La revista de literatura Punto de Libro, una publicación meritoria que informa y reseña con objetividad acerca de todo tipo de libros, sin prejuicios y con un criterio independiente, siempre buscando potenciar la lectura, ha publicado una reseña sobre “El agente protegido” que ha sabido captar lo que implica narrativamente fusionar novela western y thriller de acción, y que bien merece su reproducción aquí:

Reseña de Punto de Libro:

Si en la anterior reseña hablá­bamos de la vida del pionero en los ranchos de Montana, «El agente protegido» nos lleva, curiosamente, al mismo escenario, pero un siglo después. La novela de James Nava se desa­rrolla en los majestuosos paisajes de este estado, y en sus ranchos, unos ranchos modernizados, abiertos a nuevas formas de supervivencia, como el turismo, pero manteniendo la esencia del ranchero americano.
Pero «El agente protegido» no es una bucólica novela sobre la placentera vida en las montañas de Montana, porque el argumento es el de un auténtico thriller, una novela en la que hay acción, amenazas, muerte y peligro constante. David Crow es un agente de la CIA que ha participado en misiones en el ex­tranjero contra Al Qaeda. Eso ha provocado la ira de los fundamentalistas, y ahora pesa una fetua sobre David y algunos de sus compañeros. Precisamente para ocultarse del grupo terrorista que intenta asesi­narle, David se instala en una cabaña en las montañas y consigue un trabajo en un rancho. Su tapadera, por desgracia, no tarda en ser descubierta por sus enemi­gos. En ese momento solo quedan dos alternativas: huir o hacer frente al grupo terrorista. Pero David ha encontrado en Montana un tipo de vida que le gusta y, sobre todo, una mujer a la que quiere. Así que junto con otros miembros de la CIA, decide dar la vuelta al plan, y actuar él mismo como cebo para intentar loca­lizar y neutralizar el comando terrorista que va tras él.

Ya hemos dicho que «El agente protegido» es un auténtico thriller, pero tiene ciertas características que lo hacen diferente. Su ritmo no es tan agotador como el de otras novelas del género. El autor, gran amante de la naturaleza, la fauna y, sobre todo, los lobos, aprovecha el escenario en el que se desarrolla la novela para permitir al lector espacios de contem­plación, de exaltación de la vida en las montañas, de convivencia estrecha con la naturaleza, y del modo de vida del cowboy. Es, en cierta manera, un home­naje a un estilo de vida y unos ideales que, aunque se hayan evolucionado con el tiempo, intentan perdurar y mantener sus valores de respeto al medio natural.
Eso sí, como novela de acción, es inevitable que a partir de un cierto punto -sobre la mitad de la nove­la- los hechos se sucedan cada vez más rápido, con mayor emoción. En esa segunda mitad de «El agente protegido», los terroristas y sus víctimas son los pro­tagonistas absolutos, y el ritmo de la novela obliga a leer sin pausas ni tiempo para recuperar el alien­to. Los lectores aficionados al thriller encontrarán en «El agente protegido» -y también en obras anteriores del autor, como «Lobo Gris»- una visión diferente del género, donde queda espacio para la exaltación de la naturaleza, de la vida animal y hasta del amor.