sus naciones, la respuesta sea EE.UU, y no sus enemigos declarados.
¿Por qué? Porque sencillamente es así, es la realidad. No son revolucionarios, ni islamistas, ni socialistas revestidos de populismo, los que van a salvar el mundo y llevarlo por sendas de prosperidad y libertad. Es EE.UU. Lo ha sido siempre y lo es.
La imagen pública del país, a nivel internacional, debe ser positiva, acorde con sus esfuerzos y trabajo diario en favor de la libertad y el progreso. Ganarla es otro desafío por el que merece la pena luchar.