De todos los asuntos internacionales en los que Estados Unidos está actualmente implicado, y son unos cuantos de enorme trascendencia, el de Siria es el que está centrando ahora mismo una gran atención y movilización de efectivos muy selecionados.
Desde hace meses centramos los esfuerzos en tareas de inteligencia y labores diplomáticas, además de apoyo a la resistencia siria, a los que se está asesorando activamente y ayudando en lo posible. Uno de los objetivos de la inteligencia estadounidense es cohesionar esas fuerzas de la resistencia y armar una alternativa democrática creíble y sólida para una transición de régimen, pero también la identificación de elementos próximos a Al Qaeda que pueden estar entre las filas de los rebeldes.

La contribución de Estados Unidos está permitiendo en las últimas semanas ayudar en la mejora de la organización política de la resistencia democrática y su organización militar, pasos imprescindibles para el éxito en la guerra civil que soporta el país sirio bajo el régimen de terror de Bashar al Assad, que ya dura más de 18 meses.
Las operaciones de inteligencia que se están llevando a cabo, tanto por parte de la CIA como de otras agencias, están ayudando de forma sustancial a la organización de la resistencia siria, su análisis y la mejora de las posibilidades de un triunfo militar. Todo ello es imprescindible para que Siria por fin pueda dejar atrás la dictadura de Bashar al Assad y pasar a un régimen democrático.

Para la inteligencia y las fuerzas especiales norteamericanas, las operaciones en Siria son en este momento uno de los puntos calientes de actividad donde la información y la rapidez de reacción se mide en cientos y miles de vidas humanas. Más que nunca la esperanza democrática siria está en la resistencia y en la inteligencia americana.