Jesús y los animales
Las lecciones y enseñanzas de Jesús de Nazareth también fueron sobre los animales, a los que demostró siempre un amor especial. En un documento que no aparece en la Biblia se pone esto de manifiesto. Son narraciones de evangelios perdidos sobre la vida de Jesús y su consideración a los animales.
Este evangelio es uno de los documentos cristianos más antiguo y completo, y está conservado en un monasterio budista del Tibet, donde fue escondido por miembros de la Comunidad de los Eseos para preservarlo de las manos de los falsificadores.
En este documento se puede leer acerca del amor de Jesús a los animales. Toda una lección que sigue vigente:
¡AY DE LOS CAZADORES!
6. Mientras Jesús caminaba con algunos discípulos, se encontró con un hombre que adiestraba perros de caza de otros animales. Y dijo al hombre: “¿Por qué haces esto?” Y el hombre contestó: “porque vivo de ello; pues, ¿qué utilidad tienen estos animales? Estos animales son débiles, en cambio los perros son fuertes”. Y Jesús le dijo: “te falta sabiduría y amor. He aquí que cada criatura que Dios ha creado tiene su sentido y finalidad. Y ¿quién puede decir que hay de bueno en ellas y qué utilidad tienen para ti o para la humanidad?”
7. “Y para tu sustento: ¡contempla los campos, cómo crecen y son fértiles, y los árboles que dan fruto y las hierbas! ¿Qué más quieres que lo que te da el honesto trabajo de tus manos? ¡Ay de los fuertes que hagan mal uso de su fuerza! ¡Ay del astuto que dañe las criaturas de Dios! ¡Ay de los cazadores!, pues ellos mismos serán cazados”.
8. Y el hombre quedó muy admirado y abandonó el adiestramiento de los perros para la caza y les enseñó a salvar la vida, mas no a destruirla. Y aceptó las enseñanzas de Jesús y se convirtió en discípulo Suyo. (Cap. 14)
JESÚS LIBERA A LOS ANIMALES
1. Aconteció un día, al terminar Jesús Su predicación, que en un lugar cerca de Tiberíades, donde hay siete fuentes, un joven trajo conejos vivos y palomas, para que Él los comiera con Sus discípulos.
2. Y Jesús miró al joven con amor y le dijo: “tienes buen corazón y Dios te iluminará, pero, ¿no sabes que Dios en el principio dio al hombre para alimento los frutos de la tierra y no por eso lo creó inferior al mono o al buey, al caballo o a la oveja, para que matara a las demás criaturas y consumiera su carne y su sangre?”
3. “Vosotros creéis que Moisés ordenó justificadamente que tales criaturas fuesen sacrificadas y comidas, y así hacéis en el templo; pero ved que hay aquí -y viene- alguien más grande que Moisés, para terminar con los sacrificios de carne de la Ley y los festines y para restaurar la ofrenda pura y el sacrificio incruento, como era al principio, es decir, los granos y los frutos de la tierra”.
5. “Poned, pues en libertad a estas criaturas, para que se alegren en Dios y no traigan culpa a los hombres”. El joven las liberó y Jesús rompió sus jaulas y sus cuerdas.
6. Sin embargo, he aquí que temían ser cautivadas de nuevo y no querían irse de su lado; pero Él les habló y les dijo que se fueran, y obedeciendo Sus palabras se marcharon llenas de alegría”. (Cap. 28)
LIBERACIÓN DE LOS PÁJAROS
7. Y un día el Niño Jesús fue a un lugar donde estaba colocada una trampa para pájaros, y algunos muchachos se encontraban allí. Y Jesús les dijo: “¿quiénes han puesto aquí esta red a las inocentes criaturas de Dios? He aquí que ellos serán de igual modo atrapados en una red”. Y vio doce gorriones, que estaban como muertos.
8. Y movió Sus manos sobre ellos y les dijo: “id y volad y, mientras viváis, acordaos de Mí”. Se levantaron y alzaron el vuelo ruidosamente. Los judíos que vieron esto, quedaron maravillados y lo contaron a los sacerdotes. (Cap. 6)
JESÚS SANA A UN CABALLO
1. Aconteció que el Señor salió de la cuidad, e iba por la montaña con Sus discípulos. Y llegaron a un monte de caminos muy escarpados. Allí encontraron a un hombre con un animal de carga.
2. El caballo se había desplomado a causa de la sobrecarga, y el hombre lo golpeaba hasta hacerle sangrar. Y Jesús se le acercó y le dijo: “tú, hijo de la crueldad, ¿por qué golpeas a tu animal? ¿No ves acaso que es demasiado débil para su carga, y no sabes que sufre?”
