Cisne Negro – Black Swan
Uno de los alicientes de las buenas películas, que no el único, es asistir a la capacidad interpretativa de los actores y actrices para meterse en la piel de sus personajes de forma creíble y abordar desafíos más allá de las dotes de interpretación, al recrear cualidades artísticas.
Es el caso de Natalie Portman en “Black Swan” (“Cisne Negro”), ya estrenada en Estados Unidos y que llegará a las salas españolas el 18 de febrero. Es muy destacable su encarnación de la bailarina de ballet clásico, que recupera para el cine un género especialmente estético y de gran belleza artística. De la mano del coreógrafo Benjamin Millpeid, a quien conoció en el rodaje y de quien Natalie espera un hijo, la actriz realiza una brillante interpretación, que le ha valido estar entre las candidatas al Oscar.
La película es un thriller psicológico dirigido por Darren Aronofsky, nominada a los Oscar y favorita para los premios Spirit de cine independiente, los Golden Globe y los Critics’s Choice Awards, que nos cuenta la historia de Nina (Natalie Portman), bailarina de una compañía de ballet en la ciudad de Nueva York, cuya vida gira en torno a la danza. Ella vive con su madre Erica (Barbara Hershey), bailarina retirada, que apoya sus pretensiones profesionales. Cuando el director artístico Thomas Leroy (Vincent Cassel) decide sustituir a la primera bailarina Beth MacIntyre (Winona Ryder) para la producción que abre la próxima temporada, «El lago de los Cisnes», Nina se convierte en su primera opción. Pero ella tiene la competencia de una nueva bailarina, Lily (Kunis), que también impresiona a Leroy.
«El Lago de los Cisnes», un clásico de la danza, tal y como la ha coreografiado Leroy, requiere una bailarina que pueda interpretar tanto al Cisne Blanco, con la inocencia y la gracia, y el Cisne Negro, que representa la astucia y la sensualidad. Nina responde al primer rol, pero Lily recrea el segundo a la perfección. Mientras las dos bailarinas mantienen una amistad y una rivalidad turbulenta, Nina comienza a deslizarse en su personalidad más oscura con una imprudencia que amenaza con destruirla.
Un filme perturbador, con una atmósfera inquietante, que se ve con atracción. Por supuesto para los amantes de la danza clásica es un punto a tener en cuenta, con escenas muy logradas y una calidad técnica y artística que se agradece. Una buena banda sonora a cargo de Clint Mansell, convincentes actuaciones y excelentes coreografías, amén de una dirección original, componen una película muy recomendable.