La amenaza Islamista
El imán Luqman Ameen Abdullah de la mezquita Mashid Al-Haqq, próxima a Detroit, conocido también como Christopher Thomas, de 53 años, fue abatido el pasado miércoles por agentes del FBI durante una operación policial que tuvo lugar en un almacén de Dearborn (Michigan). Era uno de los líderes del grupo Ummah o «la hermandad», integrado por radicales suníes, ex presidiarios convertidos al Islam cuando estaban en la cárcel, la mayoría afroamericanos y seguidores de la ideología de Al Qaeda; pretendían fundar un Estado islámico en Estados Unidos, gobernado por la ley de la Sharia, y planeaban cometer varios ataques terroristas.
La operación culminó con 11 personas arrestadas, de las cuales 6 han pasado a disposición federal. Otro de los tres miembros prófugos del grupo radical islamista, Mujahid Carswell, hijo del imán abatido, fue detenido en Windsor (Ontario), una ciudad situada frente a Detroit, pero del lado de la frontera con Canadá, sobre la orilla meridional del lago Michigan. Dos integrantes más, Yassir Ali Khan, de 30 años, y Mohammed Asahli, de 33, ambos ciudadanos canadienses, están siendo buscados.
El planeado Estado islámico sería controlado por el líder de Ummah, Jamil Abdullah Al-Amin, conocido como H. Rapp Brown, destacado integrante del Partido de los Panteras Negras, en la década de los 60, que cumple cadena perpetua en una prisión federal de Colorado por disparar a dos policías en Georgia en el año 2000, uno de los cuales murió.
Esta operación, que es la culminación de un trabajo de investigación de dos años, nos recuerda que la amenaza islamista sigue latente, que no podemos bajar la guardia, y que son numerosas las células y grupos que pretenden alcanzar sus objetivos en Estados Unidos. Como puso de relieve también la semana pasada la detención en Sudbury, a las afueras de Boston (Masachusetts) de Tarek Mehanna, de 27 años, acusado de planear ataques terroristas en centros comerciales en el interior del país y contra las tropas estadounidenses en Iraq, y que viajó a Oriente Próximo presuntamente para prepararse en campos de entrenamiento terroristas. Tarek Mehanna ya estuvo implicado en una trama que pretendía asesinar a líderes políticos y personajes destacados de Estados Unidos y otros países, entre los años 2001 y 2008.
La Administración Obama puede cambiar de nombre a la guerra contra el terrorismo islamista, en su afán por ocultar la realidad y darle otra cara, pero sigue siendo la misma, y continúa presente. Si estas noticias no le llegan al ciudadano con nitidez, es porque los medios no están haciendo bien su trabajo, o porque pretenden esconder en cierta manera una realidad preocupante que sigue ahí fuera.