3. Pero el hombre respondió: “¿qué tienes que ver Tú con esto? Puedo golpear a mi animal cuanto me plazca; pues me pertenece y lo compré por una buena suma de dinero. Pregunta a los que están contigo, pues son de mi vecindario y lo saben”.
4. Y algunos de discípulos respondieron diciendo: “sí, Señor, es tal como dice; estábamos presentes mientras compraba el caballo” Y el Señor Respondió: “¿no veis acaso cómo sangra y no oís como gime y se lamenta?”, pero ellos respondieron diciendo: “¡no, Señor, no oímos que gima y se lamente!”
10. Y el señor se entristeció y dijo: “¡ay de vosotros, que por la insensibilidad de vuestro corazón no oís cómo se lamenta y clama piedad al Creador celestial, y tres veces ay de aquel contra el que clama y se lamenta en su tortura”
11. Se acercó y tocó al caballo, y el animal se levantó, y sus heridas estaban curadas. Dijo al hombre: “prosigue ahora tu camino y en adelante no lo golpees más, si es que también esperas hallar piedad”.
12. Y viendo a la muchedumbre que venía hacia Él, dijo Jesús a Sus discípulos: “por los enfermos estoy enfermo, por los hambrientos sufro hambre, por los sedientos sufro sed”.
13. Y dijo también: “he venido para terminar con los sacrificios y las fiestas de sangre. Si no cesáis de sacrificar y comer carne y sangre de animales, la ira de Dios no cesará de venir sobre vosotros, Tal como en el desierto vino sobre vuestros padres, los cuales, ávidos del disfrute de la carne, se llenaron de podredumbre y fueron destrozados por plagas”. (Cap. 21)
JESÚS AYUDA A UN CAMELLO
12. Iba Jesús hacia Jerusalén y se encontró con un camello, pesadamente cargado con madera. El camello no la podía arrastrar monte arriba, y el camellero le golpeaba y maltrataba cruelmente, pero no podía hacer avanzar el animal.
13. Y viéndolo Jesús, le dijo: “¿por qué pegas a tu hermano?” El hombre replicó: “no sabía que fuera mi hermano. ¿No es un animal de carga, hecho para servirme?”
14. Y Jesús dijo: “¿no ha creado el mismo Dios de igual sustancia a este animal y a tus hijos que te sirven?, y ¿no tenéis vosotros el mismo aliento de vida que todos habéis recibido de Dios?”
15. Y el hombre se maravilló mucho de estas palabras. Cesó de golpear al camello y lo liberó de una parte de su carga. Así el camello caminó monte arriba -precediéndole Jesús-, sin detenerse hasta el fin de ese día de viaje.
16. Reconoció el camello a Jesús, por sentir el amor de Dios en Él. Y el hombre quiso saber más sobre las enseñanzas, y Jesús le enseñó con gusto, haciéndose él discípulo suyo. (Cap. 31)
LOS ANIMALES SON NUESTROS HERMANOS
7. Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y tenía hambre y Le gemía. Él lo levantó, lo puso dentro de Su túnica, dejándolo reposar en Su pecho.
8. Y mientras pasaba por el pueblo, dio de comer y beber al gato, que comió y bebió y Le mostró su agradecimiento. Y Él lo dio a una de sus discípulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuidó de él.
9. Y algunos de entre la gente decían: “este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son sus hermanos y hermanas, para que los ame tanto?” Y Él les dijo: “en verdad, estos son vuestros hermanos y hermanas de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno”.
10. “Y quienquiera que se preocupe por uno de los miembros más pequeños de ellos, y le dé comer y beber cuando pase necesidades, Me está haciendo esto a Mí; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si Me lo hiciera a Mí: pues tal como hayáis hecho en esta vida, así será con vosotros en la vida venidera”. (Cap. 34)
LA CONVERSIÓN DEL CAZADOR DE PÁJAROS
1. Y yendo Jesús hacia Jericó, se encontró con un hombre con palomas jóvenes y una jaula llena de pájaros que había capturado. Y vio la aflicción de éstos por haber perdido su libertad, además de sufrir hambre y sed.
2. Y dijo al hombre: “¿qué haces con ellos?” Y el hombre respondió: “vivo de la venta de los pájaros que captura”.
3. Y Jesús le dijo: “¿qué pensarías si alguien más fuerte o más astuto que tú te atrapara y encadenara a ti, o tu mujer o a tus hijos, y te arrojara en prisión para venderte en su propio provecho y para ganarse con ello su sustento?
4. ¿No son estas criaturas tu prójimo, sólo que más débiles que tú? ¿Y no cuida el mismo Dios, Padre y Madre, de ellos, lo mismo que de ti? Deja en libertad a estos tus pequeños hermanos y hermanas y procura no hacer tal cosa nunca más, sino gana honradamente tu pan”.
