Los planes de Osama Bin Laden
La tormenta mediática ha amainado, como sucede siempre, y noticias más frívolas de sociedad o de la crisis económica acaparan las portadas de prensa y TV. Afortunadamente, los servicios de Inteligencia estadounidenses siguen analizando y desmenuzando los discos duros y pen drives incautados en los ordenadores de Osama Bin Laden, así como el resto de documentación, que incluye su testamento ideológico y las órdenes a la red Al Qaeda.
Todo ello se encuentra en manos de la CIA, el National Counterterrorism Center y la National Security Agency, y ya ha permitido encontrar interesantes datos, como la lista con la red de operadores de Al Qaeda, las instrucciones de cómo deben comunicarse entre ellos una vez muerto Bin Laden, así como los planes de la organización y algunas de sus prioridades de ejecución. Otro de los datos que se incluye en la documentación, el sucesor de Bin Laden, el egipcio Ayman al Zawahiri, se ha confirmado recientemente, al igual que los nombres y la jerarquía de los distintos responsables de Al Qaeda tras la muerte de su líder.
El tesoro documental incautado en la operación de Abbottabad incluye instrucciones y planes operativos para las células dormidas en Estados Unidos y Europa, así como algunas de las identidades de sus máximos responsables por seudónimo y otros detalles reveladores.
En las instrucciones que se detallan para un escenario tras la muerte de Bin Laden, destacan las orientadas hacia grupos de Oriente Medio, el Golfo Pérsico, Europa, Estados Unidos y los grupos operativos independientes que utilizan la marca Al Qaeda o sus argumentos ideológicos, con especial énfasis en las redes telemáticas, Internet y foros. Se concede especial relevancia a los individuos que actúan por libre, al amparo de la propaganda islamista, lo que supone un foco de riesgos aún imprevisible.
Esto por sí solo indica el grado de preparación de la organización terrorista para un escenario sin Osama Bin Laden, pero con campañas de terrorismo activas. Uno de los datos más escalofriantes, por sus implicaciones, es el reconocimiento de células durmientes activas en centros urbanos, muchos de ellos occidentales, que podrían actuar inmediatamente y provocar ataques terroristas.
Estas informaciones están detrás de muchas de las operaciones contra Al Qaeda y sus grupos afines que Estados Unidos está llevando a cabo directamente o por mediación de aliados en terceros países, y continuarán en la base de otras muchas en el inmediato futuro, que nos permitirán seguir golpeando a Al Qaeda con dureza y desmantelando sus estructuras y comandos para siempre. Porque no cabe otra estrategia que la eliminación total de estos grupos e individuos que solo buscan provocar daños y muerte.
Precisamente la muerte de Osama Bin Laden fue un importante triunfo en la guerra contra el terrorismo, pero la documentación e información obtenida se coloca a la par y es una victoria a largo plazo que servirá la inteligencia estadounidense bien servida. Por supuesto que hay infinidad de datos que no es posible revelar públicamente en estos momentos, pero también están en la base de que mantengamos un nivel de alerta elevado y de que no bajemos la guardia.
Los planes de Osama Bin Laden y los ataques terroristas de Al Qaeda no han terminado, aunque la guerra contra el terrorismo haya situado a la organización en un punto de debilidad crítico. Mal haríamos en relajarnos y muy bien en rematar a los que aún acechan a las sociedades libres.