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Convención de CITES

La próxima Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que tendrá lugar del 13 al 25 de marzo en Doha (Qatar), tratará el futuro de algunas de las especies más amenazadas del mundo, entre ellas el atún rojo, ocho especies de tiburones (cailón, mielga, tiburón oceánico de puntas blancas, tiburón martillo, tiburón arenero, tiburón trozo, tiburón martillo cruz y tiburón martillo gigante), y 31 especies de corales. 175 países deberán tomar medidas y llegar a acuerdos para preservar estas especies de una posible extinción.
A la cita se llega con el debate internacional que se ha abierto en torno a la prohibición completa del atún rojo del Atlántico, una propuesta lanzada por Mónaco y apoyada por diversas organizaciones, como la ONU y el grupo de conservación marina Oceana, y países como Estados Unidos, para incluir esta especie en el Apéndice I de la Convención, así como medidas de protección sobre las ocho especies de tiburones citadas y algunos corales, que serían recogidas en el Apéndice II de CITES.
Estados Unidos propone medidas de protección a estas especies de tiburón: cachona, martillo gigante y martillo liso, trozo, arenero y el conocido como tiburón oceánico. Suecia, en nombre de la Unión Europea, apadrina la protección del tiburón denominado marrajo sardinero y el tiburón espinoso, que es muy apreciado en Europa por los comercios de comidas rápidas que sirven los platos de pescado frito y patatas fritas.

Todas estas especies son explotadas también para la utilización de sus aletas en la conocida sopa de aletas de tiburón, que constituye un manjar en las mesas de muchos países, sobre todo en Japón y países asiáticos.
Las últimas investigaciones científicas han puesto de relieve que la población del atún rojo se ha reducido drásticamente en los últimos 40 años en más de un 80 por ciento, que es el límite en el que se considera que una especie está en peligro de extinción. Desapareció de las aguas de Noruega y de Brasil a causa de la pesca sin límites, y se ha reducido casi hasta la inexistencia en el Golfo de México. Si no se toman medidas, podrían correr la misma suerte en el Atlántico y el Mediterráneo. Los datos y los bancos de atunes supervivientes hablan por sí solos.
En las aguas del Atlántico oriental y en el Mediterráneo, la disminución entre 1957 y 2007 fue del 74,2 por ciento. La mayoría de la pérdida, un 60,9 por ciento, se concentró en los últimos años de ese período.

El atún rojo es una especie que puede alcanzar tres metros de longitud y más de 650 kilogramos de peso. Puede nadar a 40 kilómetros por hora, sumergirse a mil metros de profundidad, y se encuentra básicamente en el Atlántico Norte y en el Mediterráneo, aunque aún subsisten algunos también en el Golfo de México y en Florida.
Es un tema que afecta a países como España y Japón; el primero como principal exportador de esta especie y el segundo como principal consumidor. La postura de la Unión Europea y Japón serán determinantes para salvar la especie, ya que España, Francia, e Italia acaparan la mitad de las capturas permitidas en todo el mundo, y Japón importa el 80 por ciento de las capturas totales de atún rojo.
Esta variedad de atún es considerada un artículo de consumo de lujo, por lo que aquellos/as que lo consumen, de alto poder adquisitivo, pueden ser considerados directamente responsables del destino de la especie. No olvidemos que somos lo que hacemos y lo que consumimos.
No obstante, a la hora de debatir este tema, sería importante diferenciar entre la pesca industrial que realizan países como Japón, que sí esquilman los mares, y la pesca tradicional y artesanal que llevan a cabo flotas pesqueras como las de Cádiz en España, que tiene en la actividad de las almadrabas un sector milenario que podría convivir a largo plazo con la necesaria preservación de la especie en este momento mediante la limitación estratégica de capturas y evitando la pesca ilegal.
CITES también es partidario de implantar una prohibición global en la exportación del atún de aleta azul, otra especie en grave riesgo. La postura de Japón vuelve a ser fundamental, ya que lo emplea en el sushi y el sashimi. Una vez más la responsabilidad sobre lo que le suceda a esta especie la tendrán los países que se opongan a la prohibición, y aquellos consumidores en cualquier parte de mundo que cierran los ojos a la realidad y consumen estos productos.

Otra de las propuestas que se debatirán en la Convención del CITES es la que pondrá encima de la mesa Estados Unidos para imponer una prohibición al comercio internacional de osos polares, sus pieles, y productos derivados, debido a los riesgos que afronta esta especie como consecuencia de las agresiones contra sus hábitats en forma de contaminación y reducción de espacios, así como la caza incontrolada.
Unas 42 propuestas deberán ser debatidas y votadas en Doha durante la Convención, entre ellas la protección del oso polar, el rinoceronte, y el elefante. Precisamente siete países africanos se han aliado para solicitar la prohibición total de la comercialización del marfil de elefante, actualmente ya limitado pero que soporta una elevada caza ilegal, y para que se establezca una moratoria de veinte años para cualquier decisión que flexibilice esta política.

Asimismo, se examinará el caso de los rinocerontes, expuestos de nuevo a la extinción después de haber sido recuperados de esta amenaza con una campaña contra el comercio ilegal desarrollada entre 1980 y comienzos de la década de 1990.
El nuevo peligro para los rinocerontes proviene de Asia, en especial de Vietnam, donde en los últimos dos o tres años se ha incrementado la superstición de que los cuernos rallados del rinoceronte detienen el progreso del cáncer en los enfermos.
Para que se adopte una resolución son precisos dos tercios de los votos, por lo que el destino de numerosas especies dependerá de la decisión de los países asistentes.
CITES es un organismo con sede en Suiza, que busca el consenso sobre la regulación del comercio de especies y tiene como objetivo conservar y gestionar de forma sostenible 34 mil tipos de animales y plantas en todo el mundo. En sus 35 años de existencia, ha permitido proteger algunas especies que se encontraban al borde de la extinción y sin cuyo amparo ya no existirían.
Cada dos o tres años se reúne la Convención de CITES para revisar las normas que regulan el comercio internacional de vida silvestre; este año coincide con la celebración del Año Internacional de la Biodiversidad.
La gran amenaza sobre las especies en riesgo de extinción en la actualidad, ya sean plantas o animales, no son causas naturales sino que proceden directamente de los comportamientos humanos: las modas en abrigos de piel y complementos, las supersticiones de algunos pueblos, como el chino, el vietnamita, o el japonés, los caprichos gastronómicos, y los planes de expansión urbana incontrolada de quienes pueden derrochar el dinero pero carecen de responsabilidad ecológica.
Así, el auge de las supersticiones en Asia está golpeando especialmente a especies como el tigre o el rinoceronte, al atribuir propiedades medicinales a productos derivados de ellos, o el irracional apetito de Japón y de las altas esferas sociales de Occidente, que está diezmando la población de atún rojo y azul, o la explotación de yacimientos de petróleo y gas en Rusia, que está talando los bosques de Siberia y el Cáucaso.
A estos fenómenos hay que añadir la caza furtiva, el comercio ilegal de especies y el crimen organizado internacional que opera en estos ámbitos, y que están contribuyendo a la reducción de especies y la destrucción de hábitats, llevándolos a la extinción, alterando profundamente numerosos ecosistemas y el equilibrio ecológico mundial.
Según datos de la FAO, el 52 por ciento de las existencias de peces marinos o de grupos de especies se encuentran bajo una explotación plena, mientras que un 19 por ciento están sobreexplotadas, y un nueve por ciento agotadas o recuperándose del agotamiento al que se les ha llevado.
Frenar este panorama de devastación natural es un reto inaplazable para CITES en la próxima Convención.




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