5. Y se maravillaba el hombre de estas palabras y de Su poder, y dejó a los pájaros en libertad. Al verse libres volaron hacia Jesús y se posaron en Sus hombros y Le cantaban.
6. Y el hombre continuó preguntando acerca de Su enseñanza, y siguió su camino, aprendiendo el oficio de canastero. Con su trabajo ganó su pan y rompió sus jaulas y trampas y se hizo discípulo de Jesús. (Cap. 41)
Jesús y los perros
Mientras Jesús caminaba con algunos discípulos, se encontró con un hombre que adiestraba perros de caza de otros animales. Y dijo al hombre: “¿Por qué haces esto?” Y el hombre contestó: “porque vivo de ello; pues, ¿qué utilidad tienen estos animales? Estos animales son débiles, en cambio los perros son fuertes”. Y Jesús le dijo: “te falta sabiduría y amor. He aquí que cada criatura que Dios ha creado tiene su sentido y finalidad. Y ¿quién puede decir que hay de bueno en ellas y qué utilidad tienen para ti o para la humanidad?”
“Y para tu sustento: ¡contempla los campos, cómo crecen y son fértiles, y los árboles que dan fruto y las hierbas! ¿Qué más quieres que lo que te da el honesto trabajo de tus manos? ¡Ay de los fuertes que hagan mal uso de su fuerza! ¡Ay del astuto que dañe las criaturas de Dios! ¡Ay de los cazadores!, pues ellos mismos serán cazados”. Y el hombre quedó muy admirado y abandonó el adiestramiento de los perros para la caza y les enseñó a salvar la vida, más no a destruirla.
Jesús da de comer y beber a un gatito
Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y tenía hambre y le gemía. Él lo levantó, lo puso dentro de su túnica, dejándolo reposar en su pecho. Y mientras pasaba por el pueblo, dio de comer y beber al gato, que comió y bebió y le mostró su agradecimiento. Y Él lo dio a una de sus discípulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuidó de él. Y algunos de entre la gente decían: “este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son sus hermanos y hermanas, para que los ame tanto?” Y Él les dijo: “en verdad, estos son vuestros hermanos y hermanas de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno”. “Y quienquiera que se preocupe por uno de los miembros más pequeños de ellos, y le dé comer y beber cuando pase necesidades, me está haciendo esto a Mí; y quién intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si me lo hiciera a Mí: pues tal como hayáis hecho en esta vida, así será con vosotros en la vida venidera”.
Jesús libera a los conejos y palomas
Aconteció un día, al terminar Jesús su predicación, que en un lugar cerca de Tiberíades, donde hay siete fuentes, un joven trajo conejos vivos y palomas, para que Él los comiera con sus discípulos. Y Jesús miró al joven con amor y le dijo: “tienes buen corazón y Dios te iluminará, pero, ¿no sabes que Dios en el principio dio al hombre para alimento los frutos de la tierra y no por eso lo creó inferior al mono o al buey, al caballo o a la oveja, para que matara a las demás criaturas y consumiera su carne y su sangre?”. “Vosotros creéis que Moisés ordenó justificadamente que tales criaturas fuesen sacrificadas y comidas, y así hacéis en el templo; pero ved que hay aquí -y viene- alguien más grande que Moisés, para terminar con los sacrificios de carne de la Ley y los festines y para restaurar la ofrenda pura y el sacrificio incruento, como era al principio, es decir, los granos y los frutos de la tierra”. “Poned, pues en libertad a estas criaturas, para que se alegren en Dios y no traigan culpa a los hombres”. El joven las liberó y Jesús rompió sus jaulas y sus cuerdas. Sin embargo, he aquí que temían ser cautivadas de nuevo y no querían irse de su lado; pero Él les habló y les dijo que se fueran, y obedeciendo sus palabras se marcharon llenas de alegría”.
Liberación de los gorriones
Y un día el Niño Jesús fue a un lugar donde estaba colocada una trampa para pájaros, y algunos muchachos se encontraban allí. Y Jesús les dijo: “¿quiénes han puesto aquí esta red a las inocentes criaturas de Dios? He aquí que ellos serán de igual modo atrapados en una red”. Y vio doce gorriones, que estaban como muertos. Y movió sus manos sobre ellos y les dijo: “Id y volad y, mientras viváis, acordaos de Mí”. Se levantaron y alzaron el vuelo ruidosamente.
8. Y dijo también: “He venido para terminar con los sacrificios y las fiestas de sangre”
“Si no cesáis de sacrificar y comer carne y sangre de animales, la ira de Dios no cesará de venir sobre vosotros, tal como en el desierto vino sobre vuestros padres, los cuáles, ávidos del disfrute de la carne, se llenaron de podredumbre y fueron destrozados por plagas”.
(Extraído del libro “El Evangelio perdido”)